La sonda de la NASA proyectó rocas espaciales y creó nuevos obstáculos en misiones para desviar asteroides

La misión DART de la NASA desvió un asteroide en 2022, pero liberó un torrente de rocas espaciales con trayectorias impredecibles, lo que ahora obliga a los astrónomos a repensar las estrategias de defensa planetaria.

Campo de asteroides
Los fragmentos de Dimorphos deberían haber sido arrojados al azar, pero formaron dos grupos rocosos distintos con trayectorias impredecibles. Imagen: Pixabay

En septiembre de 2022, la NASA lanzó una misión espacial no tripulada al espacio, programada para colisionar con Dimorphos, una roca colosal, de 160 metros de diámetro, que orbita otro asteroide, Didymos, de 800 metros de ancho.

La prueba de redirección de doble asteroide (DART) fue el primer experimento para probar un método para desviar un asteroide, y el resultado fue una operación doblemente exitosa.

Con esta misión se demostró no sólo que era posible pilotar una nave espacial a distancia, sino también impactar un objetivo con un impacto lo suficientemente potente como para desviar la órbita de un asteroide.

Casi tres años después del éxito de esta operación, investigadores de la Universidad de Maryland en EE. UU. revelaron algo que nadie esperaba.

Nuevos obstáculos para futuras misiones

Los fragmentos de Dimorphos expulsados durante la explosión deberían haber sido arrojados de forma aleatoria, como es habitual. Sin embargo, formaron dos cúmulos rocosos distintos, lo que plantea nuevos obstáculos para futuras misiones.

DART al final
La ilustración muestra la sonda espacial DART de la NASA antes del impacto con el sistema binario de asteroides Didymos. Imagen: NASA/Johns Hopkins APL/Steve Gribben

Investigaciones anteriores ya habían concluido que la colisión de DART creó un cráter en la superficie de Dimorphos, lanzando más de 900 toneladas de escombros al espacio.

El equipo estadounidense de astrónomos ha descubierto ahora que, aunque la misión confirmó que los "objetos cinéticos" pueden efectivamente redirigir un asteroide, los fragmentos expulsados generaron fuerzas en trayectorias inesperadas.

Esta dinámica impredecible y hasta ahora desconocida puede plantear nuevos desafíos para la planificación de estrategias de defensa planetaria.

Los hallazgos, publicados en el Planetary Science Journal, sugieren que la redirección de asteroides es, después de todo, un proceso mucho más complejo de lo que se creía originalmente.

Nuestro estudio demuestra que, si bien el impacto directo de la sonda DART desvió eficazmente la trayectoria del asteroide, las rocas expulsadas provocaron un impulso tan fuerte que ahora es necesario evaluar cómo este desarrollo podría socavar el conocimiento adquirido en este campo.
Tony Farnham, autor principal del estudio.

Utilizando imágenes tomadas por LICIACube, una pequeña sonda espacial italiana, que observó las consecuencias del impacto de DART, los astrónomos rastrearon 104 rocas, cuyo diámetro oscilaba entre 0,2 y 3,6 metros, mientras se alejaban de Dimorphos a velocidades de hasta 52 metros por segundo (187 km/h).

Dos clústeres con rutas distintas

A partir del análisis de estas fotografías, fue posible determinar la ubicación tridimensional y la velocidad de las rocas lanzadas durante la colisión con la sonda DART.

El grupo más grande de rocas, que contiene aproximadamente el 70% de los objetos rastreados, fue proyectado hacia el sur desde el asteroide, a altas velocidades y en ángulos poco profundos hacia la superficie.

El equipo cree que estas rocas probablemente provienen de bloques más grandes de Dimorphos destruidos por los paneles solares de la nave espacial DART poco antes de que el cuerpo principal de la nave impactara la superficie del asteroide.

El segundo cúmulo parece haberse formado por las rocas desprendidas por el impacto directo de DART . En este caso, las rocas fueron proyectadas en una trayectoria mayormente perpendicular a la de la sonda, lo que provocó una inclinación del plano orbital de Dimorphos de hasta un grado.

Cada sutileza cuenta para el éxito de la operación.

Este doble cúmulo no es irrelevante, argumentan los investigadores. El fenómeno deberá tenerse en cuenta al planificar futuras misiones, especialmente para eventos reales que impliquen riesgo de colisión con la Tierra.

Sutilezas como estas pueden parecer insignificantes, pero cuentan mucho.

Por ello, los astrónomos estadounidenses advierten de la importancia de incluir todas las variables que permitan determinar la distancia específica o la fuerza de impacto en una operación de defensa planetaria contra colisiones de meteoritos.

fragmentos de asteroides
Las imágenes, obtenidas por la sonda LICIACube, muestran los fragmentos de Dimorphos proyectados tras la colisión con la sonda de la NASA. Foto: DART/NASA y LICIACube

El trabajo para comprender el impacto de los bloques de roca será especialmente importante para orientar los resultados de la misión de la Agencia Espacial Europea. La sonda, llamada Hera, se lanzó en octubre de 2024 y se espera que llegue al sistema Didymos-Dimorphos en diciembre de 2026 para evaluar las consecuencias de la prueba de impacto DART.

Referencias de la noticia

La misión DART de la NASA, Universidad de Maryland, desvió un asteroide, pero desató una nube de rocas espaciales . SciTechDaily

Tony L. Farnham, Jessica M. Sunshine, Masatoshi Hirabayashi, Carolyn M. Ernst, R. Terik Daly, Harrison F. Agrusa, Olivier S. Barnouin, Jian-Yang Li, Kathryn M. Kumamoto, Megan Bruck Syal. Rocas de alta velocidad y el campo de escombros en los eyectados de DART . The Planetary Science Journal