El Peloponeso: el nuevo paraíso vinícola de Europa, con Sol y playas paradisíacas
Mientras destinos como Santorini y Mykonos siguen atrayendo multitudes, algunos buscan el encanto más genuino del Peloponeso. Esta península montañosa, aún en gran parte inexplorada, combina excelentes vinos con playas serenas y ruinas antiguas.

En Grecia, el turismo no se limita solo a las islas. La región del Peloponeso, situada al oeste de las famosas islas del Egeo, se está consolidando como un destino predilecto para los amantes del vino, ofreciendo una alternativa auténtica y menos turística a lugares como Miconos o Santorini.
Con una extensión de más de 20.000 kilómetros cuadrados, esta escarpada península alberga innumerables viñedos, algunos de los cuales han cultivado variedades de uva autóctonas durante miles de años.
Un nuevo paraíso turístico, donde prosperan dos variedades de vino
Dos variedades destacan entre las muchas que prosperan allí: la agiorgitiko, una uva tinta muy extendida, y la moschofilero, una uva rosada de aroma floral, originaria de la región de Mantinia, en el corazón del Peloponeso.
La larga tradición vitivinícola de la región se remonta a la civilización micénica, con evidencia arqueológica que apunta a la producción de vino hace más de 3.500 años. Hoy en día, este legado perdura en productores que combinan conocimientos ancestrales con técnicas modernas.
La Bodega Monemvasia es uno de los ejemplos más notables. Fundada en 1997, rinde homenaje a la historia de la viticultura local, centrándose en vinos blancos elaborados exclusivamente con variedades de uva autóctonas. Kydonitsa es un vino de autor para quienes prefieren los vinos secos, mientras que Monemvasia-Malvasía, un vino dulce inspirado en la época medieval, revive una tradición casi olvidada.
Más al norte, Ktima Tselepos destaca por la producción de vinos frescos y minerales de Moschofilero, mientras que Tetramythos, ubicada en las montañas, recupera el uso de ánforas de arcilla, similar a la antigüedad, lo que otorga a sus vinos blancos un perfil aromático único.
Por su parte, Domaine Skouras, uno de los nombres más respetados del panorama vinícola griego, produce el aclamado Megas Oenos, un elegante ensamblaje de Agiorgitiko y Cabernet Sauvignon, con notas especiadas y frutos rojos.
Para quienes visitan la región, la ciudad costera de Nauplia es la base ideal para explorar viñedos y castillos. Con una historia que se remonta a la Edad Media, esta ciudad portuaria combina arquitectura neoclásica, imponentes fortalezas y una vibrante escena cultural.
El King Othon Boutique Hotel, en pleno centro histórico, ofrece un alojamiento exquisito en un edificio restaurado, con fácil acceso a lugares como el Castillo de Bourtzi, ubicado en un islote, o la impresionante Fortaleza de Palamidi, desde donde se puede contemplar toda la ciudad.
Experiencias gastronómicas, tranquilidad costera y un hermoso patrimonio en el Peloponeso
Entre visitas a bodegas y monumentos, merece la pena descubrir la gastronomía local. A lo largo del paseo marítimo de Nauplia, restaurantes como el histórico Savouras, en funcionamiento desde 1841, sirven pulpo a la parrilla y calamares frescos, mientras que The Nest se especializa en especialidades como taramasalata y moussaka. Para quienes deseen disfrutar de la región, la Vinoteca Karonis es el lugar ideal para comprar vinos de diversas regiones del Peloponeso.

Pero no solo de vino vive el visitante. Pequeños pueblos como Vivari y Trapeza ofrecen experiencias gastronómicas junto al mar y una tranquilidad difícil de encontrar en la Grecia continental.
Para los más aventureros, la línea ferroviaria Diakopto-Kalavryta recorre la región desde la costa hasta las montañas, a lo largo del desfiladero de Vouraikos. A lo largo de 22 km, el tren pasa por pintorescos pueblos como Niamata y Kato Zachlorou, que ofrecen impresionantes vistas de la exuberante vegetación y los acantilados rocosos.
En un país donde la fama de las islas a menudo eclipsa la del continente, el Peloponeso se perfila como un destino completo: rico en sabores, paisajes y recuerdos. Para los verdaderos amantes del vino y de la cultura griega, este es un viaje imperdible, donde cada copa cuenta una historia milenaria.