El ayuno intermitente bajo escrutinio: un estudio innovador cuestiona su eficacia y confirma los riesgos para la salud

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ayuno intermitente
El ayuno intermitente se ha convertido en la tendencia alimentaria de la década.

Las investigaciones sugieren que prolongar el ayuno nocturno puede mejorar el metabolismo, favorecer la reparación celular e incluso prolongar la vida. Sin embargo, los nutricionistas llevan tiempo advirtiendo que saltarse comidas no es una solución mágica y puede ser arriesgado para personas con enfermedades subyacentes.

El ayuno intermitente concentra la alimentación en un breve periodo diario, generalmente de ocho horas, dejando un intervalo de 16 horas entre comidas. Otras dietas con restricción de tiempo, como el plan 5:2, limitan las calorías en días específicos en lugar de horas. Ahora, el primer estudio a gran escala de este tipo plantea una advertencia más seria.

Investigadores, que analizaron datos de más de 19.000 adultos, descubrieron que quienes restringen su alimentación a menos de ocho horas al día tienen un riesgo 135% mayor de morir por enfermedades cardiovasculares (problemas cardíacos y vasculares) que quienes comen durante más de 12 a 14 horas.

¿Es el ayuno intermitente una buena opción?

El vínculo con la mortalidad general (muertes por cualquier causa) fue más débil y más inconsistente, pero el riesgo cardiovascular persistió en todos los grupos de edad, sexos y estilos de vida, incluso después de pruebas rigurosas.

ataque cardiaco
Aquellos que restringen su alimentación a menos de ocho horas diarias enfrentan un riesgo 135% mayor de morir por enfermedad cardiovascular.

Los autores enfatizan que el estudio no demuestra una relación causal. Sin embargo, esta señal es lo suficientemente impactante como para cuestionar la idea de que el ayuno es una vía segura para una mejor salud.

Investigadores dieron seguimiento a adultos estadounidenses durante ocho años. Para comprender sus hábitos alimenticios, se les pidió a los participantes, en dos días separados (con unas dos semanas de diferencia), que recordaran todo lo que habían comido y bebido. A partir de estos "registros de alimentación", los científicos calcularon el intervalo de alimentación promedio de cada persona y lo consideraron representativo de su rutina a largo plazo.

Un ayuno más prolongado conlleva un mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular

Quienes comieron dentro de un intervalo de ocho horas se enfrentaron a un mayor riesgo de morir por enfermedad cardiovascular que quienes distribuyeron sus comidas a lo largo de 12 a 14 horas, concluyó el estudio.

Encontraron que el riesgo cardiovascular elevado era constante en todos los grupos socioeconómicos y más fuerte entre fumadores y personas con diabetes o enfermedades cardíacas preexistentes, lo que sugiere que deben ser especialmente cautelosos con intervalos de alimentación estrechos y a largo plazo. La asociación se mantuvo incluso después de ajustar por la calidad de la dieta, la frecuencia de comidas y refrigerios, y otros factores del estilo de vida.

¿Cómo debemos interpretar el hallazgo de que las muertes por enfermedades cardíacas aumentan tan drásticamente, pero las muertes en general no?

La dieta es uno de los principales factores que conducen a la diabetes y las enfermedades cardíacas, por lo que una asociación con una mayor mortalidad cardiovascular no es inesperada, afirmó Victor Wenze Zhong, autor principal del estudio.

"El hallazgo inesperado es que mantener una ventana de alimentación corta, de menos de ocho horas, a lo largo de los años se asoció con un mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular".

Prof. Zhong, epidemiólogo de la Faculdad de Medicina da Universidade Jiao Tong de Xangai (China).

Esto contradice la creencia popular —respaldada por estudios a corto plazo que duran solo unos meses o un año— de que la alimentación restringida en el tiempo mejora la salud cardíaca y metabólica.

En un editorial complementario en la misma revista, Anoop Misra, un reconocido endocrinólogo, analiza las promesas y los inconvenientes del ayuno intermitente. En el lado positivo, afirma que varios ensayos y análisis sugieren que el ayuno intermitente puede promover la pérdida de peso, mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la presión arterial y mejorar los perfiles lipídicos, con cierta evidencia de beneficios antiinflamatorios.

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Si bien esta práctica alimentaria tiene varias ventajas, es posible que las desventajas no hagan que el esfuerzo valga la pena.

También puede ayudar a las personas a controlar el azúcar en sangre sin un conteo estricto de calorías, se adapta fácilmente a las prácticas de ayuno culturales o religiosas y es fácil de seguir.

"Sin embargo, las posibles desventajas incluyen deficiencias nutricionales, aumento del colesterol, hambre excesiva, irritabilidad, dolores de cabeza y menor adherencia con el tiempo", afirma el profesor Misra.

Esta no es la primera vez que se cuestiona el ayuno intermitente

Un riguroso estudio de tres meses, publicado en JAMA Internal Medicine en 2020, reveló que los participantes solo perdieron una pequeña cantidad de peso, gran parte del cual podría provenir de la masa muscular. Otro estudio indicó que el ayuno intermitente puede producir efectos secundarios como debilidad, hambre, deshidratación, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse.

El nuevo estudio, señala el profesor Misra, añade una advertencia más preocupante: una posible relación con un mayor riesgo cardiovascular, al menos en ciertos grupos.

Las personas con enfermedades cardíacas o diabetes deben ser cautelosas al adoptar una ventana de alimentación de ocho horas. Los resultados apuntan a la necesidad de un asesoramiento dietético “personalizado”, basado en el estado de salud y la evidencia cambiante.

Referencias de la noticia

Meng Chen, Lan Xu, Linda Van Horn, JoAnn E. Manson, Katherine L. Tucker, Xihao Du, Nannan Feng, Shuang Rong, Victor W. Zhong. Association of eating duration less than 8 h with all-cause, cardiovascular, and cancer mortality. Diabetes & Metabolic Syndrome: Clinical Research & Reviews (2025).