Emergencia hídrica: el insostenible consumo de agua del pasto

Sólo una hectárea de césped puede consumir, en promedio, casi 17 millones de litros de agua al año. Ante la escasez, ¿es posible continuar manteniendo los pastos verdes? ¿Qué opción tenemos? Además, conoce las especies arbóreas que necesitan más agua para subsistir.

césped y flores siendo regados
Mantener el pasto siempre verde requiere de una gran cantidad de agua. El nuevo clima de Chile ya no permite estos lujos.

¿Cuánta agua se necesita para mantener una hectárea (10.000 metros cuadrados) de pasto al año? “Aproximadamente 16.800.000 litros de agua”, revela Lysette Mersey Popelka, ingeniera agrónoma y magister en recursos naturales. Incluso, según sus cálculos, más que una hectárea de paltos que podría requerir una media de 12.000.000 de litros de agua anuales.

Una cantidad que se hace insostenible ante la escasez hídrica que padece el país y, especialmente, la zona central. “Antes el pasto se regaba en la primavera y el verano, pero ahora se riega todo el año” afirma ante una costumbre introducida a Chile desde los húmedos jardines del norte de Europa, especialmente, de Reino Unido.

Otro punto interesante, y sin negar la belleza de un prado bien mantenido, es que el césped “no aporta a una alta biodiversidad de especies”, dice la especialista.

¿Cuál es la alternativa?

“Debemos implementar áreas verdes sustentables, es decir, la creación de parches de biodiversidad que aporten de manera positiva al medio ambiente y que se adapten a las actuales condiciones”, detalla Lysette Mersey.

regando pasto
Mantener pasto verde requiere 85% más de agua que las áreas verdes sustentables.

“El pasto tiene un costo de mantención que supera en un 65% a las áreas verdes sustentables y consume un 85% más de agua. A esas ventajas se agrega que necesitamos un cambio a especies que toleren las actuales condiciones agroecológicas del país”, reseña.

Debemos proyectar con plantas que no sólo sean capaces de sobrevivir ahora, sino que también en las próximas décadas con menos lluvias y temperaturas más altas. Además, estas áreas verdes sustentables congregan a una fauna más diversa que va desde microrganismos hasta insectos o pájaros para tener así un verdadero jardín.

Pero si te le gusta el suelo verde, la ingeniera agrónoma, resalta un par de especies que pueden cumplir una función similar al pasto. “Por ejemplo, tiqui tiqui que es nativa, rastrera y preciosa con baja necesidad hídrica. También está dymondia, muy usada en los cementerios, un cubre suelo de bajísimo requerimiento de agua. Ambas especies no necesitan ser cortadas semanalmente como el pasto, es decir, te ahorras ese trabajo”.

Árboles nativos

En cuanto a las especies arbóreas, Santiago cuenta con muchas no nativas como plátano oriental y liquidámbar, y en el sector oriente, encontramos bastante tulipero, acer y castaño de la india, entre otros. Todas estas son especies introducidas que provienen de zonas en dónde la precipitación anual supera los 700 milímetros, muy lejos de la zona central que ya ni siquiera alcanza los 200 milímetros de agua al año.

Mientras que las especies nativas de la zona central que mejor están resistiendo la escasez hídrica son espino, algarrobo chileno, huingán, quillay, maitén y pimiento (no nativo, pero muy adaptado). En sectores con mayor cantidad de agua y semisol se planta peumo también. Estas especies pueden subsistir con lluvias anuales inferiores a 400 milímetros.

Los árboles necesitan los minerales y el agua. Los toman, los suben y los transpiran (evapotranspiración) para que en sus hojas se produzca la fotosíntesis. El proceso da como resultado un compuesto similar al azúcar llamado glucosa (las plantas son autótrofas, es decir, producen su propio alimento). Por lo tanto, las especies con hojas grandes, especialmente las introducidas, transpiran mucho más por lo que necesitan más agua. Mientras que las plantas nativas como el espino o el algarrobo chileno tienen las hojas pequeñas por lo que necesitan menos agua”, ilustra Lysette Mersey.

¿Qué debemos hacer? Hay que realizar una capacitación constante a todos quienes trabajan en diseño de áreas verdes urbanas. Así, por ejemplo, los profesionales podrán seleccionar plantas adecuadas que toleren tanto las condiciones de precipitaciones y temperatura actuales, así como las futuras en las ciudades.

No basta sólo con plantar un tipo de árbol nativo en una determinada zona. Se deben crear comunidades vegetales, donde haya interacción entre arbustos, árboles y hiervas nativas.

“Y lo otro es hacerlo de la forma correcta, ya que hay sectores en que sólo se está plantando quillay, sin embargo, lo adecuado es que se creen comunidades vegetales, como, por ejemplo, quillay, maitén y huingán combinados con arbustos y herbáceas nativas de la zona”, recomienda la magister en recursos naturales.