NASA lidera un proyecto aéreo que estudia la calidad del aire: así se mide la contaminación

Con el aumento de las emisiones, la salud humana corre peligro y es por ello que se deben medir constantemente los niveles de contaminación. La NASA ha lanzado un proyecto para estudiar la calidad del aire. ¿Cuál es su particularidad?

avión DC-8
El avión DC-8 sobrevuela zonas urbanas para recopilar datos de calidad del aire. Imagen: NASA.

Actualmente, el 99% de la población mundial respira aire insalubre. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte con cifras alarmantes: la contaminación atmosférica causa 7 millones de muertes prematuras cada año.

Al exponernos a grandes concentraciones de partículas contaminantes de diámetro igual o inferior a 2,5 micrómetros (MP2,5), nos arriesgamos a enfermarnos de asma grave o por la disminución de la función pulmonar, que en ocasiones puede derivar en complicaciones mayores como accidentes cerebrovasculares e incluso cáncer.

De esta forma, se hace imprescindible medir la calidad del aire –sobre todo en las grandes urbes– para así tomar acciones ambientales a corto plazo. La NASA trabaja en coordinación con la NOAA para estudiar la contaminación en áreas densamente pobladas y se concentra en fuentes de emisión distintas al transporte, que ha disminuido en comparación con años anteriores.

En particular, se centrarán en fuentes de emisión que incluyen productos de cuidado personal, agentes de limpieza, dispositivos de combustión de gas más pequeños y vertederos, especifica la NASA.

Se trata del proyecto AEROMMA –Emisiones y reacciones atmosféricas observadas desde las megaciudades hasta las áreas marinas– que partió a finales de junio y concluirá en agosto de 2023. Con el empleo del avión DC-8 de la NASA, se pretende volar a baja altitud sobre ciudades norteamericanas como Los Ángeles y Nueva York para estudiar las emisiones urbanas y las reacciones químicas atmosféricas.

Habitualmente, ¿cómo se mide la calidad del aire?

Existen varios tipos de instrumentos y técnicas que permiten analizar los niveles de contaminación en la atmósfera. Encontramos desde tubos de difusión hasta sensores químicos y físicos que miden la contaminación casi en tiempo real.

Generalmente, los sistemas de vigilancia de la calidad del aire cuentan con sensores que detectan contaminantes específicos. Algunos usan láseres para escanear las partículas en un metro cúbico de aire, mientras que otros se basan en imágenes satelitales para medir la energía reflejada o emitida por la Tierra, explica la ONU.

Para definir los niveles de contaminación, se emplea el Índice de Calidad del Aire (ICA). Si el ICA es elevado, es porque hay una gran densidad de contaminantes en el aire. Este parámetro presenta una escala que va de 0 a 500: por ejemplo, si el ICA es de hasta 50, se considera un ambiente seguro; a partir de 301 se vuelve peligroso.

La NASA da un ejemplo de cómo reducir las emisiones

Este martes 11 de julio, la NASA recibió una flota de vehículos eléctricos para transportar –durante su última etapa en la Tierra– a la futura tripulación de Artemis que se dirigirá próximamente a la Luna. En estos autos de cero emisiones pueden viajar cuatro astronautas en sus trajes espaciales, además del personal de apoyo.

Los gobiernos deben prestar mayor atención a las emisiones de gases contaminantes: la vigilancia de la calidad del aire no es un requisito legal en el 37% de los países, señala un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Como ciudadanos también debemos sumarnos a reducir nuestra huella de carbono. Para ello podríamos, por ejemplo, transportarnos en bicicleta o ir caminando a destinos cercanos y dejar de comprar el agua embotellada. Con cada acción, se puede mejorar la calidad del aire.