Conoce el museo flotante que te lleva al corazón de la historia naval chilena
Una réplica a escala real de La Esmeralda convierte la emblemática corbeta en un museo interactivo, donde el pasado cobra vida entre cañones, velas y relatos de héroes

En el puerto de Iquique, donde las olas cuentan historias de gloria y resistencia, reposa una embarcación que no navega, pero emociona. No es un barco cualquiera, es la réplica exacta de la corbeta Esmeralda, el mismo buque donde el capitán Arturo Prat se lanzó al abordaje en 1879.
Hoy, más de un siglo después, esta joya patrimonial permite a los visitantes recorrer sus cubiertas como si estuvieran a minutos de librar el Combate Naval de Iquique. El Museo Corbeta Esmeralda honra la historia y la revive con una fidelidad que asombra.
Cada rincón, cada cabo, cada cañón ha sido reconstruido en base a investigaciones históricas, fotografías antiguas y relatos de la época, transformando este proyecto en uno de los más ambiciosos de conservación marítima del país.
Una reconstrucción sin planos ni certezas
Construir una réplica de un buque del siglo XIX sin contar con planos originales fue una odisea en sí misma. No existe un diseño completo del navío, ni registros detallados de sus modificaciones.
La reconstrucción requirió precisión histórica y mucha creatividad. Por ejemplo, algunos espacios interiores no eran accesibles para el público en su forma original, por lo que se adaptaron sin alterar su espíritu. Las cofas, que eran plataformas sin protección, fueron modificadas por seguridad, al igual que los accesos a ciertos compartimentos.
Subir a bordo: un viaje inmersivo al siglo XIX
Pisar la cubierta principal es retroceder 144 años. La cubierta de cañones —el área más icónica— fue replicada al detalle, incluyendo piezas de artillería idénticas a las que se usaron el 21 de mayo de 1879.
Más abajo, en el entrepuente, se representan escenas de la vida cotidiana de los marineros: desde las mesas de rancho listas para la comida, hasta los coyes colgados listos para dormir.

En cada nivel, paneles informativos y audiovisuales complementan la experiencia, ayudando a los visitantes a entender cómo vivía la tripulación y cómo operaba una corbeta de guerra en plena Guerra del Pacífico.
Aun así, la atmósfera es tan vívida que basta con cerrar los ojos para imaginar el crujido de la madera y las voces de mando sobrecubierta.
Símbolo anclado en Iquique
Más allá de su valor histórico, el Museo Corbeta Esmeralda se ha transformado en un símbolo de identidad local.
Desde entonces, ha recibido a miles de visitantes de Chile y el extranjero, convirtiéndose en uno de los principales atractivos culturales del norte del país.
La corbeta que hoy flota inmóvil en el puerto no va al combate, pero sigue conquistando corazones.
Convertida en museo, la Esmeralda ya no recorre el océano, pero navega por el tiempo. Y como todo buen viaje, deja en quienes la visitan una huella que resiste al olvido, como el eco de un disparo en alta mar.
Referencias de la noticia
- Museo Corbeta Esmeralda. (2011). Museo Corbeta Esmeralda: A diez años de su inauguración. Publicado en la web del museo.