FASat: la historia de los satélites chilenos que nos miran desde el espacio

El cielo ya no es el límite para Chile. Desde hace tres décadas, el programa espacial FASat – la serie de satélites de observación terrestre de Chile – ha llevado el nombre del país más allá de la atmósfera.

Lo que comenzó como una aventura tecnológica de la Fuerza Aérea de Chile hoy se traduce en una valiosa herramienta para observar el territorio, monitorear desastres naturales y apoyar la investigación científica.

Un viaje que comenzó en los noventa

A mediados de los años 90, Chile dio su primer gran paso hacia el espacio. En 1995, la Fuerza Aérea lanzó su primer satélite, el FASat-Alfa, con el objetivo de probar tecnologías de comunicación y observación. Aunque la misión no logró separarse correctamente de su vehículo lanzador, marcó el inicio de una ambición que no se detendría.

Tres años más tarde llegaría el FASat-Bravo, que sí logró operar durante un tiempo y permitió recopilar valiosa información técnica para futuros proyectos.

Pero fue con el FASat-Charlie, lanzado en 2011, cuando el país entró de lleno en la era de la observación terrestre. Este satélite, también conocido como Sistema Satelital de Observación Terrestre (SSOT), permitió capturar imágenes de alta resolución del territorio chileno, desde glaciares hasta ciudades costeras.

Y el paso más reciente se dio en 2023 con el FASat-Delta, lanzado desde Estados Unidos a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX. Con él, Chile consolidó su presencia en el espacio y se sumó a la nueva generación de satélites nacionales del Sistema Nacional Satelital (SNSat).

Satélites que miran y ayudan desde el espacio

Los satélites FASat no solo son un orgullo tecnológico, sino una herramienta práctica que beneficia directamente al país.

El FASat-Delta posee cámaras capaces de observar la superficie terrestre con gran detalle, permitiendo analizar cambios en el paisaje, el avance del desierto, la cobertura vegetal o el impacto de fenómenos meteorológicos. También colabora en el seguimiento de glaciares, la planificación urbana y la gestión de emergencias.

En palabras simples: estos satélites ayudan a “ver Chile desde arriba” y a reaccionar mejor frente a los desafíos naturales que el país enfrenta cada año.

Además, la información que recopilan se comparte con universidades, instituciones públicas y centros de investigación, fomentando la ciencia y la innovación nacional.

El futuro: una constelación chilena en el espacio

El camino no termina con el FASat-Delta. Chile trabaja ahora en construir una constelación de satélites nacionales, que operará en red para ofrecer información en tiempo casi real.

Este plan forma parte del Sistema Nacional Satelital, una estrategia que busca fortalecer la soberanía espacial, crear capacidades tecnológicas propias y abrir nuevas oportunidades para la educación, la defensa y el desarrollo sostenible.

Aún hay desafíos: formar más especialistas, modernizar las estaciones terrestres y garantizar la continuidad del programa. Pero lo cierto es que el país ha logrado posicionarse entre las naciones sudamericanas con presencia activa en el espacio. Y con cada lanzamiento, Chile amplía su mirada sobre la Tierra… desde las estrellas.

Referencias de la nota

Ministerio de Defensa: Nuevo satélite chileno fue lanzado exitosamente al espacio

Universidad de Talca: Fasat Alpha y Bravo