El límite de velocidad universal: la razón por la que nunca podremos viajar a las estrellas como en las películas
La velocidad de la luz es el límite cósmico que define cómo funciona el Universo. ¿Por qué nada puede superarla? ¿Y qué implica para futuros viajes interestelares? Aquí te contamos.

Viajar a otras estrellas es uno de los grandes sueños de la humanidad, pero la física nos recuerda que existe un límite insuperable: la velocidad de la luz.
Einstein lo describió hace más de un siglo y, desde entonces, ningún experimento ha logrado desmentirlo. Entender este tope universal ayuda a dimensionar por qué el espacio es tan difícil de recorrer.
¿Qué es la velocidad de la luz y por qué es tan especial?
La luz viaja a 299.792 kilómetros por segundo en el vacío. Esta rapidez es tan enorme que cuesta imaginarla. Para hacernos una idea: en un solo segundo podría dar 7,5 vueltas completas a la Tierra. Ningún objeto conocido es capaz de igualar ese ritmo sin experimentar efectos físicos que cambian por completo, lo que entendemos como “viajar”.
Esta cifra no es arbitraria. Experimentos realizados desde el siglo XVII permitieron estimar su valor, y mediciones posteriores, cada vez más precisas, establecieron este número que hoy usamos como una constante fundamental de la física.

Pero, ¿por qué es tan importante? Porque, según la teoría de Einstein, ninguna información, energía ni objeto con masa puede moverse más rápido que la luz. Es el límite de velocidad del Universo, un “techo” que no podemos atravesar, aunque la ciencia ficción insista en lo contrario.
La relatividad especial, explicada en palabras simples
Albert Einstein propuso en 1905 la relatividad especial, basada en dos ideas clave:
- Las leyes de la física son las mismas para todos los observadores que se mueven a velocidad constante.
- La velocidad de la luz siempre es la misma, sin importar desde dónde se mida.
Esto genera consecuencias sorprendentes. Por ejemplo, cuando un objeto viaja muy rápido:
- El tiempo se dilata: para quien viaja, el reloj avanza más lento que para quien se queda en reposo.
- La masa aumenta: cuanto más rápido vas, más energía necesitas para seguir acelerando.
- El espacio se contrae en la dirección del movimiento.

La implicancia principal es que para alcanzar la velocidad de la luz se requeriría energía infinita. Por eso, ni naves ni personas pueden llegar a ese límite. La luz sí puede hacerlo porque no tiene masa.
La NASA y otras agencias espaciales han estudiado tecnologías para acercarse a este máximo, como velas solares impulsadas por láseres. Aun así, según cálculos oficiales, viajar al 20% de la velocidad de la luz ya representaría desafíos extremos en energía, materiales y protección contra partículas espaciales.
Entonces… ¿por qué nunca viajaremos a las estrellas como en el cine?
En películas vemos saltos instantáneos a otros sistemas estelares, pero la realidad es muy distinta. La estrella más cercana, Próxima Centauri, está a 4,2 años luz. Incluso una nave viajando a una velocidad imposible para nuestra tecnología actual tardaría décadas o siglos en llegar.
Además, los efectos relativistas harían el viaje aún más complejo: el combustible necesario aumentaría en proporciones gigantescas, y el tiempo percibido no sería el mismo para la tripulación que para quienes permanecen en la Tierra.
Eso no significa que la exploración interestelar sea imposible; solo que no será como en las películas. Más probable es que apostemos por sondas ultraligeras, tecnologías autónomas o colonización virtual, enviando información en vez de cuerpos humanos.
Referencias de la nota
Space.com: ¿Qué es la velocidad de la luz?
National Geographic: La Teoría de la Relatividad de Einstein explicada en 5 puntos clave