Estudio chileno-francés descubre metales pesados en santuario natural de la Península de Hualpén
La investigación constata presencia de manganeso y cadmio en suelos del santuario natural, alertando sobre riesgos ecológicos y la necesidad de monitoreo.

Entre el bosque esclerófilo y la bruma marina, la Península de Hualpén parece resistir el paso del tiempo. Pero bajo esa vegetación costera, la tierra guarda un secreto menos visible: rastros de metales pesados que alertan a la ciencia.
Un equipo de la Universidad de Concepción (UdeC), junto a investigadores de la Universidad de Nantes (Francia), analizó los suelos de este santuario natural protegido desde 1976.
Los resultados confirmaron lo que muchos temían: la cercanía con el parque industrial habría dejado una huella química que hoy amenaza la salud de un ecosistema clave para la biodiversidad costera del Biobío.
Donde el bosque respira, el metal deja su rastro
Todo suelo cuenta una historia. En Hualpén, esa historia empieza con raíces nativas y termina con trazas metálicas.
“Para manganeso, muchos sitios contienen más de mil partes por millón, y algunos casi tres mil”, explicó el investigador Fabián Plaza, del Magíster en Microbiología UdeC.
Fabián Plaza, investigador del Magíster en Microbiología UdeC.
Según explican en un comunicado de la UdeC, las concentraciones más altas se registraron cerca del parque industrial y de zonas pobladas, mientras que los suelos del bosque nativo mostraron una salud microbiológica más equilibrada, con una comunidad bacteriana diversa y activa.
También hay vida en el suelo
Bajo la hojarasca, una “tropa” diminuta sostiene la vida del bosque. Son las bacterias, hongos y microorganismos que reciclan nutrientes, fijan nitrógeno y transforman materia orgánica en fertilidad. Pero su equilibrio depende de la pureza del entorno.
Mauricio Schoebitz, académico de la Facultad de Agronomía UdeC.
Los análisis del equipo mostraron que las zonas más naturales del santuario —cubiertas por bosque nativo— mantienen mejor actividad microbiana y mayor contenido de materia orgánica.
Distinto fue lo que vieron en los sectores más expuestos a la contaminación industrial, donde encontraron una reducción en la vitalidad del suelo, una señal que la ciencia interpreta como pérdida de funcionalidad ecológica.
La huella que no se ve y que se debe monitorear para conservar
La contaminación por metales pesados no deja humo ni espuma visible. Se acumula lentamente y se esconde en las capas del suelo, afectando organismos que no vemos, pero de los que depende todo lo que crece sobre la superficie.
Al respecto, la Directora General Adjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha declarado que “el potencial de los suelos para hacer frente a la contaminación es limitado; la prevención de la contaminación del suelo debe ser una prioridad máxima en todo el mundo”.
El Santuario de la Península de Hualpén sigue en pie, con su belleza intacta a la vista. Pero su suelo, ahora, cuenta una historia más compleja. El equipo sugiere mantener monitoreos permanentes y ampliar el estudio a otros contaminantes.
Comprender cómo interactúan la urbanización, la industria y la vegetación nativa en esta y otras zonas protegidas es clave para evitar que los daños sean irreversibles.
Referencias de la noticia
Jeannette Valenzuela Mella. (2025). Proyecto internacional de la UdeC revela contaminación de suelos por metales pesados en Santuario Península de Hualpén. Publicado en Noticias UdeC.
Deyi Hou et al. (2025). Global soil pollution by toxic metals threatens agriculture and human health. Science
FAO. (2018). Report sounds alarm on soil pollution. Publicado en la sección de noticias del sitio web de la Institución.