Las grandes dificultades de la exploración oceánica

Los científicos fotografían agujeros negros con éxito, llevan rovers a Marte e enviaron naves al lado escuro de la luna. Sin embargo, una de las últimas fronteras desconocidas es una de las más engañosamente familiares - y está en nuestro propio planeta.

Oceano inexplorado
Más del 80% del océano permanece inexplorado, y como es difícil proteger aquello que no conocemos, apenas 7% de los océanos del mundo están catalogados como áreas marinas protegidas (AMPs).

Uno de los mayores desafíos de la exploración oceánica se resume a la física. El Dr. Gene Carl Feldman, oceanógrafo del Goddard Space Flight Center de la NASA, explica que el océano, en sus partes más profundas, es un lugar donde hay oscuridad total, las temperaturas son extremamente frías y la presión es muy grande.

De cierta forma, es mucho más fácil enviar personas al espacio que enviarlas al fondo oceánico, dice Feldman a Oceana. Las intensas presiones en el fondo del océano lo convierten en un ambiente extremamente difícil de ser explorado.

Aunque no nos demos cuenta, la presión del aire empujando nuestro cuerpo, a nivel del mar, es de poco más de 10 mil kilogramos fuerza por metro cuadrado. Si la persona va al espacio, por sobre la atmósfera terrestre, la presión cae a cero. Sin embargo, si una persona se sumerge, o baja a las profundidades en algún vehículo subacuático, las fuerzas comienzan a acumularse a medida que se desciende.

En una inmersión al fondo de la Fosa de las Marianas, que tiene casi 11 kilómetros de profundidad, estaríamos a una presión equivalente a más de 1.000 veces la presión de la superficie, dice Feldman, -es como tener el peso de 50 aviones jumbo presionando sobre el cuerpo.

Tecnologías remotas de observación de los océanos

No obstante, los sumergibles ocupados por humanos no son la única manera de explorar y estudiar el océano. Podemos hasta aprender algunas cosas desde el espacio. Feldman es especialista en tecnologías de satélite que registran el color del océano como un medio de medir la distribución y abundancia de fitoplancton, que puede cambiar rápidamente y hasta doblar en cantidad en un día.

Cuando esas tecnologías fueron utilizadas por primera vez, a finales de los años 1970, los satélites era capaces de capturar imágenes detalladas del océano en minutos, mientras que un avión llevaría 10 años para tomar imágenes continuas y recolectar el mismo número de mediciones, según indica Feldman. Sin embargo, algunas cosas son mejores medidas en el agua, por más difícil que sea llegar ahí.

boya oceánica
Las boyas oceánicas tienen diversas utilidades, desde medir la temperatura del mar y del aire, como para captar la variación de altura del océano en caso de tsunamis.

Las tecnologías de exploración oceánica ya recorrieron un largo camino. Boyas a la deriva que dependen de las corrientes para ser movidos mientras colectan datos, fueron complementados en los últimos años por una flota cada vez más sofisticada de vehículos subacuáticos. Esto puede incluir vehículos ocupados por humanos, los operados remotamente y los autónomos e híbridos.

Según un estudio americano de 2001, un único barco oceanográfico demoraría 200 años para mapear la totalidad del fondo del mar más allá de los 500 metros de profundad. "Con 40 embarcaciones, llevaría 5 años", dijo Walter Smith, geofísico de la Agencia Estadounidense del Océano y la Atmósfera (NOAA), al estimar el costo de operación entre 2 a 3 mil millones de dólares. "Puede parecer mucho, pero es menos de lo que la NASA pretende gastar en su futura misión de exploración de Europa, la más misteriosa luna de Júpiter", afirmó el científico.