¿Qué hace atractiva las zonas sísmicas para que las personas las habiten?

En el recién pasado mes de febrero ocurrió uno de los terremotos más grandes de la historia reciente de Turquía y del mundo, que tiró la vida de miles de personas. ¿Por qué las personas habitan zonas propensas a terremotos?

Desastre natural
El impacto de dos sismos ha motivado varias interrogantes sobre la calidad de las construcciones en Turquía, un país que se asienta sobre varias fallas geológicas.

El 06 de febrero de 2023, una gran área de Turquía y Siria fue afectada por una serie de sismos, que fueron sentidos mucho más allá de las fronteras de ambos países. El epicentro se ubicó a 34 kilómetros al este de la ciudad de Gaziantep, en el sur de Turquía, cercana a la unión tectónica triple Mara.

El primer terremoto tuvo una magnitud de 7,8 (en la escala de magnitud de momento sísmico). Este primer movimiento fue seguido por una serie de temblores secundarios, algunos de ellos muy fuertes. En los días siguientes, el USGS registró varios sismos con fuerza superior a 4 en las cercanías del epicentro.

El número de muertos superó la marca de los 35.000, según indicaban los medios internacionales, y el número de heridos y desaparecidos es incontable. Los esfuerzos de alivio son dificultados por conflictos en la zona, réplicas, mal tiempo invernal, edificios inestables y una gran inseguridad.

¿Por qué habitar zonas sísmicas?

Según comenta la geóloga y cientista Kathelijne Bonne en un artículo publicado en la Gondwanatalks, a lo largo de la historia las personas siempre han vivido en lugares propensos a terremotos, producto de las ventajas naturales que estos sitios entregan, principalmente en lo que respecta a la enorme variedad de paisajes y recursos.

En las regiones tectónicamente activas existe un precario equilibrio entre prosperidad y bonanza por un lado, y la devastación y miseria por el otro.

Geográficamente, las zonas sísmicas forman un mosaico de valles y planicies montañosas alargadas en las que se depositan sedimentos fluviales fértiles. El agua corrientes es predominante; el espacio para los campos y sistemas de riego, los suelos fértiles y una serie de recursos las hacen atractivas para el poblamiento.

Las zonas sísmicas son geológicamente complejas, encontrándose un vasto tipo de rocas: caliza, arenisca, roca volcánica y plutónica, entre otras, transformando al subsuelo rico en minerales, los que, disueltos, son absorbidos por las raíces de las plantaciones, generando buenos rendimientos agrícolas.

Zonas de relieve accidentado

En las montañas, la precipitación es siempre abundante. La cubierta de nieve permite la acumulación y reserva de agua para el riego de los cultivos durante todo el año. Los ríos transbordan y dejan una capa de lodo que enriquece los campos.

El relieve ofrece muchas oportunidades para la transhumancia del ganado, que transita entre regiones de pastoreo más altas o bajas, dependiendo de las estaciones del año. Además, existen grandes ventajas estratégicas.

Las zonas montañosas proporcionan buenos escondites y puntos de ventaja, así como también rutas de escape, comercio y migración. Las grandes ciudades han crecido a partir de puestos de comercio en las principales rutas comerciales.

"Terremotos, erupciones volcánicas, aluviones de tierra, tsunamis e inundaciones han sido un flagelo constante, y en más de una ocasión han derrumbado ciudades estado y civilizaciones completas", según indica Bonne.

Las catástrofes naturales afectan más duramente a la población pobre, y en el caso de los terremotos, no tiene relación con la naturaleza de la catástrofe, sino con la infraestructura deficiente y con gobiernos indiferentes.

En el caso de Turquía, los ingenieros confirman que muchas de las edificaciones de la década de 1990 están mal construidos, muchas veces de manera ilegal, y que la manipulación de los permisos de construcción es abundante.

Sismo en Turquía y Siria
Los terremotos crearon una falla de 70 a 80 metros en la península de Anatolia, que movió el suelo hasta 10 metros en dirección al Mar Egeo. La nueva falla originó un segundo sismo. Fuente: Observador.

Aún así, las regulaciones de construcción se volvieron más rigurosas, especialmente luego del gran terremoto de Izmir, en 2010. Las construcciones deben ser resistentes a terremotos, y la preparación para enfrentar los sismos debe ser reforzada, así como también deben implementarse procedimientos de evacuación rápidos y eficientes.