Corrientes en chorro: el fenómeno invisible que moldea el clima en Chile

Invisibles desde la superficie, las corrientes en chorro son auténticas autopistas de viento en altura que controlan buena parte del tiempo que vivimos en la Tierra, desde lluvias intensas hasta olas de calor.

Corrientes en chorro
Las corrientes en chorro son corredores de fuerte viento en altura.

Cada vez que un sistema frontal se aproxima a Chile, lo hace impulsado por las corrientes en chorro, las bandas de viento que soplan a gran altura y que guían el paso de los sistemas meteorológicos alrededor del planeta.

Si un sistema meteorológico, por el contrario, se queda lejos de una, puede desvanecerse antes de llegar al continente, provocando días despejados, el aumento de la temperatura e incluso olas de calor.

Así de cruciales son las corrientes en chorro para modular las condiciones extremas del clima. Aunque no podemos verlas directamente, sus efectos nos alcanzan todos los días. Por eso, es tan importante conocerlas para comprender por qué cambian las estaciones, cómo se mueven las tormentas y por qué a veces la atmósfera parece “atascarse”.

Las autopistas del viento

Las corrientes en chorro se ubican entre 8 y 15 kilómetros de altura, en la tropopausa, el límite entre la troposfera y la estratosfera. Son bandas estrechas de vientos muy fuertes que soplan generalmente de oeste a este, impulsando tanto sistemas frontales como a los aviones.

Este componente esencial del sistema climático se forma debido a dos factores principales: el calentamiento desigual de la Tierra por el Sol y la rotación terrestre.

El Sol calienta los trópicos mucho más que los polos, por lo que se forman masas de aire caliente y frío a distintas latitudes. Pero cuando estas masas se encuentran, el aire cálido (más ligero) se eleva y el más frío (y pesado) desciende para ocupar su lugar. Este movimiento crea una corriente de aire que, mientras mayor es la diferencia de temperatura, más intensa se vuelve la corriente.

Esquema de corrientes en chorro
Ilustración de corrientes en chorro polares y subtropicales. Izquierda: su ubicación en el globo. Derecha: su posición en la altura. Fuente: NOAA.

Por otro lado, la velocidad de rotación del planeta también es distinta entre el ecuador y los polos (más de ~1600 km/h vs. 0 km/h), lo que hace que el aire que se mueve desde la mitad de la Tierra hacia arriba o hacia abajo conserve su impulso de rotación hacia el este.

Pero como la Tierra se mueve más lento debajo de este aire a medida que se acerca a los polos, el aire se mueve más rápido que la superficie terrestre que tiene debajo, lo que da como resultado un viento que se mueve de oeste a este con relación a la superficie.

Vientos que mueven el clima

Las corrientes en chorro se encuentran entre los vientos más fuertes de la atmósfera. Sus velocidades suelen oscilar entre 129 y 225 km/h, pero pueden alcanzar más de 443 km/h.

En la Tierra existen cuatro corrientes principales: dos polares (cerca de los polos) y dos subtropicales (más cerca del ecuador), que influyen de manera importante en el clima de regiones como Chile central.

Así como pueden transportar tormentas de oeste a este, también son afectadas por patrones climáticos como El Niño, que acelera la corriente en chorro subtropical, lo que se asocia con un aumento de lluvia en Chile.

A pesar de que es muy difícil experimentarlas directamente. En la aviación, por ejemplo, los pilotos evitan volar contra ellas debido a su velocidad y potencia, y optan por volar en ella para ganar velocidad o por encima de ella.

Un avión que viaja de oeste a este puede realizar el viaje más rápido si aprovecha la corriente de chorro. Y en cimas muy elevadas, como la del monte Everest (8.848 metros), los vientos fríos y fuertes son, de hecho, corrientes de chorro.

Carta sinóptica
Representación gráfica de las corrientes en chorro en las cartas sinópticas. Se marcan con líneas negras gruesas y barbas de viento para mostrar su magnitud. Fuente: Dirección Meteorológica de Chile.

Comprender cómo varían y cómo se comportarán en el futuro es uno de los grandes desafíos de la meteorología moderna. Al fin y al cabo, aunque no las veamos, las corrientes en chorro son las conductoras silenciosas del clima global.