Y, ¿llueve o no llueve? Por qué no llovió si dijeron que podía llover

Muchos nos quedamos con las ganas de recibir lluvias, por ejemplo, en Rancagua, Valparaíso y Santiago. De esto podemos sacar lecciones. Mientras que hubo lugares del sur del país en que acumularon más de 100 milímetros de agua.

paraguas coloridos apoyados en una pared blanca
En algunos lugares llovió sin parar por 3 días completos. Unas decenas de kilómetros más al norte, no cayó ni una gota. Si estaba pronosticada la lluvia, ¿porqué no llovió?

Lo que sobra allá, falta por acá. Mientras hubo regiones del centro-sur de Chile en que llovió durante 3 días y 3 noches; en otros lugares cercanos no cayó ni una gota de agua pese a que los pronósticos anticipaban que existía la opción de precipitaciones.

¿Por qué llovió tanto sobre Los Ángeles, Chillán, Cauquenes, Linares y Talca; pero en Curicó cayeron dos gotas y nada en Rancagua, Valparaíso o Santiago? “Las soluciones que mostraban que el sistema frontal se movía hacia el norte, anticipaban que se generaría una baja presión un poco al sur de este y eso lo ‘empujaría’ más al norte. Esa baja presión no apareció y, por lo tanto, el frente quedó ‘estacionado’ pasando por ese corredor entre Maule sur y Bío-Bío”, detalla Roberto Rondanelli, meteorólogo, investigador y académico de la Universidad de Chile.

En consecuencia, el agua que debía repartirse sobre un tramo territorial más amplio se concentró en el centro-sur del país. Esto dejó a muchos sectores que sobrepasaron con creces los 100 milímetros de agua durante el primer fin de semana de mayo.

¿Cuánto realmente llovió?

A continuación, les compartimos la recopilación de datos realizada por Álvaro Molina, integrante de la Red Meteorológica Aficionada de Chile (Red Meteo), con la cual elaboramos el ranking con los 10 lugares que acumularon más agua entre las 0 horas del viernes (30 de abril) y las 0 horas del lunes (03 de mayo) en las regiones de Maule, Ñuble y Biobío

LugarEstaciónRegiónPrecipitación acumuladaFuente
QuellaMaule155 mmDGA
LongavíMaule143 mmAgromet
ConfluenciaÑuble140 mmDGA
RucalhueBiobío135 mmDGA
LlanquénBiobío133 mmDGA
San LorenzoÑuble124 mmDGA
Villa AlegreMaule123 mmAgromet
RánquilÑuble117 mmRed Meteo
Yerbas BuenasMaule115 mmAgromet
10ºSan JavierMaule105 mmAgromet
DGA: Dirección General de Aguas; Agromet: Red Agrometeorológica del INIA; Red Meteo: Red Meteorológica Aficionada de Chile.

Probables lluvias: Puede que sí, puede que no

“El pronóstico de lluvias para Santiago nunca tuvo una certeza muy grande”, sostiene Roberto Rondanelli, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), quien añade que “cuando uno ve los pronósticos con tanta antelación, a 7 días, por ejemplo, debe considerar que la naturaleza caótica de la atmósfera va a cambiar esa proyección. Es difícil que un pronóstico se mantenga durante 7 días tal cual como estaba en un principio”.

Rondanelli utiliza un ejemplo para explicar la dinámica de los modelos climáticos que se utilizan para realizar los pronósticos del tiempo. “Tenemos un concurso para niños que se extenderá por 10 días. Cada uno de los participantes deberá lanzar una piedra hacia el borde de una laguna. Para sumar puntos, la piedra debe caer justo en el borde; en el límite entre el agua y la tierra”.

La naturaleza de la atmósfera es caótica; a veces los modelos capturan la consistencia de un evento y otras no. La incertidumbre es un factor que se debe pesar a la hora de hacer pronósticos del tiempo.

Y prosigue, “cada niño es distinto, cada uno con sus características, pero debes escoger a uno como tu participante de referencia. A él lo vas a seguir. Lanza el primer día y su piedra cae en el agua. Al día siguiente, el mismo niño lanza, pero esta vez su piedra cae en la playa. Tal vez durmió mal, no tomó desayuno, está distraído, en fin, hay muchas variables que pueden influir en el resultado de su lanzamiento. Eso es lo que pasa a veces con los modelos predictivos a mediano plazo”. En síntesis, tenemos una serie de escenarios con una gran incertidumbre, como ocurrió en esta ocasión con las lluvias que se quedaron ‘estacionadas’ sobre Maule sur, Ñuble y Biobío.

Niño tirando piedras a un lago
Al lanzar una piedra al agua, algunas veces podemos tener gran precisión; otras veces no logramos acertar dos veces en el mismo lugar. Con los pronósticos numéricos sucede algo parecido; depende de qué tan estables sean las condiciones con las que inician, si no, su resultado será muy errático en el tiempo.

Pero no siempre es así, por ejemplo, hay ocasiones en que ‘el niño lanza todos los días y le da justo al borde de la laguna’, como pasó con las lluvias de veraniegas de enero 2021 en que los pronósticos siempre fueron en una misma dirección desde varios días antes del evento.

El don de la palabra

Entonces, ¿cómo le comunícanos a ustedes que existe un pronóstico con tanta incertidumbre? Diciendo: “Está la probabilidad de precipitaciones”. A veces, los receptores del mensaje, al oír esto piensan que va a llover poco, pero no es así. Pronosticar “probable lluvia, posibles precipitaciones u opción de…” (en condicional) significa que podría llover mucho o podría no caer ni una gota.

Si las personas insisten y les piden a los especialistas que ‘se la jueguen’ por anticipar cuánta agua caerá, la respuesta, perfectamente puede ser: De 0 a 100 milímetros, es decir, puede caer un aguacero o nada. El decir entre 0 y 100 milímetros no significa que caerán 50. Puede caer 0, 1, 2, 30, 80 o 100.

¿Entonces sirve o no anticiparse? Depende, aunque a más largo plazo es mayor el margen de error, el indicar que “existe la opción de…” puede ser útil, por ejemplo, para realizar un evento al aire libre. “Si anuncias la probabilidad se pueden tomar medidas, pero ¿cuánto va a llover? Eso no se puede estimar con tanta anticipación. La ciencia atmosférica es caótica, y aunque la meteorología es una ciencia exacta, se basa en el caos de la naturaleza”, concluye Rondanelli.