Las auroras más poderosas del Sistema Solar se producen en Júpiter y tienen una peculiaridad: ¿cuál es?

En el planeta más grande del Sistema Solar, se pueden apreciar auroras de gran brillo. Al igual que en la Tierra, las auroras de Júpiter son producto del viento solar interactuando con su campo magnético. Pero, ¿existirán diferencias?

Auroras Júpiter
Así se verían las auroras en el polo Sur del planeta Júpiter.

En la Tierra, pocos son los afortunados que pueden disfrutar de los hermosos espectáculos lumínicos en los polos. Estos eventos son conocidos desde hace siglos y recientemente han sido estudiados a través de la tecnología espacial en otros planetas.

En todo nuestro Sistema Solar podemos encontrar auroras, algunas visibles al ojo humano y otras que solo se pueden detectar con telescopios especializados en diferentes longitudes de onda.

Las auroras, tanto boreales como australes, parecen ser majestuosas vistas desde nuestra percepción, sin embargo en otros mundos pueden alcanzar dimensiones y brillos inimaginables. Específicamente, Júpiter tiene auroras más grandes que todo nuestro planeta, según declaraciones de la NASA.

En realidad no es tan sorprendente saber que Júpiter alberga las auroras más poderosas, sabiendo que es el planeta más grande del Sistema Solar. Sin embargo, de los cuatro gigantes gaseosos es el único que tiene auroras que se han descubierto que emiten rayos X.

Comparemos las auroras de Júpiter y la Tierra

En 2021, se reveló el origen de las auroras de rayos X –aparentemente únicas– de Júpiter. Las mediciones de la nave espacial Juno, junto a los datos de misión XMM-Newton, fueron clave para el descubrimiento: los iones, responsables de los rayos X, "surfean" las ondas electromagnéticas del campo magnético planetario hasta chocar la atmósfera del gigante gaseoso y desencadenas la aurora.

Las auroras producidas en los polos jovianos tienen otra peculiaridad, y es que nunca cesan. Otra curiosidad es que el campo magnético en Júpiter se "alimenta" de iones de azufre y oxígeno emitidos por los volcanes de una de sus lunas, Io.

En la Tierra, se manifiesta otro proceso: las auroras se producen debido a la interacción del viento solar con los gases de la atmósfera terrestre. Cuando el viento solar llega y se encuentra con el campo magnético de la Tierra, se producen corrientes de partículas cargadas que fluyen hacia los polos y colisionan principalmente con átomos de oxígeno y nitrógeno ubicados en la ionosfera, lo que hace que se libere energía en forma de fotones. Y así comienzan los espectáculos de luces verdes o rojas.

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El campo magnético en Júpiter es mucho más intenso que el de la Tierra. A pesar de estar alejado del Sol, el planeta posee el campo magnético más grande del Sistema Solar, por lo que capta gran parte de las partículas cargadas del viento solar y las dirige a sus regiones polares para producir estas deslumbrantes auroras.

En nuestro caso, el fenómeno es muy frecuente pero es solo visible en las franjas que rodean los polos, llegando en ocasiones hasta las regiones subpolares, y ocurren en una porción de la atmósfera: entre los 50 y 60 km de altura se produce la liberación de fotones.

Además, las auroras en la Tierra se pueden ver a simple vista, mientras que las jovianas que solo pueden ser observadas en luz ultravioleta, en longitudes de onda infrarrojas y de rayos X.