Salineros de Cáhuil modernizan su tradición: incorporan energía solar para una producción sustentable
Un proyecto de la Universidad de O’Higgins logró sustituir el diésel por energía fotovoltaica en las históricas salinas de la región, demostrando que la innovación tecnológica es clave para la supervivencia de los oficios patrimoniales.

Unir una práctica de siglos con la tecnología del futuro es el nuevo logro de los productores de sal en el sector de Cáhuil. Tras dos años de trabajo junto a investigadores de la Universidad de O’Higgins, este oficio patrimonial ha logrado independizarse de la red eléctrica y del petróleo, adoptando la energía del sol para modernizar sus procesos sin perder su esencia artesanal.
Para solucionar esto, un equipo de la Universidad de O’Higgins (UOH), con fondos del Gobierno Regional, implementó una iniciativa de transición energética que permitió sustituir la maquinaria de combustión por bombas eléctricas de alta eficiencia. Con ello, la producción de sal en Cáhuil hoy es alimentada exclusivamente por energía solar fotovoltaica.
Independencia energética
Gracias a esta iniciativa, la energía solar es utilizada tanto para mover el agua como para el posterior procesamiento de la sal (molienda y yodación). Con esto, la producción de sal de Cáhuil continúa siendo tradicional, pero con una menor huella de carbono.

“Pudimos entregar un suministro limpio y sustentable. También instalamos bombas impulsadas con energía solar para mover el agua entre los cuarteles de producción e implementamos un sistema de desagüe más rápido y eficiente para optimizar cada temporada de trabajo”, explicó Daniele Tardani, director del proyecto y académico de la UOH.
Esto soluciona un problema histórico de la zona costera: la inestabilidad eléctrica. Ahora, los productores de Cáhuil, Barrancas y La Villa pueden operar su maquinaria e iluminar sus faenas sin depender de la red convencional, manteniendo la producción activa incluso durante los frecuentes cortes de luz que afectan a la comuna en los meses de invierno.
Ionización sustentable
Más allá de la extracción, el gran desafío comercial para la sal de Cáhuil es cumplir con la normativa sanitaria chilena, que exige la yodación (adición de yodo) para el consumo humano.
La nueva sala de procesos energizada por la microrred permite que la maquinaria de dosificación de yodo y los sistemas de secado funcionen de manera constante y económica. Al reducir los costos operativos (eliminando la compra de combustible), los salineros pueden ofrecer un producto de mesa de alta calidad, con identidad local y elaborado con energía 100% limpia.
Un modelo replicable de transferencia tecnológica
Este caso de éxito en O’Higgins resalta una tendencia global en la ciencia aplicada: la tecnología apropiada. No se trata de industrializar masivamente un proceso artesanal, sino de utilizar herramientas de vanguardia (energía solar, almacenamiento en baterías, bombeo eléctrico) para blindar una tradición frente a los costos energéticos y al impacto ambiental.

Hoy, para los salineros de Cáhuil, el sol no solo evapora el agua para cosechar la sal; también les da electricidad para procesarla y llevarla al mundo.
Referencias de la noticia
Nota de prensa Universidad de O'Higgins. Innovación para un oficio centenario: UOH moderniza las Salinas de Cáhuil.