Esto es todo lo que necesitas saber para ver auroras boreales: los 5 secretos que usan los expertos para contemplarlas

Ver la Aurora Boreal no depende solo de la suerte. Con algo de ciencia, planificación y paciencia, puedes aumentar tus posibilidades de presenciar uno de los fenómenos naturales más impresionantes del planeta.

Sabías que… las auroras no hacen solo “luces”, también pueden emitir un leve sonido, descrito como un chasquido, aunque es tan tenue que solo se ha registrado en noches extremadamente silenciosas.

Cada invierno, miles de viajeros se aventuran hacia el norte del mundo con una sola esperanza: ver cómo el cielo se enciende en cortinas verdes, violetas o rosadas que parecen moverse con vida propia. Desde Alaska hasta Laponia, las “luces del norte” se han convertido en un símbolo de asombro y misterio. Pero aunque parezca un fenómeno caprichoso, hay ciencia detrás de su magia.

Los expertos en pronóstico del tiempo espacial (el estudio de la actividad solar y su influencia en la Tierra) han aprendido a interpretar las señales que anuncian una noche prometedora.

Gracias a satélites que monitorean el Sol y modelos de predicción magnética, hoy es posible anticipar cuándo y dónde podrían aparecer las auroras. Aun así, la naturaleza conserva su cuota de imprevisibilidad. Aquí te contamos los secretos que los científicos y cazadores experimentados utilizan para no perderse este espectáculo natural.

El Sol es la clave: cómo nacen las auroras

Todo comienza a más de 150 millones de kilómetros de distancia, en la superficie del Sol. Allí, gigantescas erupciones liberan nubes de partículas cargadas llamadas eyecciones de masa coronal. Cuando esas partículas viajan por el espacio y alcanzan el campo magnético terrestre, son redirigidas hacia las regiones polares.

Dato curioso: las partículas de una tormenta solar tardan entre 1 y 3 días en llegar a la Tierra… pero la luz del estallido solar llega en solo ocho minutos.

Al chocar con los átomos de oxígeno y nitrógeno en la atmósfera, liberan energía en forma de luz. De ese modo nacen los tonos verdes, rojos y violetas que pintan el cielo. Cuanto más intensa es la tormenta solar, más lejos del Polo Norte puede observarse el fenómeno.

Los satélites DSCOVR y ACE, administrados por la NASA y la NOAA, monitorean continuamente el viento solar y permiten emitir alertas con algunas horas de anticipación. Sin embargo, las predicciones no son perfectas: una nube de plasma puede desviarse o cambiar de intensidad en el trayecto. Por eso, incluso los expertos reconocen que una dosis de suerte siempre interviene.

El arte de planificar: cielos despejados y noches oscuras

Tener un alto nivel de actividad solar no garantiza ver una aurora. Si el cielo está cubierto o la Luna brilla demasiado, el espectáculo se desvanece. Por eso, los cazadores de auroras combinan pronósticos espaciales y meteorológicos.

El índice Kp, medido en una escala de 0 a 9, indica la intensidad de la actividad geomagnética. Un valor de 4 o más suele ser prometedor, aunque también depende de la latitud: en Islandia, por ejemplo, basta un Kp moderado, mientras que en Escocia o Canadá se necesita un evento más intenso.

Por un lado, influye la actividad solar, por otro los cambios en el campo magnético terrestre, y también la cantidad de luz presente en el cielo, donde las fases de la Luna juegan un papel clave.

Además del Sol, hay que vigilar la Tierra. Sitios como SpaceWeatherLive o el NOAA Space Weather Prediction Center ofrecen alertas actualizadas. Pero los mejores resultados suelen venir de quienes se preparan: elegir zonas rurales, lejos de la contaminación lumínica, mirar hacia el norte y abrigarse bien para esperar.

Los expertos también recomiendan viajar en los meses más oscuros, entre noviembre y marzo, cuando las noches son largas y las temperaturas frías estabilizan el aire, aumentando las probabilidades de cielos despejados. La paciencia es parte esencial de la experiencia: las auroras pueden aparecer de improviso y durar solo unos minutos.

Cazar auroras es mezclar ciencia, naturaleza y perseverancia. Entender el papel del Sol, consultar los pronósticos correctos y elegir el lugar adecuado puede marcar la diferencia entre una noche cualquiera y un recuerdo inolvidable.

Cada destello verde que cruza el cielo es la huella luminosa de una tormenta solar que viajó durante días para encontrarse con nuestra atmósfera. Y aunque la tecnología nos ayude a predecirla, la emoción de verla sigue siendo profundamente humana: mirar al cielo y sentir, por unos instantes, que formamos parte de algo mucho más grande.

Referencias de la noticia

National Geographic. Chasing the northern lights? Here’s what forecasters can—and can’t—tell you.

Space Weather Live. Datos en tiempo real sobre el tiempo espacial.

National Oceanic and Atmospheric Administration. Space Weather Prediction Center.