La administración de vacunas por ultrasonido y sin agujas podría ser el futuro de la enfermería

El uso de técnicas menos invasivas para el paciente es uno de los objetivos del futuro de los cuidados de la salud, en un momento en el que los desafíos en este ámbito son cada vez mayores.

medico realizando una ecogradia a un paciente
La obtención de imágenes mediante el uso de ultrasonidos ya es una técnica utilizada, por ejemplo, en ecografías.

Después de que la población mundial atravesó una pandemia, donde la importancia de la vacunación fue enorme para contener el número de víctimas mortales, se sabe que una parte importante de la población tiene miedo a las agujas.

Ya sea para análisis de sangre o para recibir algún tipo de tratamiento, se estima que más de una cuarta parte de los adultos y un tercio de los niños en los Estados Unidos admiten tener terror a las agujas.

Se espera que la aplicación de este tipo de técnicas resulte en un conjunto de vacunas más eficientes, a menor coste y con el menor riesgo posible de efectos secundarios.

No todas las vacunas se administran mediante inyección, pero en términos de salud pública, sigue existiendo una amplia gama de vacunas que sólo pueden administrarse con éxito mediante este método. Pero esta situación puede estar a punto de cambiar, ya que se han presentado resultados de un estudio reciente que tiene como objetivo reemplazar las agujas por ultrasonido.

Este método, mucho menos invasivo e indoloro, está siendo investigado por un candidato a doctor del Instituto de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Oxford y fue presentado en el evento Acoustics 2023 Sydney, que se desarrolló en esa ciudad australiana en los primeros días de diciembre.

Principales fundamentos de esta técnica

Según el autor de este estudio, este método depende de un efecto acústico llamado cavitación, que consiste en la formación y estallido de “burbujas” en respuesta a una onda sonora. Así, “las explosiones concentradas de energía mecánica producidas por estas explosiones se utilizan de tres maneras diferentes”.

La ecografía utiliza ondas sonoras de alta frecuencia (ultrasonido) para producir imágenes de órganos internos y otros tejidos.

Por un lado, la cavitación ayuda a crear un camino entre las células muertas de la piel, permitiendo el paso de las moléculas de la vacuna. Luego actúa como una bomba que impulsa las moléculas en dicho pasaje. Finalmente, ayudará a abrir las membranas que rodean las células, ya que algunos tipos de vacunas deben penetrar las células para ser efectivas.

Las pruebas realizadas en pacientes vivos obtuvieron resultados alentadores: por un lado, se administraron alrededor de 700 veces menos moléculas de vacuna en comparación con la inyección tradicional, pero el uso de la cavitación permitió producir una respuesta inmunológica mayor. Obviamente hay conciencia de que este método es experimental y conlleva una serie de riesgos y efectos secundarios que deben tenerse en cuenta.

En primer lugar, es posible identificar como principal efecto secundario del uso de la cavitación la exposición prolongada a los ultrasonidos, que pueden dañar tejidos y células. La mayoría de los estudios relacionados con este tema buscan el umbral de seguridad en términos de tiempo de exposición durante la administración de una vacuna mediante ultrasonido.

Las vacunas de ADN son las más difíciles de administrar mediante métodos tradicionales, pero mediante la cavitación se puede aumentar significativamente su eficacia. Se espera que la aplicación de este tipo de técnicas dé como resultado un conjunto de vacunas más eficientes, a menor coste y con el menor riesgo posible de efectos secundarios.

Referencia de la noticia:
Dunn-Lawless, Darcy. Investigation of spatio-temporal inertial cavitation activity for optimization of needle-free ultrasound-enhanced vaccine delivery. Universidad de Oxford, Reino Unido (2023).