Misterio resuelto: así se forman las inusuales auroras de Júpiter

Cuatro décadas de misterio han llegado a su fin. Estudio reveló los orígenes de las raras auroras de rayos X de Júpiter. Te contamos más a continuación.

Júpiter y auroras polares de rayos X
Desde hace cuatro décadas se sabe de su existencia, pero gracias a la unión de datos recientes, es que fue posible esclarecer el modo en que se forman estas inusuales auroras de rayos X en Júpiter. Imagen: Rayos X: NASA/CXC/SwRI/Gladstone et al .; Óptica: NASA/ESA/Hubble Heritage (AURA/STScI).

El espectáculo de luces que producen las auroras en nuestra atmósfera llaman la atención de todos, e incluso llevan a algunos a realizar largos viajes sólo para observarlas. Pero este fenómenos no es exclusivo de nuestro planeta, de hecho, los astrónomos han detectado estos eventos en todos los planetas del sistema solar.

Sin embargo, las extraordinarias auroras de Júpiter, formadas por la emisión de rayos X han cautivado la curiosidad de los astrónomos desde su primera observación, hace más de 40 años. Desde entonces, la forma cómo se desarrollaban era una verdadera incógnita. Hasta ahora.

Datos "in situ", más informaciones obtenidas a larga distancia, ayudaron a revelar el origen de las auroras de rayos X que se forman en Júpiter.

Un estudio publicado recientemente en la revista científica Science Advances esclareció el origen de este tipo singular de auroras, que solo se han observado en las regiones polares austral y boreal de este gigante planeta.

Los investigadores utilizaron informaciones obtenidas por la sonda espacial Juno y de las observaciones realizadas por el observatorio espacial de rayos X XMM-Newton entre el 16 y 17 de julio de 2017, donde observaron una aurora de rayos X, con pulsos a una frecuencia de 27 minutos, por un periodo de 26 horas.

Júpiter y sus lunas
El campo magnético de Júpiter sería el responsable por llevar partículas cargadas a la parte más alta de su atmósfera desde sus lunas.

Gracias a los datos de Juno, obtenidos en la magnetosfera del gigante gaseoso, los investigadores descubrieron oscilaciones en su campo magnético, y al analizar y comparar las informaciones con los datos del XMM-Newton lograron atribuir estas fluctuaciones en el campo magnético a las emisiones de rayos X.

Los científicos sabían que se necesitaba de partículas cargadas chocando contra la atmósfera de Júpiter para que se generaran las auroras, pero no sabían cómo ellos podrían llegar hasta las capas superiores de la atmósfera de ese planeta. Iones de azufre y oxígeno provendrían de las erupciones volcánicas en Io, una de sus más de 50 lunas, y serían conducidos hasta el polo norte a través de las líneas de campo magnético, donde, al llegar a la atmósfera de Júpiter, activan las tan inusuales auroras de rayos X.

¿Cómo se producen las auroras en nuestro planeta?

En nuestro planeta, el origen de las auroras está asociado a las partículas cargadas que viajan en el viento solar, producto de explosiones en la superficie solar. Estas partículas chocan con la magnetósfera, causando interferencias en el campo magnético, deformándolo. Cuando el campo magnético retoma su forma, la energía liberada excita los átomos de los gases presentes en las capas superiores de la atmósfera terrestre.

Luces de la aurora
El color que tome una aurora dependerá de la concentración de gases que se encuentren en las capas más externas de la atmósfera.

Las auroras pueden tomar diferentes tonalidades, dadas por el tipo de gas y la energía de la onda con la que se perturbe la partícula. Los colores amarillos y verdes están asociados a la presencia de oxígeno, mientras que auroras más azuladas tienen un origen en moléculas de nitrógeno.

La duración del espectáculo de luces de las auroras en nuestro planeta dependerá de la intensidad de la tormenta solar, pero puede ir de algunos minutos a varias horas. Y aunque el fenómeno es más documentado en el hemisferio norte, producto de que se forman sobre regiones pobladas, también es posible observarlas en latitudes polares del hemisferio sur.