Navegado: la receta del cóctel caliente perfecto para el frío chileno
La popularidad del navegado se debe a su delicioso sabor, su sencillez y su gran versatilidad. No necesita ingredientes sofisticados ni vinos caros para darle ese carácter único y original.

El vino navegado es una bebida emblemática del invierno chileno, reconocida por su capacidad para calentar el cuerpo y el alma en los días fríos y lluviosos.
Se trata de un vino tinto calentado con azúcar, rodajas de naranja y especias como canela y clavos de olor, que al combinarse generan un sabor dulce, aromático y reconfortante, ideal para compartir en familia o con amigos.
Su popularidad radica en su delicioso sabor, en su sencillez y su versatilidad. No requiere ingredientes sofisticados ni vinos costosos, ya que al calentarse el vino pierde parte de su carácter original y, es la mezcla con las especias y el cítrico la que le otorga su distintivo perfil.
Además, existen múltiples variantes en su preparación: algunos lo prefieren sin que llegue a hervir para conservar algo de alcohol, mientras que otros lo hierven o incluso lo flambéan para reducir su graduación alcohólica.
Origen del Navegado
El nombre “navegado” proviene de la analogía entre las rodajas de naranja que flotan en el vino, evocando el mar cuando es atravesado por una embarcación.

Hay varias historias sobre su origen: una señala que en la década de 1960, un cargamento de vino chileno fue rechazado en Europa y devuelto al país tras un largo viaje marítimo. El vino, tras ese viaje, adquirió un aroma y sabor más intensos. Para aprovecharlo, se le añadieron naranja, azúcar y especias, dando origen al navegado, tal como se conoce hoy.
Otra versión sugiere que el concepto de vino caliente con especias tiene raíces europeas muy antiguas, incluso desde la época romana, cuando se hervía el vino con miel y especias.
Ingredientes y preparación
Los ingredientes básicos para preparar un litro de navegado son:
- 1 litro de vino tinto (no es necesario un vino costoso)
- 1 taza de azúcar
- 1 naranja en rodajas (con cáscara y sin pepas)
- 8 a 10 clavos de olor
- 3 ramas de canela

La preparación consiste en colocar el vino en una olla o cacerola, agregar el azúcar, las rodajas de naranja y las especias, y calentar la mezcla hasta que esté a punto de hervir, revolviendo para disolver el azúcar y mezclar bien los sabores.
Se recomienda no dejar hervir para evitar que el vino se amargue y pierda alcohol. Más, si se desea reducir el contenido alcohólico, se puede dejar hervir más tiempo o flambear la mezcla brevemente.
Maridajes
El navegado, por su sabor cálido y especiado, es ideal para acompañar en días fríos.
A Rocío Alvarado, sommelier profesional y especialista en vinos patrimoniales chilenos, le gusta preparar el navegado, pero con un rico vino. “Ideal un pipeño de chiuca, que ya no hay muchas, un chimbombo. Ponerle cascarita de naranja, un poquito de mandarina, unos toques de canela, un par de clavitos, azúcar y gotitas de vainilla, pero opcional. Me gusta tomarlo bien caliente, para soplar y, si se enfría, lo vuelvo a calentar”.

Para maridar o acompañarlo, Alvarado recomienda hacerlo “con las clásicas sopaipillas y calzones rotos, esas masitas fritas típicas de esta temporada o para estar acompañando al lado de la parrilla mientras preparan un rico costillar”.
Para la fundadora de Instante de Vinos, Fernanda Valenzuela, magíster e ingeniera industrial química, en el navegado la temperatura de servicio es clave porque, a diferencia de los vinos que se beben frescos, servirlo frío reduce tremendamente su potencial de disfrute.
“En una bebida caliente no se necesita la presencia de esos aromas sutiles propios del vino. Al contrario, el que se haya sometido a altas temperaturas implica que buena parte del alcohol se ha evaporado y con él se fueron los demás compuestos volátiles naturales. Eso, junto con el inevitable proceso de cocción que incluye su receta, el que trae consigo la modificación sensorial de algunos sabores y texturas. Ahora bien, el hecho que se le añadan especias y frutas, lo enriquece con otras notas olfativas, que no dejan de ser por demás muy atractivas”, explica Valenzuela.