¿Por qué no podemos mantener los ojos abiertos cuando estornudamos?

Lo hemos intentando muchas veces y el resultado es el mismo: cuando estornudamos no podemos permanecer con los ojos abiertos por más que lo intentemos, y esto tiene una explicación puramente física.

Estornudo
Según un estudio norteamericano, un estornudo puede expulsar aire a velocidades entre 110 y 150 km/h y llegar hasta los 6 metros.

Si partimos de la base que el acto de estornudar es involuntario, podemos entender el porqué es imposible mantener los ojos abiertos, en un mecanismo, el del estornudo, que además está ligado al cerebro.

El estornudo, un mecanismo de defensa involuntario

El estornudo es un proceso natural que el cuerpo realiza para protegerse y expulsar elementos extraños antes de que lleguen a nuestros pulmones o vías respiratorias.

Se inicia con una inhalación profunda, seguido de una rápida expiración, y culmina con el cierre brusco de la glotis para generar la presión necesaria. Durante este proceso, la conexión entre el estornudo y el cierre de los ojos se establece a través de un reflejo involuntario.

Cuando se produce el estornudo, los músculos de la cara se contraen rápidamente. Este brusco movimiento muscular incluye los músculos alrededor de los ojos, lo que lleva al cierre automático de los párpados. Aunque este fenómeno parece casi instantáneo, es el resultado de una coordinación precisa entre el sistema nervioso y los músculos faciales.

El papel del nervio trigémino en la respuesta al estornudo

La clave para entender el porqué no podemos mantener los ojos abiertos al estornudar radica en el nervio trigémino, uno de los doce pares de nervios craneales. Este nervio desempeña un papel crucial en la sensación facial y en los movimientos de los músculos involucrados en el estornudo.

Cuando se produce un estímulo irritante en la nariz, como el polvo o un alérgeno, el nervio trigémino se activa. Este impulso nervioso viaja rápidamente al cerebro, desencadenando la respuesta de estornudo.

Al mismo tiempo, el nervio trigémino envía señales a los músculos faciales, incluyendo a los responsables de cerrar los ojos, como parte del proceso de protección del sistema visual durante el estornudo.

Adaptación evolutiva y protección ocular

Pero, ¿por qué evolucionó esta conexión entre el estornudo y el cierre de los ojos? La respuesta podría radicar en la necesidad de proteger los ojos de posibles daños.

Durante un estornudo, la fuerza de la expulsión de aire puede ser significativa, y mantener los ojos abiertos podría exponerlos a partículas dañinas o incluso a lesiones.

La conexión entre el estornudo y el cierre de los ojos, por lo tanto, puede considerarse como una adaptación evolutiva para preservar la integridad ocular en situaciones potencialmente peligrosas.

Hay excepciones que confirman la regla

No obstante, existen casos de personas que sí pueden estornudar con los ojos abiertos, pero esto ocurre debido a un fallo en su sistema nervioso que impide que tengan reflejos. Al producirse el estornudo, el mensaje neurológico que manda la orden de cerrar los ojos no llega, y por tanto, los ojos no responden a la acción que deberían.