Orugas comehojas: 3 remedios naturales para mantenerlas alejadas
Las orugas suelen ser huéspedes indeseables en huertos y jardines, pero es importante distinguir las especies beneficiosas de las dañinas para evitar dañar la biodiversidad. Aquí te explicamos cómo mantenerlas alejadas de tus plantas con tres remedios naturales sencillos y respetuosos con el medio ambiente.

El término “oruga” se refiere comúnmente a las formas juveniles de varios insectos, especialmente aquellos que pertenecen al orden Lepidoptera, que incluye mariposas y polillas.
En esta etapa de su vida, el animal está equipado con un aparato bucal masticador particularmente eficiente, capaz de consumir rápidamente grandes cantidades de tejido vegetal. La voracidad de la oruga tiene una razón específica: en tan solo unas semanas, debe acumular suficiente energía y nutrientes para experimentar la metamorfosis, un proceso complejo que la llevará a su forma adulta.
Es precisamente esta intensa necesidad de nutrición la que la convierte en ocasiones en un huésped no deseado en huertos y jardines, donde puede comprometer la salud y la estética de muchas plantas.
Orugas "buenas" y orugas "malas"
No todas las orugas son iguales, ni deben considerarse exclusivamente "enemigas" de los cultivos. Muchas de ellas se convertirán en mariposas o polillas, útiles para la polinización y la biodiversidad, contribuyendo así al equilibrio de los ecosistemas. Proteger estas especies también implica salvaguardar una red de interacciones que promueve la salud ambiental.
Sin embargo, algunas orugas pertenecen a especies invasoras o son especialmente dañinas para las plantas ornamentales y agrícolas. En estos casos, puede ser necesario controlar o eliminar individuos para evitar daños graves. Por lo tanto, distinguir entre especies beneficiosas y dañinas es el primer paso para adoptar estrategias de gestión específicas y sostenibles.
Entre las especies que es importante proteger están:
Mariposa cola de golondrina ( Papilio machaon ), amante de las umbelíferas como el hinojo y la zanahoria silvestre.

Col verde blanca (Pieris napi) y col blanca grande (Pieris brassicae), emparentadas con las hortalizas crucíferas.
Esfinge estrellada (Macroglossum stellatarum), conocida por su actividad diurna y que se asemeja a un pequeño colibrí en vuelo.
La esfinge convolvulus ( Agrius convolvuli ), un gran depredador de néctar nocturno.
Gusano de seda (Bombyx mori), criado por el hombre durante milenios, ahora raro en la naturaleza.
Saturnia pyri, la mariposa europea más grande, inofensiva para los humanos y fascinante por su tamaño.
Sin embargo, otras especies pueden representar una grave amenaza para huertos, jardines o bosques; en estos casos, es recomendable tomar medidas más drásticas y eliminar el insecto localmente. A continuación, se presentan algunos ejemplos:
- Mariposa del geranio (Cacyreus marshalli), que excava túneles en los tallos y brotes.
- Gusano de la hoja del tomate (Helicoverpa armigera), larva voraz que ataca a plantas solanáceas como tomates, pimientos y berenjenas.
- Polilla de la col (Plutella xylostella), una plaga de las verduras crucíferas.
- Procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), peligrosa para las coníferas e irritante para el ser humano y los animales domésticos.

- Minador de las hojas del boj (Cydalima perspectalis), capaz de deshojar completamente los setos de boj.
- Escarabajos de la manzana (Synanthedon myopaeformis), que dañan las frutas de pepita excavando en las ramas.
El encanto de la metamorfosis
A pesar de los daños que pueden causar, las orugas son protagonistas de uno de los fenómenos más extraordinarios del mundo natural: la metamorfosis.
En pocas semanas, el cuerpo del insecto sufre transformaciones radicales, pasando de un organismo enteramente dedicado a la alimentación a una criatura alada, a menudo dotada de colores y formas sorprendentes.
En el interior de la crisálida, los tejidos y órganos se reorganizan por completo, en un proceso que permanece invisible a los ojos, pero que representa una auténtica obra maestra de la ingeniería biológica.
El conocimiento de esta transformación puede inspirar respeto y asombro, fomentando la adopción de prácticas de manejo destinadas a eliminar el insecto beneficioso sin comprometer su vida, a pesar del daño que pueda causar.
¿Por qué son tan dañinos?
La oruga tiene un aparato bucal masticador robusto, capaz de desgarrar y triturar fácilmente el tejido vegetal. Dependiendo de la especie, puede alimentarse tanto de la parte tierna de las hojas como de los brotes y flores.
En condiciones favorables y en presencia de un elevado número de individuos, los daños pueden hacerse evidentes rápidamente: hojas esqueletizadas, bordes roídos, flores comprometidas y, en los casos más graves, pérdida completa de la parte verde de la planta. Un ataque prolongado debilita la planta, reduciendo su capacidad fotosintética y aumentando su vulnerabilidad a las enfermedades y al estrés ambiental.
Las plantas más afectadas
Muchas especies de orugas prefieren las hojas y los brotes tiernos, que son más fáciles de masticar y más ricos en nutrientes. Por ello, suelen atacar plantas de jardín como la lechuga, la col y la acelga, así como plantas ornamentales como rosas, geranios y plantas aromáticas.
Algunas especies tienen preferencias marcadas: la col blanca (Pieris brassicae), por ejemplo, se alimenta de plantas de la familia de las crucíferas; la oruga de la mariposa del geranio (Cacyreus marshalli ) prefiere exclusivamente el tejido de geranio.
Sin embargo, otras especies son menos selectivas y se alimentan de una amplia gama de plantas, incluidas las silvestres. Conocer la planta huésped puede ser útil para identificar con mayor precisión el tipo de oruga y adoptar el remedio más adecuado.
Cómo mantenerlos alejados de las plantas de forma respetuosa
Proteger las plantas sin dañar a las orugas es posible adoptando estrategias sencillas que respeten la planta, el animal y el medio ambiente:
- Plantas trampa: Cultive plantas especialmente atractivas, como capuchinas o coles ornamentales, en una zona designada del jardín o huerto. Estas plantas atraerán a las orugas, reduciendo la presión sobre las hortalizas o plantas ornamentales más valiosas.
- Retirada manual: La inspección periódica de las plantas, seguida de la recolección manual de las orugas, permite trasladarlas a plantas trampa o áreas verdes donde pueden completar su ciclo de vida sin dañar otras plantas.
- Infusión repelente de ajo y ají: Prepare una solución natural remojando ajo y chile picados en agua y cuélelos. Rociarlo sobre las hojas hace que la planta sea menos atractiva debido a su intenso sabor y aroma, pero no daña al insecto.
La aplicación de estos métodos, solos o en combinación, ayuda a limitar los daños causados por la presencia de orugas, respetando al mismo tiempo el papel ecológico de estas criaturas.