El regreso de una práctica ancestral en Japón: ¡el fertilizante de origen humano!

Fertilizante de origen humano: se trata de la asombrosa práctica implementada por ciertos agricultores japoneses para fertilizar sus campos. Un producto económico y ecológico, ¡ya utilizado por nuestros antepasados!

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Esta forma de abono de origen humano es mucho más respetuosa con el medio ambiente que los fertilizantes químicos que contienen contaminantes eternos.

Es una práctica asombrosa, pero eficaz, económica y ecológica: ¡fertilizar tus campos con abonos de origen humano! Esta práctica ancestral ahora es utilizada nuevamente por los agricultores de Japón. ¿En qué consiste este método? ¿Es una esperanza real ante el uso masivo de fertilizantes y pesticidas químicos?

¡10 veces más barato que el fertilizante químico!

Este fertilizante de origen humano se elabora a partir de tres fuentes: residuos orgánicos (como restos vegetales), lodos y aguas residuales (presentes en las plantas de tratamiento) y excrementos humanos (sí, aunque pueda sonar repugnate). Por tanto, esta técnica permite producir compost, ¡y también electricidad!

Los desechos humanos se transportan en camiones cisterna a plantas de tratamiento, mientras que el resto del fertilizante es fermentado por bacterias en grandes tanques. Fue un granjero japonés, en una granja de Yokosuka, cerca de Tokio, quien actualizó esta técnica, a pesar de la oposición de los vecinos que se quejaban del olor.

Este tipo de fertilizante es mucho más respetuoso con el medio ambiente que los fertilizantes químicos porque, a diferencia de ellos, no contiene contaminantes cancerígenos eternos presentes en el aire, el agua y el suelo. Este método permitiría reducir a la mitad el uso de fertilizantes químicos, pero también reduciría el uso de pesticidas. Por último, además de todas estas ventajas, el abono de origen humano, que no requiere importación, también es 10 veces más barato que el abono químico: ¡sólo 1 euro los 15 kilos!

¿Un 40% de fertilizantes de origen humano en 2030?

Esta práctica está cada vez más extendida en Japón, sobre todo desde las tensiones inflacionarias vinculadas a la guerra en Ucrania. Justo después del inicio del conflicto, las ventas de fertilizantes sintéticos aumentaron un 160% en este país. Esta puede ser una solución para hacer frente a los crecientes precios de la energía, los productos agrícolas y los fertilizantes químicos, en particular el nitrógeno (a menudo suministrado por Ucrania y Rusia, el mayor exportador de fertilizantes del mundo).

Sin embargo, como se dijo anteriormente, ¡es una práctica ancestral! Conocido como "shimogoe" —literalmente "fertilizante de las nalgas"—, este uso de excrementos humanos se registró durante el período Edo, de 1603 a 1867. A principios del siglo XVIII, se producían así 500.000 toneladas de fertilizantes cada año en el capital de Japón.

Aprovechando esta crisis de precios agrícolas y este tenso contexto internacional, el gobierno japonés está animando ahora a todos los agricultores del país a utilizar fertilizantes de origen humano, con un objetivo incluso cuantificado: que en 2030 represente el equivalente al 40% de los fertilizantes utilizados en Japón (una duplicación en 6 años).