¿Insectos a la carta? Nueva tendencia para una alimentación sostenible

Nuevos hábitos de consumo, enfocados en fuentes proteicas provenientes de los insectos, pudieran contribuir a un sistema alimentario sostenible para nuestro planeta. Conoce aquí los avances en la generalización de esta milenaria cultura gastronómica.

insectos comestibles
¿Te atreverías a incorporar insectos a tu dieta? Sería un gran paso en la sostenibilidad alimentaria.

En la actualidad los hábitos alimentarios de una buena parte de los más de 7.837 millones de habitantes del planeta, se basan en fuentes de proteína de origen animal. Una industria ganadera que demanda gran cantidad de recursos hídricos y es responsable de la emisión de buena parte de los gases de efecto invernadero, impacta significativamente en la aceleración del cambio climático.

Ante el crecimiento de la población mundial, que se espera que llegue a los 9 mil millones en el 2030, instituciones científicas y gastronómicas ponen en el foco de la atención pública la entomofagia (consumo de insectos por los seres humanos) como una alternativa viable para una alimentación sostenible.

Aunque hoy se identifican unos 2.000 millones de personas en 130 países que de manera habitual incorporan insectos en su dieta, extender este hábito, superando barreras culturales y económicas, reviste una gran importancia para aumentar la producción de proteínas a escala global.

Desde el 2003 el Programa de Insectos Comestibles de la FAO promueve el desarrollo de investigaciones y proyectos locales para la introducción de diversas especies de insectos en las cadenas de producción de alimentos a nivel mundial. La estrategia de la FAO se materializa en la divulgación de resultados científicos en la temática, así como el financiamiento a pequeños productores locales y la estimulación de proyectos gubernamentales para financiar producciones a gran escala de alimentos de origen entomológico.

En la última década empresas biotecnológicas como la francesa InnovaFeed han apostado por la producción de alimentos de alto rendimiento a partir de insectos, destinados a la ganadería y la acuicultura. Pero más allá de nutrientes para animales, el desarrollo de ingredientes para consumo humano está estimulando a muchas empresas en Europa a apostar por la cría intensiva de insectos en granjas verticales tecnológicas con muy baja emisión de carbono.

La empresa Ÿnsect es una de ellas, y ya produce a gran escala ŸnMeal, un ingrediente proteico desgrasado adaptado al consumo humano, elaborado a partir del gusano de la harina. En enero de este año la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) aprobó el uso de los gusanos de la harina para la alimentación humana, después de concluir que es seguro su consumo, además de beneficioso para la salud cuando sustituye proteínas tradicionales.

¿Por qué insectos?

Tradicionalmente identificamos a los insectos con las plagas, y olvidamos que son los responsables de la polinización de las plantas y nos proporcionan productos como la miel y la cera, entre otros beneficios. En algunas culturas las larvas vivas de las moscas azules son usadas para desinfectar heridas. Pero es también parte de la tradición gastronómica milenaria de países de Asia y África el consumo de cerca de 2.000 especies de estos invertebrados, fundamentalmente larvas de escarabajos, orugas, grillos, saltamontes, hormigas, abejas y otros como moscas, termitas y libélulas.

En los insectos se ha encontrado un alto contenido de proteínas, nutrientes como el hierro, magnesio, fósforo, y ácidos grasos, entre otros componentes. Estudios recientes afirman que el consumo de insectos puede tener efectos prebióticos y probióticos, coadyuvando al mejoramiento de la salud intestinal.

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La cría de insectos se realiza en períodos de tiempo que oscilan entre 1 y 5 meses, en tanto que en la ganadería tradicional se necesitan como mínimo 10 meses para lograr la madurez de un ejemplar para su consumo. Para producir 1 kg de carne de res, por ejemplo, se necesitarán 15.000 litros de agua, mientras que para igual cantidad de masa de insecto se utilizará sólo una tercera parte de esta cantidad del vital líquido.

Los insectos pueden alimentarse de residuos biológicos y por cada 2 kg de alimentos que ingieren producen 1 kg de masa útil para consumo, en tanto que el ganado necesita 8 kg de alimento para producir igual cantidad de carne para consumo humano.

Los insectos aportan un riesgo prácticamente nulo para la transmisión de enfermedades zoonóticas, como la H1N1 (gripe aviar) y la EEB (enfermedad de las vacas locas).

El gran reto para las generaciones actuales es vencer la neofobia alimentaria (rechazo a nuevos alimentos), para lo que debe concientizarse sobre la importancia de producir alimentos que cubran las necesidades nutricionales para todos, y protegiendo el medio ambiente.