Ciudades limpias, promesas sucias: los países que lideran (y los que fallan) en sostenibilidad

El índice ambiental 2024 de la Universidad de Yale revela qué países avanzan con acciones concretas y cuáles mantienen ecosistemas protegidos solo en los mapas, no en la realidad

Ciudades sostenibles
Este informe, que evalúa 180 países con 58 indicadores, funciona como un "termómetro" de la salud ecológica global.

Hay lugares que parecen ejemplos de sostenibilidad. Tienen áreas protegidas, leyes ambientales, compromisos firmados, pero al mirar más de cerca, lo verde se destiñe. Bajo esa superficie de buenas intenciones, muchas veces siguen operando pesqueras, minas o cultivos intensivos.

Así lo revela el último Índice de Desempeño Ambiental 2024 (EPI por sus siglas en inglés), elaborado por la Universidad de Yale y la Universidad de Columbia, que rankea a 180 países según su progreso real hacia la sostenibilidad.

Los resultados apuntan a las naciones que lideran con políticas sólidas —como Estonia, Finlandia y el Reino Unido—, pero también advierte sobre una tendencia alarmante: muchas zonas “protegidas” están siendo degradadas al mismo ritmo que las no protegidas.

Zonas protegidas solo en los mapas

Firmar acuerdos no basta. Uno de los hallazgos más contundentes del informe es la existencia de los llamados “parques de papel”.

Estas son áreas supuestamente protegidas, donde la actividad humana sigue –a pesar de las restricciones–,y en ocasiones se intensifica.

Sebastián Block Munguía, autor principal del informe e investigador del Yale Center for Environmental Law and Policy, explica en un comunicado de prensa que “en muchos países en desarrollo, incluso cuando las actividades destructivas no están permitidas en áreas protegidas, la escasez de fondos y personal hace que sea difícil hacer cumplir las normas”.

Además, el informe revela que en 35 países se registra más pesca dentro de las áreas marinas protegidas que fuera de ellas, y que en 23 países, al menos el 10% de las tierras protegidas están ocupadas por agricultura o edificaciones.

Es decir, la protección muchas veces queda en el papel, mientras la presión sobre los ecosistemas crece sin freno.

Estonia: pequeña, eficiente y con energía limpia

Aunque parezca inesperado, esta pequeña nación báltica con apenas 1,3 millones de habitantes, se alza como el líder del ranking 2024.

¿La clave? El abandono progresivo de la energía basada en esquisto bituminoso, una fuente altamente contaminante, y su reemplazo por energías renovables.

“Estamos trabajando para tener un sector energético y un sistema de transporte público urbano carbono neutral hacia 2040”. Kristi Klaas, viceministra de Transición Verde de Estonia.

Según el informe, en la última década el país ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40%, y desde 1990, el descenso alcanza el 59%.

Chile y la región: entre avances y deudas ambientales

Un continente que podría ser el pulmón del mundo tose entre incendios forestales y proyectos de conservación ejemplares.

El EPI 2024 revela una región fracturada: mientras algunos países lideran la transición energética global, otros ven cómo sus ecosistemas colapsan bajo la presión extractiva.

Costa Rica (puesto 40): ¡Pura vida!

Con un 99% de su electricidad generada por fuentes renovables —hidroeléctricas alimentadas por lluvias tropicales y geotermia volcánica—, este pequeño país es un laboratorio vivo de sostenibilidad.

Pero su verdadera revolución está en los bosques: tras recuperar el 60% de su cobertura forestal (frente al 26% en 1983), hoy paga a comunidades rurales por proteger biodiversidad.

Brasil (puesto 47): La paradoja amazónica

La caída de 15 puestos respecto al 2022 refleja una cruda realidad. La deforestación en la Amazonía aumentó un 22% el último año (INPE), equivalente a perder 11 canchas de fútbol por minuto.

Pese a avances en energías limpias —el 87% de su matriz es renovable, liderada por hidroeléctricas—, la presión agroindustrial y minera devora biomas críticos.

Chile (puesto 64): El ascensor climático

El país subió 12 posiciones gracias a medidas concretas: el cierre de 8 termoeléctricas a carbón (reduciendo un 20% las emisiones del sector energético) y la expansión de parques solares en Atacama, que hoy aportan el 24% de su electricidad.

Sin embargo, el país aún enfrenta desafíos en áreas como la protección de ecosistemas marinos y emisiones agrícolas.

A nivel global, el EPI alerta que solo el 21% de las áreas marinas protegidas cuentan con una vigilancia efectiva contra la pesca ilegal, una problemática que también resuena en zonas costeras chilenas donde la fiscalización ambiental sigue siendo limitada.

La gran lección del ranking 2024 no es quién está primero o último, más bien entender lo que “se esconde” detrás de los números.

Estar en lo alto requiere más que promesas o titulares. Implica implementar, fiscalizar y sostener en el tiempo políticas que de verdad cuiden la biodiversidad, reduzcan emisiones y mejoren la salud ambiental.

Referencias de la noticia

- Universidad de Yale y Universidad de Columbia. (2024). Environmental Performance Index 2024. Publicado en la web de EPI.

- Universidad de Yale. (2024). Environmental performance index showcases an unexpected top ranking and failing of international biodiversity commitment. Publicafo en la web de EPI.