Día Meteorológico Mundial: ¿qué legado dejaremos para el futuro?

Cada año, la OMM escoge un tema de reflexión y debate para la celebración del Día Meteorológico Mundial. ¿Cómo serán el tiempo, el clima y el agua que les legaremos a las futuras generaciones? Conoce aquí sobre los actuales desafíos y el llamado a la acción desde esta veterana organización.

niño y mundo
El planeta que le legaremos a nuestros hijos depende de lo que hagamos hoy. En este Día Meteorológico Mundial reflexionemos sobre esto.

Desde hace ya casi tres décadas, la celebración del Día Meteorológico Mundial tiene como objetivo hacer un llamado a debatir ampliamente sobre las urgencias en materia meteorológica para la conservación de nuestro planeta.

Coincidiendo con la conmemoración de la fundación de la Organización Meteorológica Internacional (OMM) el 23 de marzo de 1950, cada año se realizan actividades académicas y divulgativas para concientizar a la comunidad internacional en la prevención del cambio climático y la conservación de los recursos naturales indispensables para la vida.

Este año, bajo el lema “El futuro del tiempo, el clima y el agua a través de las generaciones”, la OMM llama a la comprensión de que todos vivimos en un planeta interconectado, donde las fronteras nacionales se borran por compartir un único océano y atmósfera, y que el futuro de nuestra descendencia depende de la acción colectiva desde hoy.

Desafíos y avances ante el cambio climático

En un mundo en que la temperatura promedio global es cada vez más alta por la emisión constante de gases de efecto invernadero; donde el océano es más cálido y los glaciares se derriten y elevan el nivel del mar, apostar por el intercambio científico y tecnológico a nivel internacional es el único camino para prevenir un futuro apocalíptico.

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A partir de los avances en herramientas computacionales basadas en la Inteligencia Artificial, y el creciente intercambio de datos entre los miembros de la comunidad científica de varios países, se ha elevado la precisión de los pronósticos meteorológicos y la efectividad de los sistemas de alertas tempranas que salvan millones de vidas cada año.

El notable progreso en monitorear y proyectar el clima global, garantiza el apoyo desde la ciencia, para la toma de decisiones de cara al futuro.

Reflexionar sobre el tiempo meteorológico, el clima y el agua que legaremos a nuestros descendientes nos hará más conscientes del papel de nuestras decisiones de hoy.

OMM: una historia que comenzó en el siglo XIX

La OMM tiene como predecesora la Organización Meteorológica Internacional (OMI) establecida en 1873 durante el primer Congreso Meteorológico Internacional que tuvo por sede la ciudad de Viena, Austria.

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Los primeros reportes meteorológicos eran destinados a las embarcaciones en alta mar.

Desde 1849, y usando el telégrafo eléctrico desarrollado por Samuel Morse años antes, se comenzaron a transmitir los primeros informes meteorológicos y advertencias de tormentas para las embarcaciones en alta mar, por instituciones nacionales especializadas. Más tarde, varios expertos de la época se reunieron en el Viejo Continente para fundar la OMI y nombraron a Buys Ballot, el Director del Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos (KNMI), como su primer presidente.

El establecimiento de una red mundial de estaciones meteorológicas fue el primer logro importante de la OMI, que para 1883 había establecido puestos de observación en el Polo Norte.

Ya en el siglo XX, la OMI fue testigo del gran avance tecnológico y de las crecientes demandas de cooperación internacional en materia meteorológica, por lo que amplió su alcance y quedó constituida como la OMM en marzo de 1950.

Todo cambió con la era satelital

Después de la puesta en órbita de los satélites meteorológicos a finales de los años 50, por mandato de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la OMM lanzó el Programa de Vigilancia Meteorológica Mundial en 1963, dándose inicio a nuevos servicios meteorológicos internacionales.

Una organización de amplio alcance como la OMM, que cada año alerta sobre las urgencias de cómo preservar nuestro planeta, no es suficiente para lograrlo. Pensemos hoy en qué podemos hacer para legar un mundo “saludable” a nuestros hijos.