Huertos inteligentes: aprende a usar plantas trampa para el control de plagas
Las plantas trampa atraen a insectos no deseados hacia especies específicas, permitiéndote proteger tus cultivos más valiosos sin pesticidas.

En el mundo del cultivo ecológico, la prevención es clave. Las plantas trampa funcionan como señuelos vivos: se colocan estratégicamente para atraer a plagas específicas, alejándolas de las hortalizas y flores que realmente queremos proteger. Es una técnica que no solo reduce el uso de pesticidas, sino que también fomenta un ecosistema más equilibrado y diverso.
Este método se inspira en la sabiduría de la agricultura tradicional, pero hoy gana protagonismo gracias al auge del huerto orgánico y a un enfoque más respetuoso con los insectos benéficos.
¿Cómo funciona una planta trampa?
Cada especie vegetal emite señales químicas y visuales que pueden resultar irresistibles para ciertos insectos. Las plantas trampa se aprovechan de esto: al ofrecer un refugio o alimento más atractivo que el cultivo principal, desvían el ataque hacia sí mismas.

Algunas incluso actúan como “esponjas” donde se concentran las plagas, facilitando su control manual. Por ejemplo, las capuchinas son irresistibles para los pulgones, mientras que la mostaza atrae a las orugas de la col. Estas plantas actúan como escudos naturales cuando se colocan en los bordes del huerto o entre líneas de cultivo.
Aliadas estratégicas
Cada plaga tiene sus preferencias, y saber qué planta es su “debilidad” puede ayudarte a proteger tus cultivos más sensibles. Desde atraer plagas para distraerlas hasta repelerlas o controlar parásitos del suelo, estas especies tienen un rol clave en una agricultura más inteligente y ecológica.
| Problema / Plaga | Plantas trampa o compañeras | Cultivos que ayudan a proteger o potenciar |
|---|---|---|
| Pulgones | Capuchina, girasol | Tomate, lechuga, habas |
| Mosca blanca | Tabaco ornamental, caléndula | Pepinos, zapallo italiano, porotos |
| Trips | Crisantemo, espinaca | Pimiento, tomate, berenjena |
| Orugas de col (mariposa blanca) | Mostaza blanca, rábano | Kale, brócoli, repollo |
| Escarabajo del pepino | Calabaza plantada antes | Pepino, melón, sandía |
| Nemátodos del suelo | Tagete (clavel chino), caléndula | Zanahoria, ajos, cebollas |
| Mosquitos del hongo | Albahaca, menta | Plantas en macetas (especialmente interiores) |
| Insectos polinizadores | Borraja, cosmos, lavanda | Frutales, zapallos, tomate |
| Depredadores naturales | Eneldo, hinojo, cilantro | Cualquier hortaliza del huerto |
| Especies trampa y compañeras según tipo de plaga o beneficio. | ||
Estas combinaciones no solo sirven para atraer o repeler plagas, sino también para facilitar el monitoreo, proteger el suelo y atraer insectos beneficiosos. Un huerto bien planificado es más productivo, más resistente y necesita menos intervención química.
Dónde y cómo ubicarlas
Coloca las plantas trampa en los bordes del huerto o alternándolas entre cultivos. Es importante observar con frecuencia: si hay una infestación, puedes retirar manualmente las partes afectadas, o bien eliminar toda la planta trampa si está muy comprometida.

Puedes sembrarlas un par de semanas antes del cultivo principal para que ya estén “atractivas” cuando lleguen las plagas. También es posible combinar esta estrategia con plantas repelentes o aromáticas que confundan a los insectos, como la albahaca, el romero o la menta.
Precauciones y mantenimiento
Las plantas trampa requieren vigilancia frecuente. Si no se controlan a tiempo, pueden convertirse en un reservorio de plagas. Aquí algunos cuidados clave:
- No las descuides: revisa sus hojas al menos dos veces por semana.
- Poda o elimina si es necesario: si están muy infestadas, es mejor sacarlas.
- Renueva según temporada: algunas son anuales, por lo que deberás resembrarlas.
- No confíes solo en ellas: combínalas con otras prácticas agroecológicas.
¿Y qué pasa con los insectos beneficiosos?
Al atraer a ciertas plagas, las plantas trampa también favorecen la llegada de depredadores naturales como mariquitas, crisopas o avispas parasitoides.

En otras palabras, ayudan a equilibrar el ecosistema del huerto y a mantener controladas las poblaciones de insectos sin eliminarlas por completo. Además, en lugar de combatir plagas con productos agresivos, usas el lenguaje de la naturaleza para mantener el equilibrio. Una práctica que no solo mejora tu producción, sino que también respeta la vida que habita en el jardín.