Los récords que dejó la peor ola de calor invernal en la historia registrada de Chile

Por su extensión temporal y territorial, además de la afectación que causó en la cordillera andina, este evento anómalo de temperaturas cálidas quedará en los anales meteorológicos del país. Claro, hasta que un invierno próximo lo opaque.

termómetro en un fondo de cielo y Sol en tonos naranjas
Las extraordinarias temperaturas inundaron no solo Chile, sino que también otros países de América del Sur.

Con 26,6 °C de máxima, Santiago cerró este viernes (4 de agosto) su novena ola de calor en lo que va del presente año. Un evento de altas temperaturas catalogado como “extremo” por los expertos, no sólo por las marcas oficiales que llegaron a 37,0 °C en los valles del norte chico, sino que también por su extensión territorial y amplitud temporal.

Un fenómeno anormal que abarcó a gran parte de Sudamérica, aunque con especial encono al norte de Chile y Argentina con registros que rondaron 40,0 °C a la sombra en pleno invierno.

Por lo mismo, esta fue calificada como la peor ola de calor invernal en la historia registrada por esta parte del mundo. Sin dudas un evento extremo que se hizo aún más patente en la cordillera de Los Andes licuando la poca nieve caída en la temporada y acelerando el ya veloz proceso de derretimiento de los glaciares.

¿Por qué?

“Durante julio se presentaron temperaturas máximas extremas en el norte de país con olas de calor que duraron 12 días en Arica y 14 en Iquique. Esto debido a las altas temperaturas superficiales del mar y la presencia de una alta presión fortalecida”, explicó la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).

Luego llegó una dorsal para ampliar la superficie sofocada en el país. ¿De qué se trata? “Significa que el aire al descender aumenta las temperaturas bajo un cielo despejado”, apunta el organismo.

imagen prevista de las temperaturas en 850 hPa
La extensión de la masa de aire cálida (tonos amarillos a rojos) abarcó una gran extensión de América del Sur entre final de julio y comienzos de agosto.

Esta dorsal se extendió hasta la Región de La Araucanía por el sur de Chile, lo cual favoreció las olas de calor, e incluso, se batieron algunos récords mensuales.

Nuevas marcas

La estación de Rodelillo, en las alturas de Valparaíso, alcanzó la máxima más elevada en su historial de registros para un julio con 17,5 °C. Mientras que en Antofagasta obtuvieron la segunda marca más alta para el séptimo mes del año con 17,5 °C y en Iquique, la tercera con 20,1 °C.

Además, Vicuña en la Región de Coquimbo concretó la segunda temperatura más alta en un invierno meteorológico (junio, julio, agosto) en Chile con 37,0 °C oficiales.

Estas son las temperaturas más altas registradas en el país durante un invierno:

LugarCiudadTemperatura (ºC)Año
Copiapó 37,3 1951
Vicuña 37,0 2023
Arica 34,2 1911
Vallenar 34,2 1981
Vallenar 34,0 1987
Top 5 de las mayores temperaturas históricas del invierno en Chile. Fuente: Dirección Meteorológica de Chile.

Olas de calor

Santiago se mantuvo durante 8 días consecutivos con ola de calor invernal (28 julio a 4 agosto), la quinta más extensa en su inventario.

Así, la capital sumó su novena ola de calor en lo que va del año. De seguir a este ritmo es muy probable que se rompa el récord de 2019 que ostenta 13 de estos eventos de calor diurno extremo.

Y tal como Santiago, Iquique también destaca por el gran número de olas de calor en 2023 al sumar 9. Arica, Calama y Caldera acumulan 6 en el norte de país; mientras que Antofagasta lleva 5 y La Serena 3 en lo que va del año.

Isoterma cero grados extremamente alta

Tal vez lo más preocupante que dejó esta anomalía cálida en pleno invierno fue la ubicación de la isoterma 0, es decir, del cero grado que superó ampliamente los 4 mil metros.

Lo anterior facilitó, por ejemplo, mínimas de 8,0° y máximas de 17° durante varias jornadas a casi 3 mil metros de altitud en la cordillera andina de Valparaíso (Los Libertadores) y la Región Metropolitana (El Colorado) acelerando el proceso de derretimiento de los glaciares y la escasa nieve que se había acumulado en este invierno deficiente en precipitaciones, pero demasiado generoso en calor.