¿Qué tan probable es terminar 2025 con un evento La Niña?
Casi como un déjà vu de 2024, este final de 2025 podría terminar con un evento La Niña débil y de corta duración. Al menos eso muestran los modelos de pronóstico.

Desde hace varios meses los modelos predictivos vienen mostrando un eventual evento La Niña para finales de 2025. Si consideramos que hacia finales del año calendario es cuando los eventos La Niña (y también los de El Niño) tienen una mayor probabilidad de ocurrir, por lo que esperar un evento hacia fines de año no sería algo extraño.
Tampoco sería tan extraño tener otro evento La Niña después del evento de finales de 2024. Aunque ese evento fue uno bastante controversial, que aún se debate si realmente fue o no.
Pero más allá de las definiciones operacionales, el trimestre final de 2024 fue más frío de lo normal en el Pacífico ecuatorial, y este segundo pulso en 2025 es algo que se ha visto anteriormente, como en 2010-2011, 2007-2008 o el triple pulso de 2020-2021-2022.
Pero ahora que hemos librado la barrera de predictibilidad y podemos tener mayor seguridad de los pronósticos, ¿qué tan probable es que tengamos un evento La Niña?
Lo que muestran las observaciones
Desde mediados de junio, la temperatura superficial del mar (SST) ha comenzado a descender en el Pacífico ecuatorial central (regiones Niño 4, 3 y 3.4). Este descenso ha sido gradual y propiciado por la propagación de dos ondas oceánicas tipo Kelvin de afloramiento.

La primera de estas ondas se comenzó a propagar a principios de julio desde el Pacífico central y alcanzó el Pacífico oriental a mediados de agosto. Una segunda onda se comenzó a propagar a comienzos de septiembre, lo que seguramente favorecerá un enfriamiento aún mayor.
Estas podrían ser parte de las señales que los modelos están observando y llevando a pronosticar un evento La Niña para los últimos meses de 2025.
Lo que dicen los modelos predictivos
Los modelos muestran una señal de enfriamiento por debajo de los -0.5 °C, que es el umbral para definir un evento La Niña, entre este mes de octubre y marzo de 2026, aproximadamente. Esto según los modelos que utilizan en el International Research Institute for Climate and Society de la Columbia Climate School (IRI) y en el APEC Climate Center.
Una cosa que llama la atención es la diferencia entre modelos dinámicos (aquellos basados en la física del problema) y modelos estadísticos. Estos últimos muestran un enfriamiento de menor intensidad, pero más prolongado en el tiempo, mientras que los primeros muestran un enfriamiento mayor, pero dado por un sesgo frío que los modelos parecen tener.

De acuerdo a los modelos de IRI, la probabilidad de tener un evento La Niña para el trimestre ASO (agosto-septiembre-octubre) es de un 50%, compartida con un 50% de probabilidad de neutralidad.
Para el trimestre SON, los modelos pronostican un 65% de probabilidad de La Niña, lo que es significativamente mayor que el 33% climatológico. El máximo de probabilidad se alcanza en OND con un 70%. La neutralidad volvería en el trimestre JFM (enero-febrero-marzo).

Para los modelos de APCC, la mayor probabilidad de La Niña también está durante el trimestre OND, pero la caída es más rápida. Ya para el trimestre DJF (diciembre-enero-febrero) la probabilidad de neutralidad es mayor.
Si este pronóstico se cumple, el año terminaría con condiciones tipo La Niña en el Pacífico ecuatorial central, pero que durarían relativamente poco. Bastante similar a lo observado durante 2024.