Emergencia ambiental en los Andes: CONAF cierra indefinidamente el sector Chungará tras derrame de aceite de soya

Un derrame de miles de litros de aceite de soya obligó a CONAF a cerrar indefinidamente el sector Chungará del Parque Nacional Lauca. La emergencia ya afecta humedales altoandinos y la fauna local, mientras equipos especializados trabajan en la contención del daño.

Equipos en terreno trabajan en la remoción manual del aceite derramado en el lago Chungará, en pleno altiplano andino, mientras las autoridades monitorean la afectación a flora y fauna del humedal.
Equipos en terreno trabajan en la remoción manual del aceite derramado en el lago Chungará, en pleno altiplano andino, mientras las autoridades monitorean la afectación a flora y fauna del humedal. Crédito: CONAF.

La majestuosidad de los Andes se vio sacudida esta semana por un suceso inesperado. En el corazón de la cordillera, dentro del Parque Nacional Lauca, la vida en los humedales altoandinos enfrenta un duro golpe: miles de litros de aceite de soya se derramaron – y las consecuencias ya se sienten.

La institución encargada, la CONAF, tomó cartas en el asunto: el sector del lago Chungará queda cerrado indefinidamente mientras se evalúa y mitiga la emergencia.

La tarde del miércoles 19 de noviembre, un camión de carga pesado, de origen boliviano, volcó cerca del kilómetro 179, frente al refugio-guardería de CONAF, justo en el sector Chungará. Transportaba aproximadamente 25.000 litros de aceite de soya a granel, que se esparcieron sobre el pavimento y, en parte, hacia el humedal andino. Las formaciones vegetales y algas de la zona, en un rol involuntario de contención, evitaron que una mayor cantidad llegara al lago, pero el daño ya estaba hecho.

Daño ecológico en terreno

El panorama actual en la cuenca del lago Chungará es profundamente preocupante. Los primeros informes de CONAF, desde la Región de Arica y Parinacota, indican que anfibios, aves acuáticas y microorganismos del humedal han sufrido impactos inmediatos tras el derrame.

El aceite de soya a granel infiltró el pajonal compuesto por especies como Festuca orthophylla, además de arbustos de tola (Baccharis santelicis) y suputula (Parastrephia lepidophylla), alcanzando también formaciones xerofíticas como las yaretas (Azorella compacta), catalogadas como vulnerables.

En términos de fauna, varias especies clave de los humedales altoandinos resultaron afectadas. La tagua gigante, el pato jergón y el pato de la puna encontraron sus áreas de desplazamiento acuático obstruidas por la película contaminante. Aunque la mayor parte del derrame quedó retenido en el bofedal, una fracción menor avanzó hacia el lago, frenada parcialmente por la vegetación y las algas que actuaron como barrera natural.

Ante esta emergencia, CONAF decretó el cierre indefinido del sector Chungará. No obstante, el resto del Parque Nacional Lauca continuará abierto para visitantes nacionales e internacionales, aunque bajo una vigilancia reforzada para garantizar la seguridad del ecosistema y de quienes accedan al área. Según informó Luis Antezana Navarro, director regional de CONAF, los antecedentes ya fueron enviados al nivel central para coordinar acciones con SERNAPESCA, SAG y SENAPRED.

Equipos de CONAF y voluntarios locales trabajan en el rescate de aves afectadas por el derrame de aceite en el Parque Nacional Lauca. En la imagen, un pato puna es asistido para retirar los residuos adheridos a su plumaje. Crédito: CONAF
Equipos de CONAF y voluntarios locales trabajan en el rescate de aves afectadas por el derrame de aceite en el Parque Nacional Lauca. En la imagen, un pato puna es asistido para retirar los residuos adheridos a su plumaje. Crédito: CONAF.

Las labores actuales incluyen la extracción manual del aceite acumulado en el bofedal, el rescate y tratamiento de aves afectadas por parte del SAG, y análisis de calidad del agua a cargo de SERNAPESCA para monitorear el avance y los riesgos ambientales asociados.

Por qué importa y qué podemos aprender

Este tipo de emergencias llaman la atención sobre un hecho claro: los ecosistemas de alta montaña son particularmente vulnerables. Los bofedales y humedales andinos actúan como reguladores naturales del agua, hábitats esenciales para fauna adaptada al frío y la altura, y reservorios de biodiversidad única. Un derrame de aceite puede romper ese equilibrio con efectos de largo plazo.

Las emergencias en altura revelan una verdad incómoda: los ecosistemas andinos son frágiles, vitales y cualquier derrame puede alterar un equilibrio que tardó miles de años en formarse.

Además, en un mundo donde el cambio climático ya empuja a los ambientes a sus límites, eventos como este nos recuerdan la importancia de la prevención, la fiscalización del transporte de cargas peligrosas en zonas frágiles y la preparación de respuestas rápidas. Para la comunidad, es una invitación a ser ciudadanos conscientes: cuando visitamos estos espacios, debemos respetar sus reglas, apoyar los procesos de recuperación y difundir su valor.

CONAF y sus instituciones asociadas enfrentan ahora el reto de contener el daño, remover el contaminante y restaurar el ecosistema. Pero también necesitan de la sociedad: desde el apoyo en la difusión responsable de la información, hasta la comprensión sobre el cierre del sector y las medidas de acceso. Si eres visitante de la región, evita acercarte al área cerrada y respeta las instrucciones de los guardaparques.