Urano no es tan frío como se creía: la NASA estuvo equivocada desde 1986, revela nuevo estudio

Durante décadas se creyó que Urano era un planeta frío e inactivo. Sin embargo, nuevos análisis revelan que aún conserva calor interno, lo que cambia por completo lo que sabíamos sobre su evolución y refuerza el interés por explorarlo nuevamente.

Representación artística de Urano.
Representación artística de Urano: nuevos hallazgos revelan que el planeta aún conserva calor interno, desafiando décadas de suposiciones científicas.

Durante casi 40 años se creyó que Urano era el planeta más frío del Sistema Solar, sin actividad interna ni fuente de calor propia. Pero una nueva investigación científica acaba de cambiar por completo esa visión: Urano sí conserva calor de su formación, y los datos originales de la sonda Voyager 2, malinterpretados en 1986, habían llevado a conclusiones erróneas.

Urano pasó décadas bajo la etiqueta de planeta frío e inerte, pero en realidad esconde un corazón cálido que aún late bajo sus nubes de metano.

Este descubrimiento, publicado en la revista Geophysical Research Letters por un equipo de la Universidad de Houston, sugiere que la NASA estuvo equivocada desde 1986, cuando la Voyager 2 fue la única misión que pasó cerca del planeta. Hoy, con modelos computacionales avanzados y décadas de observación acumulada, los científicos han logrado ver a Urano con otros ojos.

La clave está en el calor que aún emite

Los investigadores, liderados por Xinyue Wang, demostraron que Urano emite un 12,5 % más energía de la que recibe del Sol, lo que confirma que aún está liberando calor interno.

El hallazgo resuelve un misterio que desconcertaba a la comunidad científica desde los años 80: ¿por qué Urano parecía no comportarse como el resto de los gigantes gaseosos?

Aunque esta cifra es menor en comparación con planetas como Júpiter o Neptuno, es suficiente para considerar que Urano posee un núcleo activo, y no es solo una esfera helada flotando en el espacio.

"Esto significa que todavía pierde calor sobrante de su historia temprana", señaló Wang. “Es una pieza clave que ayuda a entender su origen y cómo ha cambiado con el tiempo”.

La explicación puede estar en la peculiaridad de Urano. Su inclinación axial extrema (casi 98°) hace que prácticamente ruede sobre su órbita, con estaciones que duran cerca de 20 años. Los investigadores encontraron que la energía que emite varía con las estaciones, lo que refuerza la idea de que tiene un sistema térmico activo.

Además, su historia de formación podría ser diferente. Quizás sufrió un impacto colosal que alteró su núcleo o modificó su estructura interna, haciéndolo distinto a sus hermanos planetarios.

¿Una misión a Urano en camino?

Este nuevo enfoque no solo resuelve dudas del pasado, sino que refuerza el llamado a enviar una misión dedicada a Urano, algo que científicos vienen proponiendo desde hace años. La Academia Nacional de Ciencias de EE. UU. ya lo tiene como prioridad para el periodo 2023–2032, y este descubrimiento podría acelerar ese plan.

Hasta ahora, solo la Voyager 2 ha visitado Urano, y lo hizo brevemente en 1986. Si se confirma su actividad interna, su dinámica atmosférica compleja y su posible núcleo activo, Urano podría convertirse en una de las grandes sorpresas del sistema solar… y en el próximo gran destino para la exploración espacial.

Referencia de la noticia

-Universidad de Houston. Investigadores de la UH ayudan a resolver el misterio del calor de Urano.

-El Confidencial. Revisan los datos de Urano recogidos por la Voyager 2 y descubren que la NASA llevaba equivocada desde 1986.