Insólito: descubren qué partes de nuestro cuerpo nos resultan inútiles hoy en día
Algunas partes de nuestro cuerpo nos fueron muy útiles en el pasado lejano, pero la evolución las ha vuelto obsoletas. ¡Descubre cuáles!

Aunque nuestro cuerpo es el resultado de millones de años de evolución, ha conservado ciertos vestigios del pasado que, si bien eran necesarios para nuestros antepasados, ya no nos resultan realmente útiles. Estas partes de nuestro cuerpo se denominan estructuras vestigiales, de las cuales presentamos diez ejemplos.
El coxis: los vestigios de una cola perdida
Una de las estructuras vestigiales más conocidas es, por supuesto, el coxis. Este pequeño hueso en la base de nuestra columna vertebral nos recuerda a nuestros ancestros con cola.
Se cree que estas colas desaparecieron durante una mutación genética hace unos 20 millones de años, cuando los homínidos y los grandes simios se separaron de otros primates. Hoy en día, este hueso no tiene ninguna función, salvo para hacernos daño al caer de trasero.
Amígdalas: una defensa que ya no es esencial
Si bien en el pasado las amígdalas servían como una auténtica barrera inmunitaria contra las infecciones, hoy en día han quedado relegadas a un segundo plano, tanto que es posible extirparlas sin consecuencias demasiado graves.
El apéndice: algunas incertidumbres sobre su apariencia vestigial
El origen y las funciones del apéndice aún son inciertos. Algunos creen que este órgano vestigial es un derivado de un órgano más grande que antiguamente compartían los humanos y los grandes simios, mientras que otros creen que el apéndice aún es útil porque alberga bacterias beneficiosas.
Sin embargo, si se produce inflamación, será necesario extirparlo, al igual que administrar analgésicos.
El cabello: una utilidad relativa hoy en día
Como muchos animales, el pelo se usaba principalmente para abrigarnos en el pasado remoto. Sin embargo, la ropa ha cumplido esta función mucho mejor durante miles de años, lo que significa que ya no tiene mucha utilidad en la actualidad. No obstante, cabe destacar que parte del pelo aún cumple una función protectora, especialmente alrededor de los ojos y la nariz.
El músculo erector del pelo: ¡te pondrá la piel de gallina!
La piel de gallina es provocada por los músculos erectores del pelo u horripiladores, ubicados en la base de cada pelo. Si estos músculos causan piel de gallina, es por una simple razón fisiológica: al estar de pie, los pelos atrapan una capa de aire, lo que nos permite mantener nuestra temperatura corporal con mayor facilidad. Sin embargo, como se explicó anteriormente, hemos perdido nuestra fuerte vellosidad con el paso de los milenios, lo que significa que estos músculos ya no son tan interesantes hoy en día.
Además, ponernos la piel de gallina cuando estamos emocionalmente cargados ya es cosa del pasado. Se cree que levantarnos el pelo nos permitía parecer más imponentes para impresionar y ahuyentar a los depredadores. Los gatos y algunos perros, por ejemplo, utilizan esta técnica.
Músculos auriculares: ¿sabes cómo mover las orejas?
Probablemente, hayas notado que algunas personas pueden mover las orejas y otras no. Sin embargo, todos podemos hacerlo gracias a los músculos auriculares, que son una reliquia de nuestro pasado.
Estos permiten a muchos animales rotar las orejas para orientarlas en una dirección determinada y oír mejor ciertos sonidos. Los humanos también los tenemos, pero hace tiempo que no sirven y estamos perdiendo gradualmente nuestra capacidad para usarlos.
El tubérculo de Darwin: otro vestigio de una oreja móvil
El tubérculo de Darwin es un pequeño pliegue en el borde superior de la oreja, comparable a la punta de la oreja de algunos animales, especialmente monos. Si bien puede ser muy pronunciado en algunos, es principalmente un vestigio de una oreja móvil y, por lo tanto, ya no tiene ninguna utilidad.
El pliegue semilunar: ¿un tercer párpado?
El pliegue semilunar de la conjuntiva corresponde a esta pequeña protuberancia rosada en el ángulo interno del ojo. Se trata de un remanente de una membrana que, en ciertos animales, sirve como “visera” ocular.
Nuestros lejanos ancestros reptiles sí poseían este tercer párpado , lo que explica la presencia de esta estructura vestigial. Sin embargo, no tiene interés para los humanos.
El músculo palmar largo: un vestigio de nuestros antepasados
Aproximadamente el 86% de la población tiene este músculo, que se puede observar colocando el dorso de la mano sobre una mesa e intentando que el pulgar y el meñique se toquen. Entonces verá aparecer un tendón en la base de la muñeca, o no, si forma parte del 14% de la población que no lo tiene.
Este músculo carece de interés en cualquier caso, ya que está subdesarrollado en los humanos, a diferencia de muchos primates que utilizan ampliamente sus antebrazos para desplazarse, en particular los monos arborícolas. En los humanos, este tendón se utiliza principalmente en cirugía reconstructiva para reemplazar un tendón defectuoso en otra parte del cuerpo.
Muelas del juicio: muchos problemas para poco uso
Las muelas del juicio fueron esenciales para masticar ciertos alimentos, como raíces, frutos secos y algunas carnes crudas. Sin embargo, nuestras mandíbulas se han encogido a lo largo de millones de años y ya no tienen mucho espacio, ya que también cumplen la misma función que nuestros molares.

Como resultado, estas muelas del juicio suelen doler al crecer, y a menudo es necesario extirparlas antes de que la evolución lo haga definitivamente.
Referencia de la noticia
Aquí hay diez partes del cuerpo que ya no nos sirven, o casi, Ouest-France (17/07/2025), Noémie Dambrin