Olvídate del césped: 6 Plantas que cubren el suelo y necesitan pocos cuidados
¿Poco tiempo para cuidar el jardín? Estas seis especies cubresuelos se encargan de embellecer y proteger el terreno, sin necesidad de riego constante ni podas exigentes.

En paisajismo y jardinería, las plantas cubresuelos o tapizantes son verdaderos comodines. Crecen bajas y se extienden de forma natural sobre el terreno, ayudando a suprimir malezas, mantener la humedad del suelo y embellecer con poco esfuerzo. Muchas, además, ofrecen follaje llamativo, floraciones prolongadas o incluso frutos decorativos.
Hoy te presentamos seis especies de bajo mantenimiento que cumplen con estas cualidades. Ya sea que busques tapizar un espacio soleado, una pendiente difícil o una zona bajo árboles, estas plantas harán el trabajo por ti mientras aportan textura, color y vida al jardín.
Falkia repens (Tiqui-tiqui)
Originaria de Sudáfrica, esta perenne rastrera forma una densa alfombra de hojas redondeadas, pequeñas y suaves al tacto. Es ideal para zonas cálidas y soleadas, aunque tolera algo de sombra.

Sus pequeñas flores blancas o rosadas aparecen en primavera y verano, y aunque no son su principal atractivo, suman un toque delicado al conjunto. Crece bien en suelos secos o arenosos, y una vez establecida, resiste largos periodos sin agua. No requiere poda y se comporta como tapizante natural, incluso entre piedras o adoquines. No soporta pisoteo intenso, por lo que es mejor usarla en bordes o zonas de tránsito ocasional.
Ajuga reptans (Ajuga o Búgula rastrera)
Nativa de Europa, esta planta perenne es perfecta para cubrir espacios sombreados o húmedos. Sus hojas pueden ser verdes, púrpuras o bronceadas, según la variedad, y contrastan de forma llamativa con sus espigas de flores azules o moradas, que aparecen en primavera.

La ajuga se extiende por estolones y forma una cobertura espesa que desalienta el crecimiento de malezas. Necesita suelos bien drenados y algo de humedad, aunque puede tolerar periodos cortos de sequía. Es una excelente opción para plantar bajo árboles o como sustituto del césped en rincones sombríos.
Portulaca grandiflora (Rosa de musgo)
Esta planta anual de porte rastrero es un clásico en jardines soleados. Nativa de América del Sur, forma matas compactas y suculentas que florecen intensamente en verano, con tonos que van del fucsia al naranja, amarillo, blanco y más.

Necesita mucho sol y suelos bien drenados; no tolera humedad excesiva ni sombra. Su bajo requerimiento hídrico la hace ideal para jardines secos, maceteros o bordes soleados. Aunque se comporta como anual, se resiembra fácilmente y regresa cada año.
Lantana montevidensis (Lantana rastrera)
Nativa de Sudamérica, esta perenne rastrera es conocida por su floración abundante y prolongada, que va desde la primavera hasta bien entrado el otoño. Sus flores pequeñas y agrupadas suelen ser lilas o púrpuras, y atraen polinizadores como mariposas y abejas.

Prefiere pleno sol y suelos bien drenados. Es tolerante a la sequía, aunque florece más con riegos moderados. Puede crecer hasta cubrir grandes extensiones si se le da espacio.
- Precaución: sus frutos y hojas son tóxicos si se ingieren, por lo que no se recomienda cerca de niños pequeños o mascotas.
Verbena tenuisecta (Verbena rastrera)
Esta herbácea perenne, oriunda de América del Sur, forma matas bajas que se expanden rápidamente, cubriendo el suelo con sus tallos finos y hojas profundamente divididas. Desde la primavera hasta el otoño produce flores en tonos lila, rosa o púrpura, según la variedad.

Necesita pleno sol y suelos ligeros, bien drenados. Es muy resistente a la sequía y a las altas temperaturas. Se recomienda podarla ligeramente tras cada floración para mantener su forma compacta y fomentar nuevos brotes. Ideal para pendientes, bordes y jardines de bajo riego.
Cotoneaster dammeri (Cotoneaster rastrero)
De origen asiático, este arbusto perenne de crecimiento bajo combina varias virtudes: hojas verdes brillantes, pequeñas flores blancas en primavera, y llamativas bayas rojas en otoño e invierno.

Su follaje denso ayuda a cubrir bien el terreno, incluso en taludes. Tolera sol o sombra parcial, y resiste bien el frío. Prefiere suelos bien drenados y no requiere grandes cuidados. Puede necesitar alguna poda para mantener su forma. Es una excelente opción para estabilizar suelos en pendiente y sumar interés estacional al jardín.