El ruido humano tiene implicaciones para las aves recién nacidas

Se ha abierto un nuevo capítulo sobre los impactos que las actividades humanas pueden tener en el desarrollo de algunas especies, en este caso, las aves. La contaminación sonora puede ser perjudicial para la comunicación de los polluelos.

grupo de polluelos den el nido
Los pájaros recién nacidos “gritan” pidiendo comida, algo que en zonas con ruidos muy fuertes puede resultar difícil de escuchar para sus progenitores.

La contaminación acústica es un problema común en las ciudades, pero no es exclusivo de ellas. Este problema es cada vez más común también en las zonas rurales, principalmente debido a la continua ampliación de la red de carreteras y autopistas. En las zonas urbanas, algunas personas ya ni siquiera notan el ruido constante, pero se sabe que está teniendo graves consecuencias para determinadas especies de aves, en distintas etapas de su vida.

Un estudio realizado por científicos de la Universidad Deakin, en Australia, demostró que la contaminación acústica no sólo afecta a los pinzones cebra adultos, sino que también condiciona a sus embriones, provocando discapacidades que perduran durante toda la vida de estas pequeñas aves. Si ya estaba claro que el ruido excesivo dificulta la reproducción de las aves, ya que dificulta la comunicación entre padres y polluelos, este estudio demuestra que los efectos se sienten directamente en los huevos, en los embriones.

El pinzón común (fringilla coelebs) presenta un plumaje diferente para machos y hembras, siendo estas últimas menos vistosas. Es un ave residente en Portugal, pero su número varía mucho de una región a otra. En algunas regiones del Centro y Sur del país el pinzón común es una especie abundante.

Los autores de este estudio recolectaron huevos de pinzón cebra y durante 5 días expusieron algunos a los sonidos del tráfico y otros al canto de sus padres o simplemente al silencio. Después de la eclosión, los pequeños pinzones estuvieron expuestos durante otros 9 días al ruido de la carretera y al canto de los pinzones. ¡Las conclusiones no podrían ser más sorprendentes!

La mano de la humanidad en la naturaleza

En el experimento mencionado anteriormente, los huevos de tamaño mediano que fueron expuestos a los sonidos del tráfico tenían menos de un 12% de posibilidades de eclosionar en comparación con aquellos que fueron incubados en silencio o escuchando el canto de los pinzones. Curiosamente, los huevos más grandes también tenían menos probabilidades de eclosionar en comparación con los huevos más pequeños, al contrario de lo que generalmente sucede en la naturaleza.

Pinzón cebra
El pinzón cebra es una especie de pinzón que vive naturalmente en Australia.


A medida que los pequeños pinzones se desarrollaron, también mostraron algunas diferencias, ya que los que habían estado expuestos al ruido crecían más lentamente y mostraban signos de estrés celular, en comparación con los que habían sido incubados en silencio. Además, las aves expuestas al ruido tuvieron la mitad de crías que sus padres y hermanos que habían estado expuestos al silencio o al canto de otras aves.

El pinzón cebra (Taenyopygia guttata) es una especie originaria de algunas islas del sudeste asiático, Oceanía y Australia. El macho se distingue por su parche auricular anaranjado y flancos del mismo color, con pequeñas manchas blancas. Ambos géneros tienen una mancha blanca bordeada por dos líneas negras, una en la base del pico y otra debajo del ojo; cola rayada en blanco y negro, y pico rojo.

Los autores de este estudio no pudieron identificar la forma exacta en que el ruido perjudica el crecimiento y desarrollo de las aves; sin embargo, otros expertos creen que las preocupaciones subyacentes también pueden aplicarse a los humanos. El confort acústico, tanto para las aves como para los humanos, debe ser una preocupación seria. También tenemos la obligación, como sociedad, de ser conscientes de los impactos que causamos por el ruido que producimos.

Fuentes y referencias de la noticia:
Meillère, A., et al. "Pre- and postnatal noise directly impairs avian development, with fitness consequences" (2024)