El misterio arqueológico descubierto en el Amazonas
Urnas funerarias milenarias revelan prácticas indígenas sofisticadas y refuerzan el papel de las comunidades locales en la preservación del patrimonio arqueológico de la selva. El descubrimiento cambia la perspectiva sobre la ocupación de la llanura aluvial amazónica.

Un árbol caído fue el punto de partida de uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la historia reciente de la Amazonía. A principios de 2025, habitantes de la comunidad de São Lázaro do Arumandubinha, en la región de Solimões Medio, encontraron dos grandes vasijas de cerámica bajo las raíces expuestas. El pescador Walfredo Cerqueira intuyó la importancia del hallazgo y contactó al sacerdote local, quien a su vez se comunicó con el Instituto Mamirauá en Tefé (AM).
Tras largos viajes en barco, canoa y a pie a través de la densa selva, el equipo de arqueólogos llegó al sitio y comenzó las excavaciones en el yacimiento del Lago do Cochila en Fonte Boa (AM). El resultado superó todas las expectativas: se descubrieron siete urnas funerarias, algunas con un peso de hasta 350 kilogramos, enterradas a unos 40 centímetros de profundidad.
Los análisis iniciales revelaron fragmentos de huesos humanos, peces y tortugas dentro de las urnas, evidencia de rituales que combinaban el entierro y la ofrenda de alimentos. Para los investigadores, esta es una evidencia excepcional de las prácticas funerarias y espirituales de los pueblos indígenas que habitaban la región antes de la llegada de los europeos.
Ingeniería indígena y vida en islas artificiales
El sitio arqueológico forma parte de un conjunto de islas artificiales construidas por antiguos pueblos amazónicos en zonas propensas a inundaciones. Según el arqueólogo Márcio Amaral, estas estructuras se construyeron con tierra y fragmentos de cerámica, elevando el terreno para proporcionar vivienda y espacios para actividades sociales incluso durante las crecidas.

“Es una sofisticada muestra de ingeniería indígena, que demuestra un dominio del territorio y una significativa densidad de población en el pasado”, explica Amaral. Las urnas, probablemente enterradas bajo antiguas viviendas, refuerzan la idea de que las llanuras aluviales amazónicas estuvieron habitadas de forma permanente, y no solo como zonas de tránsito.
Las grandes cerámicas, sin tapas aparentes, podrían haber sido selladas con materiales orgánicos ya descompuestos. El uso de arcilla verdosa y engobes rojos apunta a una tradición cerámica aún desconocida, distinta de las ya catalogadas en la Amazonía.
Ciencia y tradición: una arqueología desde dentro
El trabajo se caracterizó por una intensa colaboración entre investigadores y residentes locales. Los miembros de la comunidad participaron en la excavación, la construcción de las estructuras de madera suspendidas y el transporte de las urnas, una operación que requirió días de navegación y un cuidado extremo. “Utilizamos film plástico, yeso, plástico de burbujas y soportes de madera. Nada fue casual: cada detalle fue planeado”, describe la arqueóloga Geórgea Layla Holanda.
Las urnas aún se analizan en el laboratorio del Instituto Mamirauá. El equipo sigue buscando financiamiento para realizar la datación por carbono-14, que podría revelar si el material tiene 500, 1000 o incluso 3000 años. Independientemente de la edad exacta, el hallazgo ya está transformando nuestra comprensión de la antigua Amazonía: un territorio de conocimiento, tecnología y espiritualidad que perdura en manos de sus herederos directos.
Referencias de la noticia
BBC Brasil. O mistério arqueológico descoberto na Amazônia. 2025
Instituto Mamirauá. Urnas funerárias milenares são descobertas no Amazonas e revelam práticas indígenas ancestrais. 2025