Radares meteorológicos: escuchar para ver

Los fenómenos de tiempo extremo son cada vez más frecuentes en el mundo producto de los efectos del cambio climático. Entienda cómo funciona la herramienta capaz de ayudar a predecirlos.

radar meteorológico en terreno elevado
Una de las mejores ubicaciones para los radares meteorológicos son las cumbres altas para así evitar la interferencia de obstáculos orográficos.

Muchos países cuentan con dispositivos capaces de ayudar a predecir la intensidad y ocurrencia de estos fenómenos meteorológicos extremos, como lo son las lluvias de corta duración y de gran volumen, nevadas intensas, granizo, tornados y trombas marinas, con alto grado de exactitud y con relativa antecedencia (entre 15 a 30 minutos de anticipación).

Los radares meteorológicos son una herramienta importante a la hora de estimar la tasa de precipitación y el desplazamiento de las bandas de precipitación (dirección y velocidad) para así poder alertar a la comunidad mediante la emisión de pronósticos de muy corto plazo.

En algunos países, la red de radares meteorológicos no es la ideal para cubrir el territorio completo, e incluso, en otros como Chile, es inexistente. Con el aumento de los registros y observaciones de fenómenos como granizo, trombas marinas y tornados, las personas continúan a preguntarse cuándo llegarán estos aparatos capaces de ayudar a predecir su formación.

Así funcionan los radares meteorológicos

Más de alguno ya tuvo la oportunidad de jugar con el eco: gritar una frase y escucharla de vuelta en un determinado lugar, ¿cierto? Bueno, un radar meteorológico funciona de una forma algo parecida a esto.

El aparato emite una onda electromagnética en una cierta frecuencia (parecida a una onda de sonido). Esta onda se propaga (viaja por el aire) hasta encontrar un obstáculo -el tipo de obstáculo de interés de los meteorólogos son los hidrometeoros, como por ejemplo, las gotas de lluvia, granizo o nieve. Al chocar con ellos, la onda retorna al radar -de hecho, la señal que vuelve al radar también recibe en nombre de eco. El cambio que se produjo en la onda, así como el tiempo que demora en volver le da a los pronosticadores informaciones importantes sobre aquellos hidrometeoros.

Los hidrometeoros son partículas formadas por agua, que están en la atmósfera. Pueden estar en estado líquido o sólido.

Hay varios tipos de radares, todos con principios de funcionamiento más o menos parecidos. El más interesante operacionalmente es el polarimétrico, que permite identificar no solo la presencia y tamaño de las partículas y gotas de agua en la atmósfera, sino que también diferenciar entre lo que es lluvia de granizo, además de identificar el nivel donde se produce el límite de lluvia y nieve dentro de la nube.

El radar que mide viento

Imagine que está en una calle principal y a lo lejos escucha una sirena de ambulancia, donde el sonido cada vez se hace más alto y agudo a medida que la ambulancia se acerca. El sonido llega a su máxima intensidad cuando pasa la ambulancia por su frente, y vuelve a perder intensidad, volviéndose un poco más grave, hasta perderse, a medida que se aleja en la otra dirección. Este cambio en la frecuencia de la onda (de sonido), es lo que se conoce como efecto Doppler.

El principio Doppler es utilizado en radares meteorológicos para determinar la velocidad con la que los hidrometeoros y otros objetos detectados se acercan o se alejan de él, es decir es posible calcular la velocidad del viento en el área de cobertura de aquel radar.