¿Cuándo y cómo surgió el ser humano? Nuevos datos de la evolución
La ciencia continúa revelando nuevos capítulos de nuestra historia evolutiva. Lo que emerge en un retrato de resiliencia, adaptabilidad y creatividad: las cualidades que permitieron a una especie africana convertirse en una fuerza global que transformaría el planeta entero.

La pregunta sobre nuestros orígenes ha fascinado a la humanidad durante siglos. Hoy, gracias a los avances en genética, paleontología y arqueología, estamos reescribiendo la historia de cómo surgió el Homo sapiens. Los descubrimientos recientes nos revelan una narrativa mucho más compleja y fascinante de lo que imaginábamos.
De África al mundo
Durante décadas, se creyó que nuestra especie surgió en un único lugar de África oriental hace unos 200.000 años. Sin embargo, los hallazgos recientes están transformando radicalmente esta visión. Los fósiles de Jebel Irhoud en Marruecos, datados en 300.000 años, y los de Omo Kibish en Etiopía, con 233.000 años de antigüedad, sugieren que los primeros Homo sapiens ya habitaban el continente africano mucho antes de lo estimado.

Pero lo más revolucionario es la nueva teoría del origen múltiple. En lugar de una única "cuna de la humanidad", las evidencias genéticas y fósiles apuntan a que nuestra especie emergió a través de poblaciones separadas en distintas regiones de África que mantuvieron intercambio genético durante decenas de miles de años.
La salida de África tampoco fue un evento único. Los Homo sapiens comenzaron a migrar fuera del continente en varias oleadas, siendo la más exitosa la que ocurrió hace aproximadamente 70.000 años. Estos grupos llevaron consigo innovaciones tecnológicas y culturales que les permitieron adaptarse a nuevos entornos, desde los desiertos de Medio Oriente hasta las estepas de Eurasia.
Cuando los humanos no estaban solos
Uno de los descubrimientos más sorprendentes del siglo XXI es que nuestros antepasados no conquistaron el mundo en soledad. Cuando los Homo sapiens salieron de África, se encontraron con otras especies humanas que ya habitaban Eurasia: los neandertales en Europa y Medio Oriente, y los denisovanos en Asia.
Las investigaciones genéticas de 2024 han precisado que el mestizaje entre sapiens y neandertales ocurrió principalmente entre 50.500 y 43.500 años. Este encuentro no fue superficial: todos los humanos actuales de ascendencia no africana llevamos entre uno y dos por ciento de ADN neandertal en nuestro genoma. Los melanesios, por su parte, conservan entre cuatro y seis por ciento de genes denisovanos.
Estas contribuciones genéticas no son meras curiosidades evolutivas. Genes heredados de los neandertales influyen en características como el color de piel y cabello, la respuesta inmunitaria e incluso la susceptibilidad a ciertas enfermedades. Algunas variantes genéticas neandertales nos ayudaron a adaptarnos a los climas fríos de Eurasia, mientras que otras pueden aumentar el riesgo de padecer diabetes o depresión en contextos modernos.
Lo que nos hace humanos
¿Qué diferencia al Homo sapiens del resto de especies humanas? La respuesta va más allá de la anatomía. Si bien nuestro cerebro no es el más grande que ha existido, sí presenta una organización neuronal única que permitió el desarrollo de capacidades cognitivas extraordinarias.
El lenguaje complejo es quizás nuestra característica más distintiva. A diferencia de otras especies, los humanos modernos desarrollamos sistemas simbólicos sofisticados que nos permitieron transmitir conocimientos de generación en generación. Esta capacidad de acumulación cultural aceleró nuestra evolución de maneras que ninguna otra especie había experimentado.

El arte y la expresión simbólica son manifestaciones tempranas de nuestra cognición moderna. La pintura figurativa más antigua conocida, descubierta en Indonesia y datada en 51.200 años, demuestra que nuestros antepasados ya poseían pensamiento abstracto y capacidad narrativa. Estas expresiones no eran meras decoraciones: representaban cosmologías, historias y conocimientos esenciales para la supervivencia del grupo.
Investigaciones recientes han identificado genes específicamente humanos que regulan el desarrollo sináptico y la conectividad neuronal. Estos genes, que nos diferencian de neandertales y denisovanos, podrían explicar nuestras capacidades lingüísticas avanzadas, aunque curiosamente también están asociados con mayor susceptibilidad a trastornos neurológicos como el autismo o la esquizofrenia.
Referencias de la noticia
El País. ¿Desde cuándo existimos los seres humanos?
Ethic. Cinco claves que explican el origen africano de la humanidad.
El Español. Los descubrimientos arqueológicos e históricos que han sacudido el mundo en 2024.