Flores de invierno: descubre el encanto de las prímulas
Las prímulas, también llamadas “orejas de oso”, llenan de vida jardines y macetas cuando el frío arrecia. ¿Qué las hace tan especiales?

Estas plantas, de hojas gruesas y aterciopeladas que recuerdan a orejas de oso, florecen con fuerza entre fines de otoño y el inicio de la primavera, según la zona. Gracias a su resistencia al frío y a su floración prolongada, se han ganado un lugar especial en balcones, jardineras y patios del sur de Chile.
Originarias de Europa y Asia, las Prímulas y sus híbridos modernos se adaptan con facilidad a climas templados y fríos. Su desarrollo óptimo ocurre en ambientes frescos, lo que las convierte en una de las pocas flores ornamentales que aportan color y vida al jardín durante los meses más fríos del año.
Colores intensos para días grises
Uno de los grandes encantos de las prímulas es su amplia gama de colores: fucsia, púrpura, blanco, amarillo, rojo o bicolores. Estas tonalidades destacan aún más cuando el entorno es gris o lluvioso, y aportan luz a rincones que en otras estaciones pasan desapercibidos.

A diferencia de muchas otras flores, no necesitan sol directo para florecer. Al contrario, prefieren la semisombra y agradecen estar protegidas de la lluvia intensa o del granizo. Esto las hace ideales para porches, terrazas cubiertas y espacios bajo árboles caducos.
Cuidados simples
Las orejitas de oso no son exigentes, pero tienen sus preferencias:
- Riego: moderado. El sustrato debe mantenerse húmedo, pero nunca encharcado. Durante los días más fríos, basta con regar cada 4 a 5 días si están en maceta.
- Sustrato: bien drenado, rico en materia orgánica. Un poco de compost o humus al plantarlas mejora su desarrollo.
- Luz: mucha claridad, pero sin sol directo en verano ni heladas extremas en invierno.
- Poda: es conveniente retirar las flores marchitas para fomentar nuevas floraciones.
Además, si se siembran en grupo, ofrecen un efecto visual muy llamativo. En macetas anchas o jardineras rectangulares se pueden combinar distintos colores para lograr una verdadera paleta invernal.
¿Se pueden cultivar desde semilla?
Sí, aunque requieren algo de paciencia. Las semillas de prímula se siembran a fines de verano o comienzos de otoño en almácigos protegidos. Germinan mejor con temperaturas frescas (entre 15 y 18 °C) y pueden tardar entre 15 y 30 días.

Una vez que las plántulas tienen unas 4 a 5 hojas verdaderas, se pueden trasplantar a su ubicación definitiva. También es posible dividir matas adultas cada dos años, en otoño o a inicios de primavera.
Una opción ideal para jardines del sur
En la zona sur de Chile, especialmente en regiones como La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, las prímulas son valoradas por su capacidad de florecer incluso con temperaturas bajas y escasa luz solar.
Por eso, es común verlas adornando accesos, jardineras y macetas junto a otras especies invernales como los pensamientos. En zonas más cálidas, como el centro del país, también pueden cultivarse, aunque su floración tiende a adelantarse o durar menos tiempo.