La OMM alerta: "sólo el 50% de la población mundial tiene acceso a los sistemas de alerta temprana"

Como consecuencia del cambio climático son cada vez de mayor alcance e intensidad los eventos meteorológicos extremos, que afectan a todos los países sin excepción. El aviso oportuno y la actuación consecuente deben ser una prioridad.

emergencias climáticas
Para mitigar los efectos del cambio climático, se requiere un sistema de alerta temprana.

El cambio climático se evidencia cada año con eventos extremos en todas partes del mundo. Son más frecuentes las olas de calor, sequías, incendios forestales, lluvias e inundaciones. Es por ello que contar con la información del fenómeno natural y preparar a la comunidad para mitigar su impacto, debe ser prioridad para los países. Es en este punto que entran en escena los sistemas de alerta temprana.

¿Qué es un sistema de alerta temprana?
Un sistema de alerta temprana (SAT) es un conjunto de capacidades técnicas, institucionales y comunitarias para identificar y comunicar alertas sobre determinadas situaciones de riesgo por eventos climáticos, meteorológicos o hidrológicos.

Estos sistemas para ser eficientes deben contar con la mejor tecnología y el acceso a datos estadísticos que permitan caracterizar una región. La vigilancia y predicción de los peligros y sus posibles consecuencias, constituyen otro pilar importante de los SAT.

La difusión de las alertas a través de canales de comunicación oficiales, amplios y accesibles a la mayor cantidad de personas, y la preparación para reaccionar a todos los niveles gubernamentales y comunitarios, garantizan salvar vidas humanas y minimizar los daños económicos ante los eventos adversos.

Según cifras oficiales de un informe de la Global Center on Adaptation al emitir, por ejemplo, un aviso de tormenta u ola de calor con 24 horas de antelación se puede reducir en un 30% el impacto negativo en las áreas afectadas. Por otra parte con la inversión de 800 millones de dólares en SAT, los países desarrollados verían reducido el impacto económico de estos fenómenos entre 3.000 y 16.000 millones.

La cooperación internacional es otra de las urgencias para la resiliencia climática. El Sistema Mundial de Alertas de Peligros Múltiples coordina los resultados de los países miembros para compartir resultados y desarrollar planes regionales para enfrentar los desafíos a nivel global.

La OMM sobre consecuencias de eventos extremos

En el más reciente Atlas sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos (1970–2019) publicado hace tres años, la OMM dio a conocer que en el período de referencia el 62% de los 22.326 desastres de índole natural o tecnológicos, que fueron registrados en la Base de Datos Internacional de Desastres (EM-DAT), tuvieron su origen en eventos naturales (huracanes, temperaturas extremas, sequías, inundaciones, etc.). Estos fenómenos ocasionaron alrededor de 3,7 millones de víctimas mortales y 4,87 billones de dólares en pérdidas económicas.

El 91% de las muertes registradas por el impacto de estos fenómenos se producen en los países más pobres, mientras que el 59% de las pérdidas económicas se registraron en economías desarrolladas.

Las mayores pérdidas humanas registradas hasta el momento por estos fenómenos, fueron en 1970 en Bangladesh cuando la tormenta Bhola tomó la vida de cerca de 300 mil personas. Fue en Estados Unidos donde el huracán Katrina en el 2005 causó estragos materiales por 163 mil millones de dólares, lo que impactó significativamente en la economía local.

La ONU y la accesibilidad a sistemas de alertas tempranas

Según recientes declaraciones de la Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), durante un Simposio sobre cambio climático organizado por la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), sólo el 50% de la población mundial tiene acceso a los sistemas de alerta temprana.

Ante esta alarmante cifra la Organización de Naciones Unidad (ONU) ha convocado desde 2022 a la iniciativa Alertas Tempranas para Todos que tiene como objetivo que para el 2027 todas las personas en el mundo estén protegidas ante los riegos meteorológicos, hídricos y climáticos con sistemas de avisos eficaces y oportunos.

El plan de acción para lograr este objetivo tiene previstas en el quinquenio inversiones por 3.100 millones de dólares para reforzar los sistemas de observación y pronostico, así como de los de difusión de alertas y respuesta ante las emergencias.

A pesar de la imperiosa necesidad de preparamos para los prevenir los daños ante la ocurrencia de fenómenos extremos, la ONU alerta que solo la mitad de los países cuentan en la actualidad con Sistemas de Alerta Temprana, y muchos también carecen del marco regulatorio para implementarlos.