Así explican los astronautas el extraño “aroma” del espacio: cómo es posible que huela a metal y carne quemada
Astronautas de distintas misiones coinciden en algo inesperado: el espacio parece tener olor. Descripciones que van desde metal caliente hasta carne quemada abren una curiosa pregunta científica. ¿El espacio realmente huele?

Aunque el espacio es un vacío casi perfecto, numerosos astronautas aseguran que, al regresar de caminatas espaciales, perciben aromas intensos y extraños. ¿Es posible que el espacio huela? La respuesta combina química, física y experiencia humana en condiciones extremas.
¿A qué huele el espacio según los astronautas?
Desde las primeras misiones tripuladas, varios astronautas han descrito una experiencia sensorial que sorprende incluso a la comunidad científica. Tras realizar caminatas espaciales y regresar al interior de la nave, muchos coinciden en que sus trajes desprenden un olor particular.
El astronauta canadiense Chris Hadfield explicó que el olor le recordaba al de “una herramienta metálica recién soldada”, mientras que Don Pettit lo asoció al aroma posterior a una descarga eléctrica. Otros tripulantes de la Estación Espacial Internacional (EEI) han comparado la experiencia con el olor que queda tras encender fuegos artificiales o después de una parrilla.

Lo llamativo es que estas descripciones no corresponden a una sola misión ni a una sola agencia espacial. Astronautas de la NASA y de otras agencias han reportado percepciones muy similares a lo largo de los años, lo que sugiere que no se trata de una ilusión ni de una experiencia aislada, sino de un fenómeno físico real asociado al entorno espacial.
¿Por qué se produce este “aroma” tan extraño?
La explicación no está en que el espacio “huela” por sí mismo, sino en los procesos químicos que ocurren cuando los materiales expuestos al entorno espacial regresan a una atmósfera con oxígeno.
Esta forma de oxígeno, muy abundante en la órbita baja terrestre, es altamente reactiva y puede alterar químicamente los materiales con los que entra en contacto.

Según explica la NASA, cuando los astronautas regresan al interior de la nave y se quitan el casco, esos compuestos químicos reaccionan rápidamente con el oxígeno del aire. El resultado es la liberación de moléculas que el olfato humano puede detectar y que recuerdan a procesos de combustión, soldadura o metal caliente. Se trata de reacciones similares a una oxidación acelerada, comparable al olor que deja una chispa eléctrica.
Entonces… ¿el espacio realmente huele?
Desde un punto de vista físico, el espacio no tiene olor. El olfato humano solo funciona cuando moléculas químicas viajan a través del aire y estimulan los receptores de la nariz. En el vacío casi absoluto del espacio exterior no existe un medio que transporte esas moléculas, por lo que no es posible oler directamente.

El llamado “olor del espacio” es, en realidad, una experiencia indirecta que ocurre dentro de la nave espacial, no en el vacío cósmico. Es el resultado de la interacción entre la química del entorno espacial y la atmósfera artificial de la nave.
Además, el cerebro humano juega un papel importante. En condiciones extremas como la microgravedad, donde la orientación y la percepción corporal cambian, los estímulos sensoriales pueden sentirse más intensos y memorables. Así, más que un olor propio del cosmos, se trata de una huella química del ambiente espacial, revelada solo al regresar a un entorno con aire.
Referencias de la nota
NASA: ¿A qué huele el espacio?
National Geographic: ¿A qué huele el espacio? Los astronautas responden