Casi cuarenta mil árboles nativos devuelven la vida al bosque de Santa Olga tras los incendios de 2017

Durante dos años, un equipo conformado por académicos, estudiantes, una fundación y los vecinos, trabajaron juntos en un proyecto para plantar miles de árboles. El objetivo fue mitigar el impacto negativo de los incendios forestales en el medio ambiente.

Hasta hoy, en Pantanillos, se han realizado reforestaciones con Quillay, Hualo, plantaciones de Pino y especies nativas de quebradas. U. de Chile.

La Estación Experimental Pantanillos de la Universidad de Chile en Santa Olga de la región del Maule, anteriormente un hogar de más de 300 hectáreas de bosque nativo y plantaciones forestales, fue destruida por los incendios de 2017.

Sin embargo, gracias al trabajo colaborativo de académicos y estudiantes de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, la Fundación Reforestemos y los vecinos de Santa Olga, se ha logrado una gran variedad de vegetación que ha renacido.

Este proyecto fue financiado por el Fondo de Protección Ambiental (FPA) del Ministerio de Medio Ambiente, con el objetivo de mitigar el impacto negativo de los incendios forestales en el medio ambiente y el cambio climático.

Durante casi dos años, se plantaron más de 38.000 árboles nativos y se realizaron actividades de voluntariado y educación ambiental para las juntas de vecinos y las escuelas cercanas.

"Establecemos vegetación para poder capturar carbono del ambiente y atenuar en cierta medida los efectos de estos incendios y el daño que hicieron al medio ambiente", señala el académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la U de Chile, Roberto Garfias.

Cuidemos nuestros bosques de los incendios forestales

La naturaleza tiene una asombrosa capacidad para regenerarse, pero esta tiene sus límites. Los incendios forestales en Chile han sido cada vez más recurrentes y cada vez más grandes en tamaño, intensidad, cantidad de calor que generan y cantidad de energía, lo que hace que peligre la continuidad de los bosques y no se puedan recuperar.

Álvaro Promis, académico de la U de Chile que también participó del proyecto, explica que cuando un bosque se quema y luego se vuelve a quemar en pocos años, pierde su legado biológico y por ende la capacidad de responder.

Un árbol nativo como los de la zona del Maule no va a producir semillas hasta en 20 o 30 años más, entonces si se quema algo y se vuelve a quemar en 10 años, no alcanza a producir semillas.

Otra amenaza para la recuperación del bosque nativo tras incendios, es la presencia de plantaciones forestales de especies exóticas como pino y eucalipto, que se logran regenerar mucho más fácil que las especies nativas luego de incendios, invadiendo los espacios que quedaban para recolonizar con bosque nativo.

El incendio de 2017 afectó a un total de 518.174 ha. entre las regiones de Coquimbo a la Araucanía, concentrándose el 90,2% entre las regiones de O'Higgins (17%), el Maule (54,1%) y BíoBío (19,1%). U.de Chile.

Otra buena noticia es que el trabajo de reforestación realizado en la zona no solo restauró el bosque nativo existente, sino que convirtió algunas zonas que antes eran plantaciones forestales, en más bosque nativo.