A medida que aumenta la crisis climática, también deberían hacerlo las regulaciones que rigen la geoingeniería

La crisis climática ha llevado a la invención de diferentes mecanismos para intentar frenar el calentamiento global. Sin embargo, sin una regulación adecuada, estos experimentos podrían hacer más daño que bien.

Geoingeniería
Los experimentos de geoingeniería ayudan a encontrar posibles formas de frenar o detener el calentamiento global, pero no está tan ampliamente regulados como debería.

A lo largo de los años, se han realizado experimentos para intentar frenar o incluso detener el calentamiento global; estos incluyen inyectar agua salada en las nubes y colocar vidrio sobre el hielo polar. Ahora, la modificación de la radiación solar (MRS), podría ser una solución seria a la crisis climática. Sin embargo, estos experimentos plantean riesgos a escala planetaria y debemos proceder con precaución.

¿Está esto realmente permitido?

La modificación de la radiación solar es el proceso de reflejar la luz solar de regreso al espacio para enfriar el planeta. Harvard, la Universidad de Washington y la Universidad de Oxford en el Reino Unido están a punto de realizar experimentos MRS al aire libre. Estas instituciones han pausado su trabajo para reconsiderar los riesgos científicos y políticos.

El Ice911, más tarde llamado Arctic Ice Project, es una iniciativa privada que desde 2017 ha esparcido esferas de vidrio para reflejar la luz solar en 17.500 metros cuadrados. Esto provocó protestas de los nativos de Alaska. La dispersión total de esferas de vidrio abarcaría 100.000 kilómetros cuadrados del Ártico, aproximadamente el tamaño del estado de Kentucky, en los Estados Unidos.

Una startup respaldada por Silicon Valley empezó a lanzar globos que liberaban dióxido de azufre, pero ¿es legal? Afirman que sí, diciendo que han estado en contacto con el FBI, la FAA y la NOAA, todos los cuales están al tanto de sus actividades.

Experimentos como estos plantean un riesgo planetario y violan las leyes internacionales si no se comunican claramente de antemano. La Convención de Viena de 1985, que protege las zonas atmosféricas superiores, es un ejemplo de estas leyes internacionales.

¿Vale la pena el riesgo?

Dos evaluaciones publicadas el año pasado destacaron los peligros asociados con la desviación de la luz solar. El informe One Atmosphere 2023 del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente afirmó que “el despliegue de MRS a gran escala está plagado de incertidumbres científicas”.

La Evaluación Científica del Agotamiento del Ozono de la Organización Meteorológica Mundial encontró que “la inyección de azufre en la estratosfera podría reducir algunos de los impactos del calentamiento global, no puede restaurar las condiciones climáticas pasadas y muy probablemente causaría consecuencias no deseadas, incluidos cambios en las concentraciones de ozono atmosférico”.

Estos experimentos tienen implicaciones legales. La radiación solar no puede ser contenida en el aire sobre el país de donde proviene. También se cree que la pulverización de azufre en la estratosfera desde territorio estadounidense no está cubierta por el derecho internacional, lo cual es incorrecto. Estados Unidos y todos los demás países son parte del Convenio de Viena sobre la Protección de la Capa de Ozono y del Protocolo de Montreal. Esto obliga a los países a cooperar en la investigación relacionada con la capa de ozono. Por tanto, MRS viola esta obligación.

Regulaciones con alcance

Es esencial reiniciar la Convención de Viena para regular la investigación de MRS. También se necesitan regulaciones a nivel nacional, especialmente ahora que el apoyo gubernamental a la MRS está aumentando, aunque los experimentos actuales son pequeños. Estas regulaciones son necesarias antes de que se cruce sin previo aviso la línea entre geoingeniería e investigación.

Sin estas regulaciones, los impactos potenciales incluyen la degradación de la capa de ozono y cambios repentinos en el clima global, que afectarían a poblaciones de todo el mundo. El salto de la modificación climática al MRS está cerca.

China planea someter alrededor de 5,5 millones de kilómetros cuadrados de su territorio a un programa de modificación del clima para 2025. Australia está inyectando agua salada en las nubes sobre la Gran Barrera de Coral para evitar daños mayores. Con experimentos como estos en aumento, ahora es más importante que nunca regular la experimentación al aire libre.