Usos del Quillay: el árbol chileno que se convirtió en “jabón”, medicina y aliado de las abejas
El Quillay (Quillaja saponaria) es un árbol chileno multifacético: sus compuestos sirven como detergente natural, adyuvante en vacunas y fuente de néctar para las abejas. Una joya del bosque esclerófilo que une tradición y ciencia.

En los cerros y valles de Chile crece un árbol que parece tener superpoderes naturales. El Quillay (Quillaja saponaria) no solo limpia, sino que también cura y protege. Durante siglos fue usado por los pueblos originarios como jabón vegetal, pero hoy la ciencia lo valora por razones mucho más profundas.
Este árbol nativo ha pasado de ser un símbolo del paisaje central chileno a convertirse en una pieza clave para la medicina moderna, la cosmética y la apicultura. Su versatilidad lo ha transformado en un recurso valioso y estratégico que une la tradición con la innovación científica.
Saponinas: el “jabón” que nace del bosque
El secreto del Quillay está en sus saponinas, compuestos naturales con una capacidad increíble para formar espuma y eliminar impurezas. Desde tiempos coloniales, las hojas y la corteza del árbol se usaban como detergente natural para lavar ropa, cabello e incluso heridas.

Hoy, esas mismas saponinas se emplean en la industria cosmética y farmacéutica, reemplazando químicos sintéticos por alternativas biodegradables. También son usadas para producir shampoos, jabones y productos de limpieza ecológicos, convirtiendo al Quillay en un símbolo de sustentabilidad chilena.
De la naturaleza al laboratorio: el Quillay en vacunas
El avance científico reveló algo aún más asombroso: las saponinas del Quillay pueden potenciar la respuesta inmunológica en vacunas. Funcionan como adyuvantes, es decir, sustancias que ayudan al cuerpo a reaccionar mejor ante el antígeno.
La clave del Quillay en la lucha contra el COVID-19: Académicos de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza explican el aporte que este compuesto podría hacer para combatir la pandemia:https://t.co/aWWFTp3z2Mhttps://t.co/6AwPllRqVZ pic.twitter.com/dbvnCO6pFr
— Universidad de Chile (@uchile) October 15, 2020
Uno de los ejemplos más notables fue su uso en vacunas contra el COVID-19, donde derivados del Quillay, desarrollados por la empresa chilena Desert King Chile, fueron parte de formulaciones de última generación. Gracias a ello, el árbol chileno se transformó en protagonista silencioso de la ciencia mundial.
El oro dulce del bosque
Más allá de los laboratorios, el Quillay cumple un rol vital en la naturaleza. Su floración abundante y prolongada lo convierte en una fuente esencial de néctar para las abejas. La miel de Quillay es una de las más valoradas de Chile por su sabor suave, su color ámbar claro y sus propiedades antibacterianas.
Gracias a este árbol, muchas comunidades rurales y apicultores mantienen su sustento, demostrando que conservar los bosques nativos no solo protege la biodiversidad, sino también las economías locales.

El Quillay encarna la unión entre lo ancestral y lo moderno. Es un árbol que limpia, cura y alimenta, y cuyo valor ambiental crece en un mundo que busca volver a lo natural. Su presencia en el paisaje chileno es más que belleza: es una muestra viva de cómo la naturaleza puede ofrecer soluciones sostenibles al futuro.