¿Cuánto influye el cambio climático en la inflación?

Cada vez más eventos meteorológicos extremos, producto del cambio climático, se producen en distintas regiones del planeta, afectando entre otras cosas el acceso a los alimentos. ¿Quieres saber cómo se produce esto? Lee la siguiente nota.

La inflación es el aumento sostenido y generalizado de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un tiempo determinado.

El término inflación lo venimos escuchando y sintiendo desde hace largo tiempo. Primero por el impacto de la pandemia, que paralizó la economía y al mundo, y posteriormente, por los efectos de la invasión rusa a Ucrania, causante de la disminución de la oferta de insumos claves como el aceite, fertilizantes y el trigo.

Pero a estas problemáticas, debemos agregar otro actor principal, que afecta directamente en la inflación mundial y que se estima siga incrementándose en los próximos años: nos referimos al cambio climático.

Según los expertos la economía mundial ha comenzado una nueva etapa, camino a una mayor inflación, por lo que se hace indispensable replantear este problema inflacionario, ante el desafío del cambio climático.

¿Cómo afecta el cambio climático en la inflación?

Hoy el riesgo del cambio climático es una tendencia a largo plazo y sin retorno, el cual genera un claro impacto sobre las condiciones macroeconómicas globales, incluida la actual inflación.

Constantemente recibimos señales de alerta y pruebas que relacionan al cambio climático con la inflación, produciéndose desequilibrios económicos por efecto de eventos extremos —como altas temperaturas, heladas, graves inundaciones o sequías— que ameritan cuantiosas inversiones en recuperación, lo que conduce a un rebrote inflacionario.

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Por ejemplo en Chile, el cambio climático ha afectado significativamente con la megasequía en la zona central por más de 13 años, con las grandes inundaciones en el norte, y los gigantescos incendios forestales que no dan tregua en estas últimas semana, en el sur de Chile.

La inflación relacionada con estos términos, produce efectos negativos, ya que la perdida de los suelos fértiles o de trabajo en labores agrícolas, hace que se pierda el sustento, afectando, por tanto, la cadena productiva como la disponibilidad y el precio de los alimentos, y por consiguiente, la perdida de poder adquisitivo para las personas.

Al aumentar el precio de materias primas, las empresas repercuten esta variación en los consumidores, con el consiguiente aumento de los precios.

En los países de ingresos más bajos, la población es mucho más vulnerable a los efectos del cambio climático y la inflación, ya que se torna un problema gravísimo para quienes no pueden incrementar sus ingresos al ritmo en que aumentan los precios, aumentando la pobreza y la crisis humanitaria.

Posibles soluciones para frenar el impacto inflacionario

Debido a que el cambio climático sigue en aumento —y a esto se agregan otros factores, como posibles guerras y otras pandemias futuras—, es indispensable incorporar soluciones que disminuyan los efectos en la economía mundial.

Dentro de los recursos posibles para enfrentar esta crisis, está la posibilidad de adaptarse y mitigar las condiciones climáticas. Los países ya están comenzando a implementar herramientas para mantener a flote la producción, como el uso eficiente del agua o una logística eficaz para evitar perdida de alimentos.

Tales soluciones deberían basarse también en darle un mejor uso, por ejemplo, a la geografía, para anteponerse a los riesgos, incluso aunque eso signifique volver a construir o adaptar los proyectos geográficos.

Para esto es importante además, continuar descarbonizando las economías globales, invertir en recursos tecnológicos de transición climática como construcciones sostenibles, más vehículos eléctricos, gestión hídrica y de residuos, energía renovable, entre otros.

Al crear una estrategia de transición climática, de mitigación y adaptación, para anteponerse a los desastres, estaremos construyendo un instrumento poderoso para ayudar a proteger la economía de los países, frente a la inflación y otros riesgos derivados del cambio climático.