Cómo los ríos “deciden” su forma: el equilibrio secreto entre erosión y sedimentación

Durante décadas, los científicos se han preguntado por qué algunos ríos serpentean en un único cauce mientras otros se dividen en múltiples brazos. Un estudio reciente revela que la clave está en un delicado juego entre erosión y acumulación de sedimentos.

Los ríos parecen seguir su propio instinto: algunos se abren en complejas redes de canales, mientras otros avanzan como una cinta única que serpentea suavemente. Detrás de esa diversidad de formas, sin embargo, hay reglas físicas muy precisas que controlan su evolución.

Un equipo internacional de científicos analizó imágenes satelitales de 84 ríos en distintas partes del mundo, recopiladas durante más de 36 años. Utilizando algoritmos avanzados para rastrear los cambios en sus cauces, descubrieron que el factor determinante para la forma de un río no es únicamente la cantidad de agua que transporta o la pendiente del terreno, sino un equilibrio (o desequilibrio) entre dos procesos opuestos: la erosión lateral y la acreción.

El estudio titulado “Single- and multithread rivers originate from (im)balance between lateral erosion and accretion”, publicado en Science, revela el mecanismo que define la forma de los ríos.

La erosión lateral ocurre cuando el flujo de agua desgasta y arrastra material de una de las orillas del cauce. La acreción, en cambio, es el proceso mediante el cual se depositan sedimentos en la orilla opuesta. Cuando estos procesos se mantienen en equilibrio, el río conserva un ancho estable y forma un solo cauce. Pero si la erosión gana la partida, el cauce se ensancha y puede terminar dividiéndose en múltiples brazos.

El delicado equilibrio que dibuja el cauce

En un río de un solo cauce, la erosión y la deposición de sedimentos se compensan constantemente. Esto permite que el río migre lentamente a través de la llanura de inundación sin cambiar drásticamente su anchura.

Es en este contexto donde se forman los meandros, esas curvas suaves y alargadas que todos reconocemos en los mapas y que resultan de siglos de desplazamiento lateral controlado.

Un meandro es una curva o giro pronunciado en el cauce de un río, formado por la erosión en la orilla exterior y la deposición de sedimentos en la interior, que da forma serpenteante al río.

Por el contrario, cuando la erosión lateral supera a la deposición, el cauce comienza a ensancharse más allá de su “ancho natural”. Esta inestabilidad provoca que el flujo se divida en varios canales, generando los llamados ríos multithread o multicanal. Estas ramificaciones no son desordenadas: siguen patrones predecibles determinados por la energía del flujo y la disponibilidad de sedimentos.

Cuando el río erosiona más de lo que deposita sedimentos, su cauce se ensancha y se divide en varios brazos, formando canales múltiples que siguen patrones naturales.

El estudio, publicado en la revista Science, no solo describe este mecanismo, sino que ofrece una fórmula matemática capaz de predecir el ancho de equilibrio de un río en función de su energía de flujo y la dinámica entre erosión y acreción.

Implicancias para restaurar y proteger ríos

Este descubrimiento tiene un impacto directo en la gestión ambiental y la planificación frente a inundaciones. Muchas intervenciones humanas han alterado el equilibrio natural de los ríos, convirtiendo cauces multicanal en canales únicos y estrechos, o viceversa. Restaurar un río a su estado original es costoso y complejo, pero esta nueva fórmula ofrece una guía más precisa para planificar esos trabajos.

Represas, canalizaciones, dragados, rectificación de cauces y muros de contención son intervenciones humanas que modifican la forma y dinámica natural de los ríos.

Los investigadores descubrieron que restaurar un río de un solo cauce requiere hasta diez veces más espacio y tiempo que restaurar uno multicanal con la misma energía de flujo. Esto significa que, en algunos casos, devolver un río a su dinámica natural podría ser más factible de lo que se creía, especialmente si se identifica que originalmente era multicanal.

Además, comprender la relación entre erosión y sedimentación podría ayudar a anticipar cambios en el curso de un río bajo escenarios de cambio climático. Un aumento en las lluvias extremas, por ejemplo, podría inclinar la balanza hacia una mayor erosión, favoreciendo la formación de ramificaciones y modificando el riesgo de inundación en áreas pobladas.

El hallazgo no solo resuelve una pregunta que intrigaba a los geomorfólogos desde hace décadas, sino que también abre la puerta a una gestión de ríos más inteligente, basada en procesos naturales, en lugar de imponer estructuras rígidas. Los ríos, en cierto modo, “deciden” su camino en función de cómo se equilibra el eterno tira y afloja entre agua y tierra. Y entender ese diálogo milenario puede ser la clave para convivir mejor con ellos en el futuro.

Referencias

-Austin J. Chadwick et al. Single- and multithread rivers originate from (im)balance between lateral erosion and accretion. Science 389, 146-150 (2025).

- The Current, University of California. Rivers choose their path based on erosion — a discovery that could transform flood planning and restoration.