Hay una chinita “impostora” en tu jardín que se come a las chilenas: así puedes reconocerla

Se parece a nuestras queridas chinitas, pero no lo es. Esta chinita llegó desde Asia y hoy amenaza a las especies nativas de Chile. Aprende a distinguirla.

ladybug
Detrás de su aspecto inofensivo, una especie invasora amenaza el equilibrio de los jardines chilenos.

Pequeña, colorida y simpática: así describiríamos a una chinita común. Pero tras esa apariencia adorable, una impostora se ha abierto paso en los jardines de Chile. Se trata de la chinita arlequín (Harmonia axyridis), una especie originaria de Asia que fue introducida en muchos países como control biológico de plagas, pero terminó convirtiéndose en un problema ambiental.

En Chile, su expansión ha sido rápida. Desde que se detectó por primera vez en 2011, se ha extendido desde el norte hasta la zona austral, desplazando a las especies nativas de chinitas. Y aunque ambas lucen similares, esta recién llegada tiene un carácter mucho más agresivo.

Cómo reconocer a la chinita arlequín

A simple vista, las chinitas parecen todas iguales, pero la chinita arlequín tiene rasgos muy particulares. Su color es variable, puede ser roja, anaranjada o incluso negra, y su número de manchas cambia de un individuo a otro: algunas no tienen ninguna, mientras otras muestran más de 20 puntos.

ladybug w
Un pequeño detalle basta para diferenciarlas: la “M” o “W” en su pronoto es la firma de la invasora.

El detalle más distintivo está en la parte blanca o amarillenta detrás de la cabeza (el pronoto): allí suele aparecer una marca negra con forma de “M” o “W”, según el ángulo desde el que se mire.

Además, su cuerpo es más grande y redondeado que el de las especies nativas, y cuando se siente amenazada libera un líquido amarillento con olor desagradable. En invierno, suele refugiarse en grupos dentro de casas o bodegas, algo que no hacen las chinitas locales.

chinita nativa
Aprender a reconocer nuestras especies locales es el primer paso para protegerlas.

La chinita nativa (Eriopis connexa), en cambio, es más pequeña, de forma alargada y con un caparazón más plano. Su color base es negro con manchas anaranjadas o amarillas bien definidas, lo que a veces confunde al ojo: parece lo inverso a la arlequín. No tiene la marca en forma de “M” o “W”, ni libera olor. Además, es completamente beneficiosa y suele encontrarse en jardines, huertos y praderas donde se alimenta de pulgones y pequeños insectos.

    Por qué es un problema

    Aunque la chinita arlequín fue introducida para controlar pulgones, hoy se considera una especie invasora. Su agresividad la ha convertido en una depredadora de otras chinitas, incluyendo las nativas. Compite por alimento, espacio y hasta se alimenta de sus huevos o larvas.

    chinitas
    Lo que comenzó como una ayuda para la agricultura, hoy se convirtió en un problema ambiental de alcance nacional.

    Este comportamiento está provocando una disminución de las poblaciones locales, afectando el equilibrio natural de los ecosistemas. Además, puede transmitir hongos patógenos a otros insectos, alterar la polinización y, en bodegas de fruta o vino, incluso afectar la calidad del producto por el olor que libera cuando se aplasta.

    En el hogar, su presencia también genera molestias: se cuelan por rendijas en busca de calor, dejan manchas y, en personas sensibles, pueden provocar leves reacciones alérgicas en la piel o vías respiratorias.

    Qué hacer si aparece en casa o el jardín

    En otoño o invierno es común que algunas chinitas busquen refugio en las casas. Si se trata de una o dos, no hay mayor problema; pero cuando comienzan a agruparse en techos, ventanas o rincones, lo ideal es actuar pronto.

    chinita arlequín
    El precio de una introducción mal planificada puede tardar décadas en repararse.

    Si encuentras una aglomeración de chinitas, bárrerlas suavemente o retíralas con una pala o papel y colócalas en una bolsa plástica sellada. Luego puedes congelar la bolsa por algunas horas o aplicar un poco de alcohol o vinagre antes de desecharla. Evita aplastarlas directamente, ya que liberan un líquido amarillento con mal olor y pueden manchar las superficies. Si solo ves unas pocas, retíralas con un papel o frasco y deséchalas de la misma forma.

    Para prevenir su ingreso, sella rendijas, marcos de ventanas y grietas con silicona o burletes, y revisa con frecuencia bodegas o zonas cálidas donde puedan agruparse. Mantener los espacios ventilados y limpios reduce el riesgo de colonias. En el jardín, evita insecticidas de amplio espectro y promueve la presencia de especies nativas que ayuden a equilibrar el ecosistema.

    Una impostora difícil de ignorar

    La chinita arlequín es una visitante que llegó con buenas intenciones y terminó desequilibrando el jardín. Su expansión nos recuerda lo frágiles que pueden ser los ecosistemas cuando se rompen sus fronteras naturales.

    Reconocerla y tomar pequeñas acciones en casa o en el huerto puede marcar la diferencia para proteger a nuestras chinitas nativas, las verdaderas aliadas silenciosas del control natural de plagas. A fin de cuentas, cuidar lo local también es una forma de cuidar el equilibrio que sostiene la vida cotidiana en nuestros jardines.