Clonar frutales sin esquejes: el poder del acodo aéreo en primavera

¿Quieres un ejemplar idéntico a tu árbol favorito? Con el acodo aéreo puedes lograrlo sin separarlo de la planta madre.

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En plena primavera, los frutales ofrecen las condiciones ideales para practicar el arte del acodo aéreo.

La primavera es la temporada ideal para dar nueva vida a los frutales, y el acodo aéreo es una técnica que combina sencillez y precisión. A diferencia de los esquejes, que se separan de inmediato de la planta madre, en este método la rama elegida sigue unida mientras desarrolla raíces por sí sola. El resultado: una nueva planta genéticamente idéntica, más fuerte y con mayores probabilidades de sobrevivir.

Este procedimiento ha sido utilizado por siglos en árboles y arbustos difíciles de enraizar, como cítricos, higueras, nogales o paltos, y hoy vuelve a ganar popularidad entre aficionados y expertos por su alta tasa de éxito. No requiere herramientas sofisticadas, solo un poco de paciencia, observación y las condiciones templadas de la primavera.

Cómo funciona el acodo aéreo

El acodo aéreo aprovecha la capacidad natural de las plantas para generar raíces cuando se encuentran en contacto con humedad constante. El proceso comienza al seleccionar una rama joven y saludable, generalmente del grosor de un lápiz, donde se realiza una pequeña incisión o “anillo” que interrumpe parcialmente el flujo de savia.

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En primavera, la savia circula activamente, lo que facilita el enraizamiento de los acodos.

Esa herida se cubre con un sustrato húmedo, musgo sphagnum, turba o fibra de coco, y se envuelve con plástico transparente o una botella cortada, sellando los extremos. Con el paso de las semanas, la planta interpreta esa zona como un punto de regeneración y emite raíces nuevas. Una vez que el pequeño paquete muestra raíces firmes y visibles, se corta por debajo del acodo y se planta como un ejemplar independiente.

Especies que mejor responden

Aunque el acodo aéreo se puede aplicar en numerosas especies, hay algunas que destacan por su buena respuesta y valor ornamental o productivo. Entre las más adecuadas para probar en primavera están:

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Los cítricos y granados son frutales que responden especialmente bien al acodo aéreo.
  • Higuera: responde rápido, incluso en ramas gruesas.
  • Granado: produce clones vigorosos.
  • Manzano y peral: ideales para mantener variedades productivas.
  • Ciruelo y duraznero: tardan más en enraizar, pero el método sigue siendo efectivo.
  • Kiwis y guayabos: también pueden reproducirse con éxito mediante acodo.
  • Cítricos (naranjos, limoneros, mandarinos): excelente opción cuando los esquejes fallan.
  • Camelias, azaleas y ficus ornamentales: también se benefician del método por su lenta emisión de raíces.

Cada una tiene sus tiempos de enraizamiento, pero la primavera ofrece las mejores condiciones gracias al calor suave y la alta actividad fisiológica de las plantas.

Cómo hacer un acodo aéreo exitoso paso a paso

Primero, elige una rama sana, semileñosa y bien iluminada, preferiblemente de un año de crecimiento. Luego sigue estos pasos:

  • Haz una incisión: retira un anillo de corteza de unos 2 o 3 cm de ancho, o realiza un pequeño corte oblicuo que deje expuesto el cambium.
  • Aplica hormona de enraizamiento (opcional): ayuda a acelerar la formación de raíces, sobre todo en especies de madera dura.
  • Rodea con sustrato húmedo: usa musgo, turba o fibra de coco bien escurrida; envuélvela firmemente alrededor del corte.
acodo corte
El musgo sphagnum o la turba húmeda son los sustratos más usados para envolver la herida.
  • Cubre con plástico: fija los extremos con hilo o cinta, y si el plástico es transparente, añade una capa opaca (papel aluminio o arpillera) para evitar el exceso de luz.
  • Mantén la humedad: revisa que el sustrato no se seque. Dependiendo de la especie y el clima, las raíces pueden formarse entre 4 y 12 semanas.
  • Corta y trasplanta: una vez que observes raíces visibles y fuertes, corta bajo el acodo y planta el nuevo ejemplar en una maceta o directamente al suelo, manteniendo sombra y riego suave los primeros días.

    El secreto está en mantener la humedad constante y evitar el sol directo sobre el envoltorio, ya que el exceso de calor puede secar el sustrato.

    Errores comunes y cómo evitarlos

    Aunque el acodo aéreo parece infalible, hay algunos tropiezos frecuentes que pueden arruinar el resultado. Entre los más comunes están:

    • Cortes demasiado profundos: si se daña el tejido interno, la savia no circulará y la rama puede morir.
    • Falta de humedad: el sustrato seco impide la formación de raíces. Usar ramas viejas o leñosas: reducen la capacidad de regeneración.
    • Separar el acodo demasiado pronto: si las raíces aún son delgadas, la nueva planta no sobrevivirá.
    • Exceso de sol o calor en el envoltorio: puede cocer literalmente la zona del acodo.

    Más allá de la técnica, el error más habitual es la impaciencia. La clave está en observar, esperar y permitir que la naturaleza siga su ritmo.