Escudo de polvo lunar podría ayudar a frenar el calentamiento global

Científicos de la Universidad de Utah investigan si lanzar al espacio polvo lunar de manera controlada, entre la Tierra y el Sol, podría ayudar a frenar el calentamiento global y a mitigar los impactos del acelerado cambio climático.

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Lanzar polvo lunar podría salvarnos del calentamiento global.

El cambio climático es un hecho, y aunque se logren emisiones cero de un día para el otro el daño sigue en marcha, los gases de efecto invernadero (GEI) ya liberados continuarán por largos años en la atmósfera alentando al caos ambiental.

Bajo esta motivación, varios grupos de científicos alrededor del mundo buscan opciones alternativas para intentar frenar este calentamiento, conectadas directamente con la idea de reducir la cantidad de radiación solar que le llega al planeta Tierra.

La intención de disminuir el calentamiento del planeta bloqueando de manera regulada un porcentaje de la radiación solar que la Tierra recibe, ya la hemos escuchado muchas veces. Algunos proyectos de geoingeniería solar suenan bastante descabellados y hasta aterradores, dado que por cubrir un problema podrían desatarse varios más; mientras que otros proyectos motivan a los científicos a seguir investigando en busca de la mejor solución, como es el caso del reciente estudio liderado por el Dr. Ben Bromley, astrofísico teórico de la Universidad de Utah, y recientemente publicado publicado en la revista científica PLOS Climate.

El polvo lunar podría salvarnos del calentamiento global

En la búsqueda de lograr darle sombra a la Tierra para regular el calentamiento, el grupo de investigación del Dr. Bromley analizó las diferentes propiedades de las partículas de polvo lunar, las cantidades del mismo y las órbitas que serían más adecuadas para lograr el éxito.

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Se podría retener el 'parasol' construido de polvo lunar en la posición ideal entre la Tierra y el Sol, por un tiempo", explica el Dr. Sameer Khan

Se inspiraron en un proceso natural y conocido como la formación de los planetas, porque al ser desordenado levanta mucho polvo astronómico, que puede formar anillos alrededor de la estrella anfitriona, dichos anillos interceptan la luz de la estrella central y la vuelven a irradiar, así es como podemos detectarla desde nuestro planeta. Justamente, buscar anillos de polvo es uno de los recursos que tienen los científicos para hallar estrellas que están formando nuevos planetas.

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Ubicación de granos simulados de tamaño micrométrico lanzados continuamente desde un orbitador en L 1 en una vista instantánea desde la Tierra. Créditos: 'El polvo como escudo solar', Bromley, et al.

Bromley explica que: “esa fue la semilla de la idea; si tomáramos una pequeña cantidad de material y lo pusiéramos en una órbita especial entre la Tierra y el Sol y lo dividiéramos, bloquearíamos una gran cantidad de luz solar con una pequeña cantidad de masa”.

Crear un escudo con polvo lunar entre el Sol y la Tierra, que resulte eficiente para proyectar una sombra adecuada sobre nuestro planeta, necesita el posicionamiento correcto de dichas partículas para que pueda mantener una órbita.

Leyes de la gravedad ayudarían a mantener el escudo en su lugar

El Dr. Sameer Khan explicó que: “se podría retener el 'parasol' construido de polvo en la posición ideal por un tiempo, usando las leyes de la gravedad y haciendo suficientes simulaciones a lo largo del tiempo en varias órbitas diferentes”.

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Los cinco "Puntos de Lagrange". Créditos: Equipo científico de la NASA/WMAP

Esto se haría conociendo los llamados “Puntos de Lagrange”, puntos en el espacio donde un objeto pequeño, bajo la influencia gravitacional de dos cuerpos celestes, permanece en reposo con respecto a ellos. Los autores manejaron como primera opción colocar una plataforma espacial en el punto L1 de Lagrange, el punto más cercano entre la Tierra y el Sol donde se equilibran las fuerzas gravitatorias.

Simularon por computadora el disparo de partículas de prueba a lo largo de la órbita L1 (punto de equilibrio inestable), y rastrearon su dispersión; hallaron que cuando se lanza con precisión, el polvo sigue un camino entre la Tierra y el Sol, creando la sombra deseada por un tiempo breve. La radiación, el viento solar y la dentro gravedad de este sistema disipan la nube de polvo en pocos días, por lo que este método necesitaría lanzamientos 'infinitos' de polvo lunar para proyectar la sombra significativa que se necesita.

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Ubicación de una partícula de prueba simulada, lanzada balísticamente desde la Luna, cruzando la cara del Sol vista desde la Tierra. Créditos: 'El polvo como escudo solar', Bromley, et al.

Los científicos entonces experimentaron con un segundo escenario, en este caso lanzaron el polvo lunar desde la superficie de la Luna hacia el Sol. Las simulaciones probaron cómo el polvo lunar se dispersaba a lo largo de varios cursos, hasta que encontraron excelentes trayectorias dirigidas hacia L1 que sirvieron como un escudo efectivo.

Resultados positivos y mucho por investigar

De las dos simulaciones trabajadas, lanzar el polvo lunar desde su propio lugar de origen hacia el Sol resulta doblemente positivo, porque se necesita mucha menos energía para lanzarlo desde allí que desde la Tierra.

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Lanzar el polvo lunar desde su lugar de origen hacia el Sol necesitaría mucho menos energía que si se hace desde la Tierra.

El Dr. Bromley hace hincapié en que: “no somos expertos en cambio climático ni en la ciencia espacial necesaria para mover masa de un lugar a otro. Simplemente estamos explorando diferentes tipos de polvo en una variedad de órbitas para ver qué tan efectivo podría ser este enfoque”.

“Nuestra estrategia podría ser una opción para abordar el cambio climático”, concluye Bromley, “si lo que necesitamos es más tiempo”.

Por supuesto que reponer las corrientes de polvo cada pocos días resultaría un enorme desafío logístico, pero allí radica también una de las ventajas más destacadas de este método. Se trataría de un escudo temporal, como la radiación dispersa las partículas de polvo por todo el sistema solar, no llegarían a la Tierra; por lo tanto, esta propuesta no alteraría la composición de la atmósfera terrestre generando un nuevo problema permanente. “No crearía un planeta permanentemente frío e habitable, como la serie de ciencia ficción 'Snowpiercer'”, dicen los autores.

Por supuesto que si no se logra pronto reducir al máximo las emisiones de GEI, este método del 'parasol' haría honor a la conocida frase: “no intentes tapar el Sol con un dedo” (o con una capa de polvo lunar, en este caso), porque el enorme problema seguirá latente si no se soluciona de raíz.