Superbolts: rayos super energéticos y 1000 veces más brillantes

Estudios recientes confirman que existen rayos hasta 1000 veces más brillantes que el promedio, y que involucran enormes cantidades de energía. Esto confirma una sospecha que se tenía desde la década del 70.

Rayos
Desde la década del 70 se sospechaba que existen rayos mucho más brillantes y energéticos que el promedio.

Cuando se mira una noche tormentosa con mucha actividad eléctrica, puede parecernos que algunos relámpagos son más luminosos y brillantes que otros. Hasta hace poco tiempo se pensaba que esa sensación de mayor brillo era solo un efecto óptico definido por la posición relativa del observador respecto de la tormenta. Ahora, algunas evidencias confirman que existen relámpagos super luminosos y que involucran mucha más energía. Se los denomina superbolts.

Los superbolts realmente existen. Esto fue confirmado por dos nuevos estudios, según indica un informe de LiveScience, y pueden llegar a ser hasta 1.000 veces más brillantes que el promedio. El término superbolts, no es nuevo. Viene de un estudio histórico que acuñó el término en la década de 1970, pero luego la comunidad meteorológica cuestionó si los superbolts son realmente más brillantes que la mayoría de los demás relámpagos, o si simplemente parecen más brillantes dependiendo del ángulo de observación del satélite.

Ahora, después de evaluar años de datos, los científicos confirmaron que estos rayos ultrabrillantes pueden producir al menos 100 gigavatios de energía cada uno. Para tener un marco de referencia, ese valor corresponde a la energía producida por todos los paneles solares y turbinas eólicas en los Estados Unidos durante 7 meses y medio. Ese valor total en 2018 fue de aproximadamente 163 gigavatios, según el Departamento de Energía de EE.UU.

Rayos con alto poder de daño

Los superbolts se describieron por primera vez como relámpagos excepcionales que eran "más de 100 veces más intensos que los relámpagos típicos", según un estudio publicado en 1977 en el Journal of Geophysical Research. Para este estudio se utilizaron datos de rayos proveniente de observaciones de los satélites Vela, que se lanzaron en 1969 para detectar explosiones nucleares desde el espacio y operaron hasta 1979, según la NASA.

Los instrumentos de Vela registraron miles de rayos por año, incluidos superbolts que cayeron en todo el mundo, con mayor frecuencia en el Océano Pacífico Norte. En ese estudio se detectó que un destello de superbolt cerca de Sudáfrica en 1979 fue tan poderoso que se pensó que era la detonación de una bomba nuclear, informó The New York Times ese año. Otro superbolt que golpeó Terranova en 1978 dejó una franja de daño de una milla a su paso, informó el Times en aquel momento.

En su reporte, el Times señalaba que "los árboles se partieron, las antenas de televisión se retorcieron más allá del reconocimiento, los transformadores se rompieron y los interruptores automáticos colgaban de los postes de las líneas eléctricas, y había cráteres en la nieve recién caída". Lo cierto es que los superbolts también son muy raros, y ocurren sólo unas cinco veces en 10 millones de destellos, según lo detallado por B. N. Turman, un investigador de la Air Force Technical Applications Center ubicada en la Patrick Air Force Base en Florida, que había formado parte de la investigación.

Rayos super brillantes

El pasado 12 de noviembre se publicaron en la revista Journal of Geophysical Research: Atmospheres los nuevos estudios que también recurrieron a los satélites para realizar observaciones de superbolt. El primer estudio describió los relámpagos más brillantes en las Américas, registrados entre 2018 y 2020 por un sensor llamado Geostationary Lightning Mapper (GLM) montado en los satélites ambientales operacionales geoestacionarios - Serie R (GOES-R).

En diálogo con LiveScience, Michael Peterson, autor principal de ambos estudios e investigador de teledetección en el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México señaló que "nos centramos en superbolts que son sustancialmente más brillantes que los relámpagos normales, al menos 100 veces más enérgicos, y luego observamos los pulsos superiores por encima de ese umbral, con los casos superiores incluso más allá de 1.000 veces más brillantes".

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Los estudios detectaron que los rayos entre nubes tienden a ser más energéticos.

En el segundo estudio, los científicos analizaron los datos recopilados entre 1997 y 2010 por el satélite Fast On‐Orbit Recording of Transient Events (FORTE). Descubrieron que ciertas condiciones de visualización afectaban el brillo del rayo (cuando la vista del satélite no estaba obstruida por las nubes, un rayo podía parecer algo más brillante) y algunas sospechas de observaciones de superbolts sí entraban en esa categoría. Pero de todas formas, esos casos puntuales resultan solo un problema para los casos más tenues cerca del umbral mínimo del superbolts, y los superbolts reales eran significativamente más brillantes que eso.

Los científicos encontraron que los superbolts podían emanar de pulsos eléctricos entre nubes, así como de pulsos de nube a tierra. Los superbolts que aparecieron sobre el océano fueron alimentados por la acumulación gradual de cargas eléctricas en las nubes de tormenta, por lo que no fue sorprendente que los rayos fueran más poderosos cuando toda esa electricidad finalmente se liberó. Los superbolts más brillantes tendían a agruparse en regiones geográficas donde las grandes tormentas eléctricas son comunes, y la apariencia de los superbolts se asoció con relámpagos horizontales largos que pueden abarcar cientos de kilómetros, y que recientemente se han denominado 'megaflashes.