Maqui: el superalimento chileno con poder antioxidante y propiedades medicinales
Fresco y orgánico, en jugos o infusiones, el maqui y su consumo frecuente puede ayudarnos a prevenir enfermedades cardiovasculares, reforzar nuestro sistema inmune y mejorar nuestra calidad de vida.

El maqui, una pequeña fruta de color morado intenso, y conocido como la “baya sagrada” del sur de Chile y Argentina, es mucho más que un fruto exótico: representa un verdadero tesoro natural tanto para la cultura mapuche como para la ciencia moderna.
Este pequeño arbusto, que crece en los bosques subantárticos y húmedos de la región, ha sido valorado durante siglos por sus propiedades medicinales, su capacidad para adaptarse a condiciones climáticas extremas y su papel fundamental en la alimentación y la medicina tradicional de los pueblos originarios.
Su consumo se asocia a la prevención de enfermedades cardiovasculares, al refuerzo del sistema inmune y a la mejora del bienestar general, lo que ha impulsado su exportación y la investigación científica sobre sus beneficios.
Origen
El maqui crece de forma silvestre en bosques templados desde la Región de Coquimbo hasta Aysén e incluso en el Archipiélago de Juan Fernández en Chile.

Su nombre proviene del mapudungun y significa, literalmente, “baya”. Para los mapuches, el maqui no sólo era parte fundamental de la dieta, sino que también ocupaba un lugar central en su medicina tradicional y prácticas religiosas, pues preparaban infusiones para tratar afecciones digestivas y pomadas para curar infecciones cutáneas.
Propiedades nutricionales y beneficios para la salud
El maqui destaca por su altísimo contenido de antocianinas, pigmentos antioxidantes responsables de su color morado intenso, así como polifenoles, fibra, potasio, calcio y magnesio.
Entre sus principales beneficios, respaldados por investigaciones y tradición, se encuentran:
Propiedad antioxidante: Las antocianinas y polifenoles ayudan a combatir los radicales libres, retrasando el envejecimiento celular y protegiendo la piel del daño solar.
Propiedades antiinflamatorias: Sus fitoquímicos contribuyen a reducir la inflamación, siendo útil para quienes practican deporte o buscan mitigar molestias crónicas.

Mejora la salud cardiovascular: El consumo regular de maqui puede reducir el colesterol LDL (“malo”), mejorar la circulación y disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas.
Refuerzo del sistema inmunológico: Los polifenoles fortalecen las defensas del organismo frente a infecciones.
Apoyo digestivo: Su fibra regula el tránsito intestinal y previene el estreñimiento.
Capacidad termogénica y control de peso: Investigaciones recientes han demostrado que el maqui puede inducir la formación de tejido adiposo “beige”, aumentando el gasto energético y ayudando en el control del peso, incluso en dietas altas en grasa.
Frente a este punto, y tras cinco años de investigación (2015-2020), la Doctora Viviana Sandoval, de la Universidad San Sebastián, concluyó que el maqui podría ser una estrategia terapéutica efectiva para controlar la obesidad y sus comorbilidades, como la resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 e hígado graso no alcohólico, en modelos animales.
Su estudio mostró que el maqui promueve la termogénesis en el tejido adiposo blanco, aumentando el gasto energético y protegiendo el hígado, además de mejorar el metabolismo de la glucosa.
Formas de consumo
El maqui, además de ser un súper fruto, es un alimento muy versátil ya que puede disfrutarse de diversas formas.
Cuando está de temporada, se consume fresco, directamente, como fruta.

Y aunque muchas veces se recomienda comer toda fruta en su estado fresco, también se puede consumir en polvo, una forma más práctica para añadir a batidos, yogures, jugos o repostería.
En el mercado, también está la opción de adquirirlo en cápsulas o suplementos, siendo una alternativa para quienes buscan un aporte concentrado de antioxidantes y vitamina C.
De igual modo, y siguiendo la tradición mapuche, se puede preparar infusiones con los frutos secos del maqui.

Y para los más golosos, en mermeladas, jugos y postres, el sabor dulce y ligeramente ácido del maqui lo hace versátil en la cocina.
Se recomienda consumirlo, preferentemente, fresco y orgánico, en el desayuno o como colación.
Al integrar el maqui en la dieta diaria, de forma fresca, en polvo, como jugo, suplemento o en recetas tradicionales, se incorporan antioxidantes y nutrientes esenciales, y se honra una herencia cultural milenaria que hoy cuenta con el respaldo de la ciencia.
Así, el maqui se consolida como un superalimento capaz de tender puentes entre la sabiduría ancestral y la nutrición moderna, ofreciendo sabor, salud y un vínculo directo con la riqueza natural tanto de Chile como de Argentina.