El dinosaurio T. rex era tan inteligente como un cocodrilo gigante, según una investigación

Un nuevo examen del tamaño del cerebro sugiere que los dinosaurios como el T. rex probablemente no eran más inteligentes que los cocodrilos gigantes.

esqueleto de T. rex
Un modelo esquelético de T. rex en el Museo Senckenberg de Frankfurt, Alemania. El T. rex vivió a finales del Cretácico (hace unos 66 millones de años) y era exclusivo del oeste de América del Norte. Crédito: Kai R. Caspar.

Existe cierto debate entre los paleontólogos sobre cuán inteligente era realmente el T. rex. Investigaciones anteriores sugirieron que el temible terópodo era tan inteligente como un mono, pero un nuevo estudio concluyó que probablemente era tan inteligente como un cocodrilo o un lagarto.

Estudiando el cerebro

Los paleontólogos y biólogos utilizan endocasts (rellenos minerales de la cavidad cerebral) y las formas de las propias cavidades para hacer inferencias sobre el tamaño y la anatomía del cerebro de los dinosaurios, su comportamiento y estilo de vida.

Un estudio publicado el año pasado afirmó que los dinosaurios como el T. rex tenían una cantidad excepcionalmente alta de neuronas, lo que infería directamente la inteligencia, el metabolismo y la historia de vida. Sugirió que el T. rex era más inteligente de lo que se pensaba anteriormente, se parecía a un mono en algunos de sus hábitos y puede haber poseído rasgos cognitivos como la transmisión de conocimientos culturales y el uso de herramientas.

Sin embargo, un equipo internacional de paleontólogos, científicos del comportamiento y neurólogos reexaminó el tamaño y la estructura del cerebro de los dinosaurios y concluyó que se comportaban más como reptiles, como cocodrilos y lagartos.

T. rex era tan inteligente como un cocodrilo gigante, según una investigación
Relación entre el cerebro y la masa corporal en los vertebrados terrestres. Los dinosaurios como el T. rex tienen proporciones de tamaño de cerebro a cuerpo similares a las de los reptiles vivos. Crédito: Cristian Gutiérrez-Ibáñez.

El estudio exploró las técnicas utilizadas para predecir tanto el tamaño del cerebro como el número de neuronas en los cerebros de los dinosaurios y concluyó que las suposiciones previas sobre ambos habían sido sobreestimadas, particularmente en el cerebro anterior, y que el recuento de neuronas no era una guía confiable para la inteligencia.

"Argumentamos que no es una buena práctica predecir la inteligencia en especies extintas cuando todo lo que tenemos es contar con recuentos de neuronas reconstruidas a partir de endocasts", explica el Dr. Kai Caspar, investigador principal de la Universidad Heinrich Heine.

"El recuento de neuronas no es un buen predictor del rendimiento cognitivo, y su uso para predecir la inteligencia en especies extintas hace mucho tiempo puede dar lugar a interpretaciones muy engañosas", añade la doctora Ornella Bertrand, del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont.

Usar la evidencia

Para reconstruir con precisión la biología de especies extintas hace mucho tiempo, los investigadores sugieren analizar la anatomía esquelética, la histología ósea, el comportamiento de parientes vivos y rastros de fósiles.

"La mejor manera de determinar la inteligencia de los dinosaurios y otros animales extintos es utilizando muchas líneas de evidencia que van desde la anatomía macroscópica hasta las huellas fósiles, en lugar de confiar únicamente en estimaciones del número de neuronas", explicó Hady George de la Universidad de Bristol.

"La posibilidad de que el T. rex haya sido tan inteligente como un babuino es fascinante y aterradora, y tiene el potencial de reinventar nuestra visión del pasado", afirma el Dr. Darren Naish de la Universidad de Southampton. “Pero nuestro estudio muestra que todos los datos que tenemos van en contra de esta idea. Se parecían más a cocodrilos gigantes inteligentes, y eso es igualmente fascinante”.

Fuentes y referencias de la noticia:

Kai R Caspar, et al. (2024) How smart was T. rex? Testing claims of exceptional cognition in dinosaurs and the application of neuron count estimates in palaeontological research The Anatomical Record